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Una razón más para hacer ejercicio: fortalece el sistema inmune

ESTUDIO. El deporte reduce los niveles excesivos de unas sustancias que promueven una inflamación desmesurada.
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Mabel González

Científicos surcoreanos habrían encontrado otra razón para hacer ejercicio: descubrieron que la actividad física fortalece el sistema inmune, contribuyendo a la prevención de resfríos y otras infecciones.

A través de un experimento en animales pero que se podría aplicar a las personas, los expertos hallaron que el ejercicio regular mejora el sistema inmunológico del cuerpo, en parte porque lo hace esforzarse repetidamente.

Los autores recordaron que el sistema inmune reacciona a los microbios a través de una variedad de células. Algunas de estas células no combaten directamente la infección, sino que promueven el desarrollo de la inflamación.

Cuando pensamos en inflamación, por lo general pensamos en fiebre, hinchazón y enrojecimiento. Pero la inflamación también puede ser algo bueno, al ayudar al cuerpo a curarse a sí mismo, ya que combate los microbios.

El problema, señalaron los académicos citados por The New York Times, es que la inflamación puede descontrolarse fácilmente. Si la respuesta inflamatoria a una infección o lesión es demasiado fuerte o indiscriminada, la inflamación puede causar más daño a los tejidos y problemas persistentes de salud en lugar de prevenirlos.

Desde hace tiempo los expertos han intentado determinar por qué a veces la inflamación crece desenfrenada en el cuerpo. Algo que han notado es que las células grasas son particularmente adeptas a la producción de sustancias que promueven la inflamación, en parte como respuesta a los mensajes del sistema inmune.

Pero las células grasas a menudo también producen sustancias inflamatorias en cantidades mayores que las necesarias para combatir los gérmenes, en algunos casos incluso cuando no hay una infección real.

Como resultado, según han encontrado estudios anteriores, la obesidad en los animales y las personas puede llevar a niveles elevados de inflamación en todo el cuerpo y, curiosamente, a una respuesta inmune más débil a una infección o enfermedad.

Con esos antecedentes en mano, investigadores de la Universidad Chosun de Gwangju, Corea del Sur, comenzaron recientemente a estudiar si el ejercicio podría afectar la respuesta del organismo a los gérmenes.

Entre los muchos efectos que tiene la actividad física, esta en general reduce la cantidad de grasa del cuerpo y también altera los niveles de inflamación.

Por ello, para este estudio -publicado en la revista Scientific Reports-, los profesionales reunieron a 28 ratones y analizaron sus células grasas y otras células inmunitarias. Luego sometieron a la mitad de los roedores a un régimen de natación, en el que los animales nadaron en una piscina durante 30 minutos, cinco días a la semana, durante tres semanas.

Los ratones no son nadadores naturales y tienden a agitarse en el agua, por lo que el ejercicio era medianamente extenuante para ellos. En el caso de los seres humanos, sería el equivalente a unos 30 minutos de trote.

Los otros animales se mantuvieron sedentarios.

A lo largo de las tres semanas de ejercicio, los científicos observaron todos los niveles de inflamación y lo que estaba ocurriendo con las células grasas.

Resultados

Como era de esperar, los ratones que nadaron registraron incrementos en los marcadores de inflamación, especialmente en sus músculos, ya que sus cuerpos trabajaron para sanar el leve daño en el tejido que se produce al ejercitarse regularmente. En general mostraron niveles más altos de inflamación que los animales sedentarios. Por otro lado, sus células grasas se fueron reduciendo en tamaño y número.

Después de tres semanas, y para evaluar la respuesta inmunológica de los roedores, a la mitad de los nadadores y a la mitad de los ratones inactivos se le inocularon gérmenes Staphylococcus. Tanto en los ratones como en la gente, estos gérmenes causan infecciones a la piel y problemas serios al pulmón que se asemejan a una neumonía.

Tanto los ratones que habían realizado actividad física como los que habían permanecido sedentarios comenzaron a crecer enfermos por las infecciones con Staphylococcus. Pero las diferencias en la respuesta inmune de los animales fueron considerables.

La inflamación floreció rápidamente en los animales sedentarios, ya que su sistema inmune bombeó un alto número de células que promueven la inflamación. Muchas de estas células migraron a los pulmones de los animales, lo que sugiere que la inflamación excesiva fue tomando fuerza.

Mientras tanto, los nadadores infectados tenían niveles más bajos de estas células proinflamatorias, menores incluso que en los nadadores no infectados. El número de estas células en sus pulmones era particularmente bajo. Asimismo, estos ratones produjeron en mucha mayor cantidad un tipo de célula inmune potente que mata de manera directa los gérmenes.

Así, los ratones que hicieron actividad física se enfermaron menos que los sedentarios. También experimentaron menos daño en los pulmones.

Dos efectos de la actividad física

Si bien aún no está claro de qué manera la natación cambió el sistema inmunológico de los ratones que nadaron, al parecer el ejercicio tuvo dos efectos: el más obvio es que redujo la grasa, lo que a su vez disminuyó los niveles excesivos de sustancias proinflamatorias. Al mismo tiempo, el ejercicio causó un pequeño daño en los tejidos y una inflamación continua, proceso que habría familiarizado los cuerpos de los animales con el trauma y una mejor manera de iniciar la curación.

28 ratones de laboratorio

participaron en este estudio realizado por la Universidad Chosun de Gwangju (Corea del Sur). 30

La mitad de los roedores estudiados debió nadar durante 30 minutos, cinco días a la semana, durante tres semanas.

Explican por qué suele ser difícil abandonar las redes sociales

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Un equipo de la Universidad de Cornell (EE. UU.) desarrolló un proyecto llamado "99 Days of Freedom" (o 99 Días de Libertad), en el que desafiaron a un grupo de personas a salirse de Facebook durante 99 días.

En un informe publicado en la revista Social Media + Society, los especialistas analizaron las respuestas de los participantes registradas en una serie de encuestas, encontrando algunas de las posibles causas de por qué las redes sociales son adictivas para ciertas personas.

Una de las principales conclusiones fue que la gente era más propensa a volver a usar Facebook si percibían este sitio como una red social "adictiva".

"En los primeros diez días pensé mucho en Facebook", escribió uno de los voluntarios en el paper. "Siempre que abría un explorador, mis dedos se iban automáticamente hacia la 'f'. En el día 9, soñé que me logueaba accidentalmente en Facebook, lo que demostró que estaba pensando conscientemente en él", agregó esta persona.

De hecho, muchos de los usuarios que reportaron no haberse resistido a mirar fotos y otros contenidos en Facebook eran en su mayoría "personas que describen comportamientos compulsivos", que en última instancia luchan con mantenerse lejos de esta herramienta.

Otra de las posibles causas de la "adicción" a la red de Mark Zuckerberg fue, según los autores, la importancia que le atribuyen los usuarios al hecho de que sus publicaciones las vean otras personas. Ello quiere decir que los internautas que usan las redes sociales para influir en la forma en que las personas los ven eran más propensos a fracasar en el desafío de 99 días sin Facebook.

El estado de ánimo también influyó, pues quienes dijeron estar de buen humor fueron los que menos experimentaron la tentación de iniciar sesión en el sitio.

Visitar otras redes sociales también ayudó a pasar menos tiempo en Facebook.

Posibles causas de este hábito

Percepción

Pensar que Facebook es "adictivo" contribuyó a que el usuario fuese más propenso a volver a usar la red social en medio del desafío "99 Days of Freedom".

Personalidad

Las personas con comportamientos compulsivos fueron más asiduas a volver a iniciar sesión en la red social. El estado de ánimo también influyó.