Alza del dólar… lo negativo y lo positivo
El alza reiterada del dólar que se viene presentando desde el 2013, afecta el comercio internacional en forma positiva y negativa. En enero de este año, el dólar observado tuvo un valor de $606,75 mientras que ayer había alcanzado un valor de $679 lo que muestra sólo en 2015 un alza cercana al 12%
Mirando el vaso medio lleno, con este incremento se tienen beneficios para el sector exportador, cuyas ventas al resto del mundo reditúan mejores ingresos en moneda chilena al tipo de cambio vigente, lo que puede convertirse en un importante motivador para incrementar las ventas al extranjero mediante volumen o líneas de productos a corto plazo.
Sin embargo, mirando el vaso medio vacío, el alza del dólar implica que nuestras importaciones también aumentan de valor, lo que ya se está haciendo tangible para las familias y empresas como agentes económicos. En el caso de los consumidores, el efecto se observa en productos de uso diario, cuyo origen casi en su totalidad es extranjero, como el combustible, vestuario, calzado y artículos electrónicos.
Así también, hoy muchos productos alimenticios provienen del exterior, por tanto, también podemos ver efectos en sus precios. Por lo tanto, una misma canasta de consumo para una familia se verá encarecida por estos incrementos. Mayor aún es el efecto en bienes que pueden considerarse de inversión, como por ejemplo, un automóvil, en que además del encarecimiento del dólar, hay que agregar el impuesto aplicado con la reforma tributaria (Impuesto a las emisiones contaminantes de vehículos nuevos), o en proyectar las vacaciones al extranjero para 2016, que serán mucho más costosas que las del verano del 2013, por ejemplo, cuando el dólar costaba $475 aproximadamente.
Por el lado de las empresas, el incremento del dólar, además de aumentar sus costos productivos cuando utilizan algún tipo de combustible derivado del petróleo, éstas también verán encarecidos los presupuestos de inversión en maquinarias y tecnologías, lo que ya se ha visto reflejado en la disminución de las inversiones informado en el último IPOM (junio 2015).
Como se observa, lo que es beneficioso para exportadores, tiene su contraparte en consumidores y empresas, quienes se ven obligados a disminuir su consumo e inversión.
Karin Bravo Fray
Académica de Ingeniería Comercial USS
Columna