Secciones

"La decisión de entregar la administración del Hospital Santa Elisa es irreversible"

OBJETIVO. Autoridad eclesiástica señala que quieren mejorar atención de pacientes y sueldos de trabajadores.
E-mail Compartir

Juan Carlos Hernández G.

La decisión de terminar el convenio con el Servicio de Salud de Valdivia, que delega la administración del Hospital Santa Elisa de San José de la Mariquina en el Obispado de Villarrica, fue confirmada ayer por el obispo Francisco Javier Stegmeier Schmidlin. Y no hay vuelta atrás.

La autoridad religiosa reiteró que el 31 de diciembre entregarán la responsabilidad al Servicio de Salud de Valdivia; aseguró que comunicaron su decisión en agosto pasado a las autoridades de salud, antes de la huelga de los funcionarios; y que la decisión la tomaron "para el bien de los usuarios del hospital y los trabajadores".

Monseñor Stegmeier se refirió ayer por primera vez a la situación del hospital sanjosino, en una entrevista exclusiva concedida a Diario Austral, en las oficinas del obispado de Villarrica. "Nuestra voluntad es y será buscar soluciones que satisfagan a todas las partes, que cada una reciba lo que le corresponde. Que el Estado y la diócesis podamos concordar lo mejor para todos: usuarios y trabajadores", manifestó el obispo.

En el mismo encuentro aseguró que ahora tendrán que constituir una mesa técnica con el Servicio de Salud para el periodo de transición; y que por ningún motivo quieren el cierre del hospital, sino que el Estado asuma su administración y además asegure la recontratación de los trabajadores.

Además, anunció el pronto traspaso del templo de la Iglesia San Francisco al Obispado de Valdivia.

Situación

¿Por qué decidieron entregar la administración del Hospital Santa Elisa?

-A raíz de la huelga de los trabajadores salió a la luz la situación de los sueldos y tal como han hecho ver, los contratados ganan prácticamente la mitad de lo que gana un par en el sistema público. Y quienes trabajan a honorarios ganan un tercio menos. Siempre hemos apoyado a los trabajadores en el sentido de que necesitan sueldos más altos. Pero, actualmente la situación del hospital impide subir los sueldos, porque el 100% del financiamiento es del Estado. Y éste aporta alrededor de 950 millones de pesos, mucho menos de lo que aporta a hospitales parecidos. Se hacen todos los esfuerzos para administrar lo mejor posible estos dineros y entregar una atención adecuada de salud. La única solución que vemos para que los trabajadores tengan mejores sueldos es que sea el Estado quien administre directamente y aporte esos dineros. No queremos cerrar el hospital, sino que continúe, pero administrado por el sistema público y que el Estado recontrate a los trabajadores.

¿Cuándo tomaron la decisión?

-Nos regimos por un convenio firmado con el Ministerio de Salud: el convenio con fuerza de ley 36, que dispone que debe pactarse por un año de duración, en el cual ellos o nosotros podemos decidir no firmarlo nuevamente. Lo que hicimos fue avisar con bastante anticipación al ministerio, que no vamos a renovar el convenio, porque no podemos seguir administrando en las actuales circunstancias un hospital tan importante y porque no es posible que los trabajadores sigan manteniendo un sueldo tan bajo, porque el aporte del Estado no es mayor.

¿Ustedes informaron a las autoridades de salud antes de la huelga? ¿Cuándo?

-En agosto y con bastante anticipación, de acuerdo a lo que establece el convenio.

¿Su decisión es irreversible, pese a los anuncios realizados desde la autoridad de salud, de inyectar más recursos ($ 100 millones extras durante cinco años)?

-La decisión es irreversible. Queremos que a fin de año quede amarrada la decisión de que no vamos a seguir con el convenio. Distinto es que la transición dure un poco más o un poco menos. El 31 de diciembre no se renueva el convenio, pero de aquí a diciembre hay que conversar con la autoridad de Salud, para ver de qué manera se realiza esa transición o transferencia de administración, de la diócesis al Ministerio de Salud.

Sin embargo, el edificio pertenece al Obispado de Villarrica. ¿Habrá un arriendo al ministerio?

-Eso hay que conversarlo en una mesa técnica que establezca las condiciones de traspaso, el marco jurídico y el tiempo, todo para que se asegure una muy buena atención de salud y que se haga un trato justo con los trabajadores.

¿Cuánto sería lo ideal que aporte el Estado para que no se produzcan problemas?

-No tengo el cálculo. Con el aporte actual se financia, pero con una administración muy austera y todo se invierte en el hospital. Quienes trabajan ahí, trabajan más que en los hospitales públicos. Los trabajadores hacen todo lo que pueden y muy bien, pero llega un momento en que no se puede seguir estirando una situación de menoscabo para ellos.

