Manfred Max-Neef y Tompkins: "él conoció Chile mejor que nadie"
RECONOCIMIENTO. La Universidad Austral lo destacó con el Premio Luis Oyarzún por la Armonía con la Naturaleza, en 2001. Quien fuera rector de la casa de estudios en esa época y uno de sus grandes amigos, Manfred Max-Neef, recuerda en estas páginas al filántropo y ecologista fallecido esta semana. SUSTENTABILIDAD. Destaca sus ideas vanguardistas.
En 2001 Douglas Tompkins visitó Valdivia para recibir un reconocimiento. El 6 de septiembre de ese año llegó hasta el Aula Magna de la Universidad Austral de Chile porque ahí sería galardonado con el Premio Luis Oyarzún por la Armonía con la Naturaleza, ya era más que conocida su obra como filántropo y ecologista. Después de que la profesora Karin Exss diera lectura al decreto universitario que otorgaba el galardón, Manfred Max-Neef -quien era rector de la Uach en ese momento- le entregó un diploma y su medalla. Luego, cuando llegó el momento de los discursos y según crónicas de la época, Tompkins dijo: "Espero que Luis Oyarzún nos esté mirando y sea feliz porque una distinción que lleva su nombre nos haya sido entregada". Fue enfático en el "nos" porque ese año hubo dos premiados. También fue reconocido el abogado Godofredo Stutzin.
Manfred Max-Neef recordó que la decisión de entregarle el Premio Luis Oyarzún fue, en ese momento, sumamente criticada. "Le causó disgusto a mucha gente, entre ellos políticos. Decían que ellos tenían mucha información sobre lo que estaba detrás. Yo les decía que si ellos tenían mucha información, yo tenía diez veces más", contó. Max-Neef fue amigo de Douglas Tompkins por más de 25 años.
Su amor por Chile
A Manfred Max-Neef le gusta recordar el día en que juntos, en un café en Estocolmo, Tompkins tomó una servilleta, sacó su lapicera y comenzó a dibujar con una perfección extraordinaria las regiones de Aysén y Magallanes. En ese momento aún no compraba ninguna tierra ni había creado sus parques. "Me dijo que en toda esa región había una gran cantidad de propiedades cuyos dueños no estaban en Chile o no se sabía quiénes eran. Que todo estaba abandonado, que era un lugar maravilloso y que a él le gustaría promover algo. Fue la primera vez que planteó esa idea y un par de años después, al visitarme en mi casa en Santiago, me contó que ya sabía qué tenía que hacer para comprar las tierras. Entusiasmadísimo empezó a sacar adelante su proyecto", relató.
Max-Neef asegura que siempre supo lo que motivaba a Tompkins: "Era un auténtico e indiscutible amor por la naturaleza y particularmente un enamoramiento total por la Patagonia Chilena". Douglas Tompkins conoció la naturaleza chilena cuando tenía 20 años y era miembro del equipo olímpico de esquí de Estados Unidos. Quiso volver todos los años, escalar todas las montañas y navegar todos los ríos y lagos. "Me atrevería a asegurar que no existía ningún ser humano que conociera Chile metro cuadrado por metro cuadrado como lo llegó a conocer él", destacó.
Para Max-Neef, difícilmente hay en el mundo un parque más hermoso y perfecto que el Parque Pumalín, ubicado en la Provincia de Palena, región de Los Lagos.
Críticas y hostilidades
"Afortunadamente Doug era un hombre muy fuerte y era capaz de aguantar lo peor que le pudiera caer encima", dijo Manfred Max-Neef. Se refería a las críticas y las dudas que generó al comprar las tierras sureñas. Max-Neef recordó: "Decían '¿quién es este gringo que ha dividido el país en dos?', '¿qué hay detrás?', '¡quieren apoderarse de la Patagonia por razones estratégicas!'. Decían las cosas más demenciales que se podían imaginar y la prensa lo acogía. Incluso desde el propio gobierno de ese tiempo se generó una hostilidad enorme. Yo escribí cartas y peleé en contra de eso, defendiéndolo, pero tenía muy poco impacto. Todas las acusaciones que le hicieron eran de mala fe, envidias, vaya usted a saber qué".
Relató que muchas veces le dijo a Tompkins que "mandara a todos a la punta del cerro y se fuera a otro lado, pero él decía que con el tiempo todo iba a mejorar".
