Tras enviudar, hace doce años, Norma Sandoval decidió vender el campo en el que transcurrió su vida de mujer casada, para adquirir un sitio a la entrada de Futrono. Dueña de un pronunciado espíritu emprendedor, se aventuró a gestar un negocio familiar junto a su único hijo; de esta forma, pasó de ser una dueña de casa a convertirse en la propietaria de Cabañas Pewma.
Y eso no fue todo: a sus 77 años de edad quiso dar un toque de modernidad y compromiso de cuidado del medioambiente, al incorporar algunas de las llamadas energías renovables no convencionales, valiéndose del uso de biomasa forestal y colectores solares térmicos para la calefacción y agua caliente.
Nacida y criada en la zona, fue la penúltima de nueve hermanos. Recuerda que desde niña ayudó en la hostería de sus padres, donde daban alojamiento y comida a los visitantes: ese trabajo le imprimió el amor por el turismo y el emprendimiento. "Me gusta que los clientes lleguen y se vayan contentos, que disfruten su estadía. En cierta forma, sigo la tradición y el buen trato que mis padres tenían en su época; donde aun siendo humildes, la calidad del servicio era lo principal", sostiene.
Emprendedora
Cuénteme acerca de los inicios de su emprendimiento.
-Con el apoyo de mi hijo, decidimos hace cinco años instalar este negocio, siempre enfocado en el turismo sustentable y ecológico. El terreno que compramos acá en la ciudad era muy grande, lo que me incentivó a emprender. Sin mi hijo, esto no hubiera sido posible: él es quien está pendiente de los arreglos, de postular a proyectos, de estar siempre al día con las nuevas tecnologías para así entregar un mejor servicio.
¿Cómo se materializó el uso de energías no convencionales?
-Bueno, por lo que me contaron, el ministerio de Energía y Sercotec sacaron un programa para desarrollar soluciones con energías renovables no convencionales, dirigido a micro y pequeñas empresas. Cuando lo supe y se presentó la oportunidad, no dudamos en postular; y de unas cien postulaciones, mi proyecto de uso de biomasa y energía solar estuvo dentro de las mejores 17 iniciativas que ganaron.
¿Fue difícil atreverse a innovar con medios no tradicionales?
-La verdad es que sí, en un comienzo fue difícil atreverse y dar el primer paso. Siempre hay miedos, pero cuando vimos que esta idea de negocio comenzó a tomar forma, nos tiramos con todo. Y cuando supimos que habíamos ganado el concurso, nos pusimos muy contentos porque nos dimos cuenta de que sí se podía innovar.
¡Qué mejor que hacer lo que te gusta con cariño, cuidando el medioambiente y entregando un valor agregado! Además, estamos postulando actualmente al programa Crece de Sercotec, porque queremos cambiar las ventanas que tenemos por termopanel, así como la instalación de un segundo colector solar y así contar con mayor autonomía y eficiencia energética a mi negocio. No sirve sólo dar el primer paso, sino que hay que seguir buscando la calidad.
única en la comuna
Usted asegura que sus cabañas son las únicas que ofrecen un servicio acompañado de tecnologías sustentables.
-Así es. Gracias al concurso de energías renovables no convencionales, me adjudiqué unos 10 millones de pesos y con este dinero instalé una caldera que funciona con pellets y también colectores solares, que entregan calefacción central y agua caliente a mis cuatro cabañas.
Disfrutar la vida
Tengo entendido que usted no sólo es empresaria...
-Soy la presidenta del Club de Adulto Mayor Fe y Esperanza, y como tal hago una invitación a otros adultos mayores a que se atrevan y crean en sus sueños. Con mis amigas siempre conversamos, y llegamos a la conclusión de que el adulto mayor debe descansar y hacer lo que le gusta.
A nuestros años, ya no podemos estar pasando malos ratos; sin embargo, no hay que dejar de confiar en lo que uno quiere hacer. Hay que atreverse, innovar y tener fe en que sí se puede cumplir los sueños.