¿Está sentido por la protesta que los trabajadores realizaron en la Catedral de Valdivia, con pancartas alusivas a su persona?

-No. El día antes de que hubiese una solución a la huelga, me junté con los trabajadores en un muy buen ambiente. Cada uno dijo lo que debía. No estoy sentido con ellos, porque cuando hay situaciones como ésta, una persona de carne y hueso está al frente de la institución y lo que se dice no es hacia esa persona, sino a las instituciones: al Gobierno, al ministerio, al Obispado, para que se resuelvan los problemas. No es algo personal, es una situación de conflicto en donde se usan distintas estrategias.

En un escenario posterior al 31 de diciembre y en un eventual periodo de transición. ¿Qué posición asumirán como Obispado en caso de aprobarse la Ley de Aborto?

-Entre las razones que tenemos para no seguir con la administración, está que no queremos vernos presionados a practicar el aborto, que va contra nuestros principios más fundamentales. Y espero que nunca se apruebe en Chile y que en ese hospital nunca se apliquen abortos. Si en algún momento estamos en la administración y se nos obligara a practicarlo, tenemos que presentar la objeción de conciencia y no permitir que haya abortos. Si nos quisieran obligar, no habría más que hacer, porque hay principios que nunca podemos transar, como es el derecho de todo niño a nacer. No podemos matar o respetar una ley que nos parece tremendamente injusta.

IGLESIA SAN FRANCISCO

¿Qué ocurre con la Iglesia San Francisco de Valdivia, que es propiedad de su diócesis? ¿Continuarán con su administración?

-El terreno pertenece a la diócesis de Villarrica. Pero, hay que distinguir entre las construcciones destinadas al culto (templo) y las dependencias aledañas y separar de lo que no está destinado al culto. Estamos creando un rol distinto para cada una de las propiedades. Por lo tanto, lo destinado al culto con sus dependencias será pasado a la diócesis de Valdivia y ella quedará como dueña. En cambio, la parte que no es de culto y está junto al templo sigue dependiendo de la diócesis de Villarrica: está siendo ocupado por una universidad, que paga un arriendo y con eso se logra financiar nuestra operación de diócesis y también permite que se mantenga esa parte del edificio.

Es una figura extraña… con dos propietarios dentro de un mismo recinto.

-Una diócesis puede tener propiedades sin fines de culto en otras diócesis. Por ejemplo, comprar una casa en Santiago para que alojen sacerdotes. Eso pasa a nivel nacional, como ocurre con Punta de Tralca, que está dentro de la diócesis de Valparaíso, pero es propiedad de la diócesis de Santiago.

¿No le preocupa que con esta figura se empañe la imagen de la diócesis, ya que mantendrá como suya solamente la propiedad por la cual cobra un arriendo?

-Puede producir algún tipo de inquietud, pero todo está regulado por el Derecho Civil y el Derecho Canónico. Nos mantenemos en lo que corresponde al derecho.

¿La decisión del traspaso a Valdivia pasa por el término de los sacerdotes capuchinos?

-No. Es más bien porque es un templo y desde siempre, un lugar de culto para la comunidad valdiviana.

A propósito, ¿cómo está la situación de las vocaciones en Villarrica?

-Siempre hay, gracias a Dios. Quizás la que más tiene a nivel nacional en cuanto al número de católicos. Hay 14 seminaristas preparándose para ser sacerdotes.

Inquietud mapuche

¿Cuál es su visión de las demandas de reivindicación mapuche, considerando que en parte de su diócesis también se han generado movimientos de protesta?

-Acá no hay un problema mapuche, sino que hay algunos mapuches que causan problemas. Uno sabe que hay situaciones del pasado que deben ser restablecidas, ha habido abusos respecto de tenencia de las tierras. Muchos mapuches exigen que se haga justicia y cuando existe injusticia, debe haber alguna compensación. La mayoría de quienes buscan justicia siguen el camino del diálogo, buscando las alternativas que las instituciones establecen. Con esas personas se alcanzan soluciones. Hay quienes están por la vía de la violencia, pero son la minoría.


Con presencia en dos

regiones

La diócesis de Villarrica -erigida como tal en 2002- ocupa parte de las provincias de Cautín y Valdivia y es heredera del antiguo Vicariato Apostólico de la Araucanía, a su vez continuadora de la Prefectura Apostólica creada en 1848 por la Santa Sede, como una jurisdicción perteneciente a los sacerdotes capuchinos.

De ella dependen en la región de Los Ríos las parroquias de Lanco, Máfil, Malalhue, Panguipulli y San José de la Mariquina, además de Pelchuquín y Purulón, como también la iglesia San Francisco, actualmente en proceso de traspaso al obispado de Valdivia.

