Editorial
La calidez de las personas puede hacer la diferencia al elegir un destino turístico. Valdivia trabaja en esa dirección, pero falta. Si alguien decide volver a un lugar, probablemente elegirá de nuevo aquellos sitios donde la amabilidad de los anfitriones hizo la diferencia.
Crear una cultura de la amabilidad
Al regresar de un viaje, la mayoría de las personas recuerda los paisajes visitados, las experiencias vividas y, con especial cariño, aquellos lugares donde recibió un buen trato. Es más, si decide volver, probablemente en esa próxima oportunidad, elegirá de nuevo aquellos sitios donde la amabilidad de los anfitriones hizo la diferencia. Ese factor clave es parte de la mayor o menor cultura turística de un país y suele pesar a la hora del éxito o fracaso de un destino.
"Un turista contento, es un amigo que vuelve", decía un eslogan de la municipalidad de Valdivia hace algunos años y desde él invitaba a la comunidad a cultivar las virtudes que hacen más agradable un lugar y que no solo tienen que ver con la calidad del servicio que la industria turística proporcione, sino con las personas comunes y corrientes, que pueden entregar información, ser cordiales y cuidar la belleza de su entorno.
Actualmente, el municipio lleva adelante la campaña de "Embajadores de Valdivia", que comenzó con la colaboración de los suplementeros, dado su contacto directo con los visitantes, pero también incluirá a los taxistas, a los comerciantes y a quienes se interesen por colaborar en instaurar en nuestra zona una tradición de amabilidad, tal como se han preocupado de hacerlo países que tienen mucha más experiencia que Chile en la materia. En Perú, por ejemplo (y nadie podría dudar del éxito del turismo en la nación vecina) desde el Estado se premia al "Peruano más amable" y existen protocolos de buen trato que se difunden masivamente, para que la población se comprometa en colaborar con una actividad económica muy importante y de gran proyección.
Un ejemplo más cercano es el esfuerzo que realizará en las próximas semanas en Puerto Varas para capacitar a sus vecinos en estas materias, permitiendo que los viajeros no solo se maravillen con el paisaje, sino con la calidez de la gente.
El turismo es una herramienta eficaz de desarrollo y tiene muchas aristas para desarrollarse, pero ésta se encuentra en la base. Y una sonrisa, claramente, puede inclinar la balanza.