El fortalecimiento del precio del dólar respecto a otras monedas tiene su origen, a nivel internacional, en varios factores. Entre los más relevantes se encuentra la recuperación de la actividad económica de EE. UU., tras la crisis "sub prime" de 2008, y las expectativas de la consecuente trayectoria ascendente de tasas de interés y ajustes que realizará el FED (Reserva Federal de Estados Unidos) durante 2016, aunque más lento de lo esperado debido a las señales mixtas sobre el desempeño de esa economía.
Asimismo, el mayor valor del dólar también se sustenta en la moderación del crecimiento de economías emergentes tales como China, donde se ha instalado la incertidumbre en relación a su potencial de crecimiento de largo plazo. Esto último ha generado salida de capitales extranjeros de ese país y volatilidad en mercados de capitales mundiales, junto al menor comercio mundial que ello conlleva que también ha afectado a países como Brasil que, combinado con factores internos, ya se encuentra en recesión.
También persiste una duda razonable sobre la capacidad recuperación de la actividad económica de la eurozona durante 2016 y de la solvencia de su sistema bancario. Por otro lado, la caída en el precio spot y esperado de las materias primas genera una tendencia a la reconversión de portafolios de inversión que privilegian dólares y activos denominados en dólares en lugar de metales y de otros productos bursátiles, conducta recurrente que asumen los inversionistas del orbe en buscar protegerse en una moneda "dura" en períodos de mayor volatilidad e incertidumbre en el desempeño de la economía mundial, motivado por una mayor percepción de riesgo.
Adicionalmente, en Chile debemos considerar que la caída en el precio internacional de la libra de cobre, principal producto de exportación del país, indica una menor oferta de esta moneda extranjera en el mercado cambiario que alienta, por expectativas y realidad, el alza del tipo de cambio. Asimismo, en el mismo sentido cobra importancia un posible ajuste al alza del precio internacional del crudo. Por lo que, es posible que se mantenga la caída en la demanda por materias primas incluyendo el cobre y es posible que experimentamos alzas sucesivas en el precio de los combustibles.
En relación a lo anterior, durante 2016 esperamos que se acentúen los efectos anteriores. En este contexto, es muy posible que el precio de largo plazo del cobre se mantenga relativamente bajo, más cerca de los 2,0 dólares la libra de cobre que de 3,0, y que el tipo de cambio fluctúe la mayor parte del año sobre los 700 pesos.
Mario Valenzuela Vicedecano de Economía y Negocios USS