"Chile no era un país donde existiera una tradición de donaciones o filantropía. Era difícil imaginar que alguien no quisiera comprar terrenos para hacer negocios. La gente no podía comprender que un millonario hiciera esas compras sin tener como meta ganar dinero. Se vio que fue así, ahora ya nadie lo duda. Las cosas mejoraron en el gobierno de Ricardo Lagos, con quien se hicieron amigos y ocurrió la primera gran donación, el Parque Corcovado (2005- 84.694 has.). Durante el gobierno de Sebastián Piñera también tuvieron una excelente relación y ahí donó el Parque Yendegaia, que está en Magallanes (2013-38.750 has.)".
Al momento de su muerte preparaba la donación del Parque Pumalín (298.800 has.).
Sobre la idea de entregarle la nacionalidad chilena póstuma por gracia, Max-Neef no quiere saber nada: "Eso me parece francamente de mal gusto y grosero. ¿Por qué no se la dieron cuando estaba vivo? Ya sabían lo que había hecho. Admírenlo, pero déjenlo en paz".
Desprenderse de todo y vivir en una casa pequeña con un bonito jardín
Manfred Max-Neef conocía muy bien los sueños de su amigo Doug: "La postura de él era desprenderse de todo antes de morir. Decía: 'Quiero terminar mi vida en una pequeña casa con un bonito jardín y la plata estrictamente necesaria para vivir. De todo lo demás no va a quedar un peso. Además, creo que las herencias son malas para los hijos y mis tres hijas saben hace mucho tiempo que no van a heredar nada, todo se devolverá a la sociedad'. Se trataba de un ser humano excepcional, muy difícil de encontrar otro en ninguna otra parte del mundo".
Max-Neef aseguró que cuando se enteró de la muerte de Douglas Tompkins, fue un shock atroz, que estuvo llorando junto a su esposa. "Me he puesto a reflexionar que hay algo curioso y espiritual en esta muerte tan dramática, que es la forma. Él murió haciendo lo que más amaba, en el lago que más amaba. Porque amaba al Lago Carrera. Hay algo que da un consuelo espiritual, que no murió en una clínica, de cáncer", reflexionó.
"Todas las acusaciones que le hicieron eran de mala fe, envidias, vaya a usted a saber qué..."
Manfred Max-Neef Amigo de Tompkins
Alfredo Erlwein, académico: "Debemos cuidar su legado"
Quien también recuerda a Douglas Tompkins es el académico de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Austral de Chile, Alfredo Erlwein. Lo conoció mientras trabajaba en el Laboratorio de Ecosistemas FAIF-PUC, donde se realizó el plan maestro de ordenamiento territorial del Parque Pumalín. "Fui a oír una de sus charlas y le consulté sobre lugares para estudiar ciencias ambientales", relató.
Y las recomendaciones que le hizo fueron fundamentales para su futuro. "Me recomendó un College muy especial en Inglaterra, al que postulé con su ayuda. Me marcó profundamente y esencialmente es lo que he enseñado en los últimos 14 años como académico", destacó.
Pumalín
Cuando Erlwein conoció el Parque Pumalín -Santuario de la Naturaleza desde 1995, cuyos terrenos serán donados al Estado- quedó impactado, especialmente con "la elegancia, amor y sentido local con que se hacían las cosas. Todo bajo una sólida base valórica adelantada a su época, pues hace 20 años lo ambiental -sustentabilidad-no era prioridad. Esto le valió las sospechas, suspicacia y oposición de muchos actores de la época. Creo que su paciencia y perseverancia al respecto, considerando su intensión de finalmente donar su obra, fueron especialmente grandes", recalcó.
Activismo
Para Alfredo Erlwein, Douglas Tompkins fue una persona excepcional a su época, con ideas vanguardistas "representaba lo más selecto del activismo ambiental mundial. Sus conocimientos y experiencia de vida en esta materia difícilmente se encontrarán en Chile luego de su partida. Es una gran pérdida. Lo bueno es que logró su objetivo. Como chilenos debemos cuidar su legado".
Sobre la idea de otorgarle la nacionalidad chilena dijo: "No lo tengo claro, quizá eso ya pasó. Creo que Chile le debe un reconocimiento mejor".
816 mil hectáreas llegaron a poseer los Tompkins en Chile y Argentina. Lo que equivale a casi la mitad de la extensión de la región Metropolitana.
298 mil ochocientas hectáreas tiene el Parque Pumalín, que en el año 1995 fue declarado Santuario de la Naturaleza, Será donado al Estado.
2007 fue nombrado miembro honorario de la Sociedad Americana de Arquitectos Paisajistas, en reconocimiento a su trabajo de restauración de paisajes dañados.