El 7 de noviembre próximo, Amanda Martínez Ortega entregará la banda y la corona que la acreditan como reina de la Feria Internacional del Adulto Mayor (Fidam) 2014. En el curso de su período como soberana, desplegó una gran actividad que se vio reflejada en la creación de un voluntariado junto con su corte de honor, denominado "Un reinado con huellas", que se enfoca en el Hogar Padre Pío de la Fundación Las Rosas.
"Nuestro labor es dar alegría a los adultos mayores, así como también ir al lugar, conversar con ellos; todo para que se distraigan, para que se entretengan", afirma.
Nació en Bulnes, provincia de Ñuble, el 23 de agosto de 1954, y fue la menor de los cuatro hijos de Luis Herminio Martínez Rodríguez, quien alcanzó el grado de suboficial mayor en Gendarmería de Chile, y Uberlinda Ortega Zúñiga, que fue dueña de casa.
Muy pequeña aún, se trasladó a Valdivia junto a su familia; es así que efectuó sus estudios en la Escuela España y en el Liceo de Niñas.
¿Qué recuerdos tiene de su infancia?
-Fue muy bonita mi niñez. Siempre fui muy alegre y mis padres me demostraron en todo momento el cariño que me tenían. Ellos fueron seres excepcionales y formaron un hogar digno, inculcándonos sólidos valores y principios.
Mientras mi padre me enseñó a ser correcta en la vida, mi madre centró su atención en el respeto hacia los demás y sobre todo en valorar lo poco y nada que uno tenía.
¿Puede contarme acerca de su desempeño escolar?
-Bueno, en las preparatorias fui una alumna traviesa y mi rendimiento no fue muy bueno. Más tarde, seguramente por el influjo de los consejos de mis padres, yo cambié y me transformé en una buena estudiante.
Luego de finalizar sus estudios, ¿cuáles fueron las opciones que usted consideró para proseguir su formación?
-De partida, nunca pensé en ir a la universidad. Mi objetivo desde niña fue ser uniformada, en cualquiera de las ramas, aunque manifestaba simpatía por Gendarmería. Recuerdo que cuando chica me ponía la gorra de mi papá y tomaba su sable y lo llevaba a la rastra.
Conversé con mi padre, quien en una primera instancia se resistió a mi decisión, porque no quería esa vida para mí. Pero un día me dijo: "Hay una posibilidad de que puedas ingresar a Gendarmería". Luego vinieron los consejos: insistió en que debía proceder correctamente y que no me dejara pasar a llevar por nadie.
¿Fue muy difícil el ingreso a dicha institución?
-Entré en noviembre de 1973, y en aquella época ya había una mujer gendarme en Valdivia. Después de aprobar todos los exámenes, asistí a un curso de adiestramiento de armas y reconocimientos de jinetas, que se hizo en Temuco.
Estuve ocho años en Gendarmería: dos años y medio en Temuco, y el resto del tiempo lo pasé en Valdivia. Casi no cuenta el lapso en Ancud, porque llegué un 22 de agosto en la tarde, y al día siguiente fui a entregar mi uniforme.
¿Presentó su retiro? ¿Por qué?
-Tuve que hacerlo porque no me permitieron juntar los días libres para ir a cuidar a mi madre, que estaba enferma de cáncer. Me arrepentí entre comillas de haberme retirado, pero si bien me encanta Gendarmería, pude cuidar a mi madre.
¿A qué se dedicó más tarde?
-Hice trabajos esporádicos: por cerca de tres años fui cajera en la peluquería "Splendid" y estuve en la Casa Berta por dos temporadas navideñas. Después, asistí a cursos de capacitación en manualidades: soft, adornos navideños, cortinaje e implementación de baños, cartonaje y bordado ruso, entre otros. Y actualmente dicto talleres de manualidades en Sedeño y en la parroquia María Auxiliadora, en Las Ánimas.
¿Qué consejos daría a otras personas que transitan por la tercera edad?
-Les recomendaría que disfruten esta etapa de la vida: si la sabemos llevar, puede ser muy bonita. Háganla activa y participen en actividades.
"Deseo que mi sucesora trabaje con la Caja Los Andes y continúe con las actividades del voluntariado que formamos"
Amanda Martínez, Reina de la Fidam 2014
Su gran motivo de vivir: la familia
La actual reina de la Fidam 2014 contrajo matrimonio el 25 de julio de 1990 con Percival Quiroz, quien es jubilado del ministerio de Educación. "Antes de conocer a mi marido, mi vida había sido sufrida y con muchas desilusiones; y todo eso cambió cuando lo conocí", sostiene. La alegría de vivir que manifiesta Amanda Martínez se ve complementada por la presencia de sus hijos Mabel (enfermera en el Hospital Base de Valdivia), Luis Hernán (miniempresario) y Jacqueline Elizabeth (conductora de radiotaxis).