Monseñor Francisco Javier Stegmeier Schmidlin nació en Los Ángeles el 19 de mayo de 1962; es licenciado en Teología de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, en Roma; y fue ordenado sacerdote para la diócesis de Los Ángeles el 3 de diciembre de 1988.

Asumió como obispo de Villarrica en 2009, como sucesor de Sixto Parzinger. Su nombramiento lo realizó el Papa Benedicto XVI. Previamente, el obispo Stegmeier fue rector del Seminario Mayor Metropolitano de Concepción.

Recibe los menores aportes

Según un estudio presupuestario del Obispado de Villarrica, el Hospital Santa Elisa es el que recibe menos financiamiento del Estado por habitante, dentro de los hospitales de baja complejidad. Señalan que es de $ 32.841 por habitante, en comparación con los $ 46.144 de Panguipulli; $ 55.105 de Los Lagos; $ 70.623 de Paillaco; $ 84.896 de Lanco y $ 224.680 de Corral. Otro dato del mismo documento señala que en cuanto a ingresos percibidos por cama ocupada, el Hospital Santa Elisa recibe $ 85 mil anuales y es nuevamente el menor aporte entre recintos de la misma categoría. En cuanto a atenciones de urgencia entre enero y junio de este año, el Santa Elisa registra 10.565 pacientes, la cifra más alta entre los hospitales de baja complejidad de la región.

"No queremos cerrar el hospital, sino que continúe, pero administrado por el sistema público y que el Estado recontrate a los trabajadores". "Entre las razones que tenemos para no seguir con la administración, está que no queremos vernos presionados a practicar el aborto".

Francisco Javier Stegmeier, Obispo de Villarrica


Director de Salud asegura que tienen plan de trabajo

El director del Servicio de Salud, doctor Patricio Rosas, reiteró ayer que la información del obispado de Villarrica, con la decisión de terminar el convenio de administración del Hospital Santa Elisa, "ingresó un viernes a la oficina de partes y accedimos a ella el lunes siguiente", ya durante el desarrollo de la huelga de los trabajadores.

"En esa instancia, comunicamos incluso a través de la prensa, cuáles eran las alternativas y que teníamos cuatro meses para definir", agregó.

Los trabajadores comenzaron su movilización el 7 de septiembre y la finalizaron el 23 del mismo mes.

Patricio Rosas aseguró que el servicio tiene listo un plan de trabajo para hacer funcionar el hospital en 2016 y que "aun cuando es lamentable que el Obispado de Villarrica se retire de la administración, también es beneficioso en el sentido de ordenar el hospital con criterios del Ministerio de Salud".

En lo inmediato se creará una mesa técnica para concretar el traspaso y sus términos: "Si es una cesión o un arriendo, estamos preparados para cualquiera de las dos opciones", aseguró Rosas y recordó que antes del conflicto laboral en San José desarrollaron un trabajo de análisis de la situación económica del Hospital Santa Elisa, en conjunto con el obispado de Villarrica.


Trabajadores del Registro Civil en Valdivia protestaron en la plaza de la República

Cerca de 50 funcionarios del Registro Civil de Los Ríos marcharon ayer en Valdivia. La movilización se efectuó en el marco del paro indefinido que mantienen desde el martes pasado a nivel nacional. La protesta comenzó pasado el mediodía desde el frontis de la dirección regional de Registro Civil, avanzaron por avenida Picarte y culminaron en el frontis de la intendencia regional.

El presidente regional de la asociación de funcionarios, Héctor Cabezas, criticó el actuar del gobierno ante la movilización, acusando al Ejecutivo de adoptar "prácticas antisindicales" al permitir la "captura de cédulas y pasaportes" en las gobernaciones. En esa línea, el dirigente afirmó que estas atenciones en Valdivia fracasaron al no poder lograr la instalación de los equipos móviles. Cabe destacar que los trabajadores acusan el incumplimiento de compromisos asumidos en la movilización de julio pasado. Exigen mejoras en sueldos y condiciones laborales.


Ex presos políticos recordaron las violaciones a los DD. HH tras el golpe

Un grupo de ex presos políticos efectuaron ayer en la plaza de la República una actividad para recordar los hechos posteriores al golpe militar de 1973. El acto consistió en la instalación de paneles donde se exponían archivos de prensa de la época sobre "extremistas muertos en enfrentamientos"; "desmentidos de fusilamientos" y "el siniestro Plan Zeta de Valdivia". Óscar Retamal, presidente de la agrupación de ex presos políticos de Valdivia, indicó que la instancia buscó "difundir las consecuencia de torturas y exterminio y las mentiras difundidas por la dictadura". Además, el dirigente puntualizó que la actividad también tenía como fin respaldar las demandas de mejoras en sus reparaciones, verdad y justicia que exigen a la Presidenta Michelle Bachelet.

entrevista. francisco javier stegmeier, OBISPO DE VILLARRICA: