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Astronautas regresan a la Tierra tras récord de 340 días en el espacio

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El astronauta estadounidense Scott Kelly regresó a la Tierra ayer tras completar una hazaña sin precedentes para la NASA: pasar un año en órbita. Aterrizó en el inhóspito Kazajstán con un colega ruso con el que compartió toda su estancia en la estación espacial.

Su cápsula Soyuz bajó en paracaídas sobre las estepas de Asia central poniendo fin así a una misión científicamente enriquecedora en la Estación Espacial Internacional (EEI), que comenzó en marzo del año pasado y se considera un primer paso hacia un posible viaje a Marte.

Fue un retorno triunfal para Kelly y Mikhail Kornienko luego de 340 días en el espacio. Registraron su salida de la estación espacial tres horas y media antes. Mientras su Soyuz se desacoplaba, los deseos de "buena suerte" se llenaron en Twitter.

"El aire está muy bien aquí", dijo el vocero de la NASA presente en la zona del aterrizaje, Rob Navias, citando a Kelly.

Claramente animado y con buen aspecto, el astronauta dijo no notar muchas diferencias con la misión que lo tuvo cinco meses en el espacio hace cinco años.

Los hombres viajaron 231.746 millones de kilómetros a través del espacio, dieron la vuelta al mundo 5.440 veces y experimentaron 10.880 amaneceres y puestas de sol orbitales durante el vuelo espacial más largo para un estadounidense.

Kelly publicó el martes un último lote de fotografías de la salida del sol en Twitter, antes de bromear: "¡Me tengo que ir!".

Pilotando la cápsula Soyuz que llevó a casa a Kelly (52) y a Kornienko (55) estuvo el astronauta Sergey Volkov, una década más joven y cuya estancia en la EEI duró los seis meses.

A su llegada a la Tierra se encontraron temperaturas gélidas, justo como cuando despegaron de Kazajstán el 27 de marzo de 2015.

Los astronautas fueron sometidos a pruebas médicas después de aterrizar. Antes de comprometerse a misiones incluso más largas a Marte, la NASA quiere conocer los límites del cuerpo humano durante un año sin gravedad.

La misión espacial

Los protagonistas

La misión de 340 días en la Estación Espacial Internacional tuvo como protagonistas al astronauta estadounidense Scott Kelly y su colega ruso Mikhail Kornienko.

Objetivo

La NASA quiere conocer los límites del cuerpo humano durante un año sin gravedad, para así preparar un futuro viaje a Marte.

Dormir las horas suficientes ayuda a ser más sociable

SUEÑO. Este hábito, no vinculado a menudo con la socialización, sería especialmente beneficioso para las personas mayores.
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Mabel González

Dormir es probablemente uno de los factores más importantes para el bienestar. La falta de sueño puede llevar en algunos casos a sufrir declives cognitivos y enfermedades crónicas.

Ahora, un equipo de científicos estadounidenses sumó un nuevo beneficio de este hábito: la participación en actividades sociales, en especial en la etapa de la vejez.

"La conectividad social es un componente clave para la salud y el bienestar para los adultos mayores", dijo Jen-Hao Chen, profesor de Ciencias de la Salud de la Universidad de Missouri, en EE.UU., y uno de los investigadores que hizo este hallazgo.

Las relaciones sociales y la participación en grupos sociales "proporcionan un sentido de pertenencia y pueden ser esenciales para un envejecimiento saludable", agregó el académico, citado por el sitio web Science Daily.

Si bien en el pasado se ha puesto atención al vínculo entre las actividades sociales y los efectos que estas pueden tener en la salud, poca investigación ha estado dedicada a relacionar la socialización con el sueño, subrayó el encargado del estudio.

Para estudiar la relación entre el descanso y la participación social en los adultos mayores, Chen analizó dos conjuntos de datos reunidos durante cinco años a partir del proyecto National Social Life, Health and Aging Project, desarrollado en EE.UU.

Tipos de participación

Los autores observaron tres tipos de socialización: voluntariado, participación en actividades religiosas y ser parte de actividades grupales organizadas.

Luego, Chen y sus colegas compararon los datos con los hábitos de sueño de las personas analizadas. Esto se midió a través de actigrafía, es decir, el registro del sueño con un medidor que se utiliza en la muñeca de los voluntarios.

Los resultados mostraron que las personas con los mayores niveles de participación social tenían una mejor calidad del sueño.

Sin embargo, Chen señaló al citado medio online que pese a las fuertes asociaciones entre la participación social y el sueño, la socialización no necesariamente causó un mejor dormir. Estas asociaciones podrían también deberse a que aquellos que duermen el tiempo adecuado pueden sentirse lo suficientemente bien para estar activos socialmente.

Investigación futura

El científico espera poder realizar más investigación en el futuro sobre este tema con el fin de entender el rol que varios tipos de relaciones sociales tienen en los hábitos de sueño y sus efectos en la salud.

"Cuando se trata de discutir sobre un estilo de vida saludable, estar socialmente conectado y dormir bien a menudo no se mencionan juntos", afirmó Chen.

"Sin embargo, el sueño, al igual que la actividad física y la dieta, puede tener un impacto significativo en nuestros resultados de salud, y está profundamente afectado por nuestra vida social cotidiana. Para promover la calidad del sueño debemos tener en cuenta un enfoque integral que enfatice en el papel de la participación en nuestras comunidades, así como dormir los suficiente y de mejor forma", agregó el profesional.

El estudio que lideró Chen, titulado "Social Participation and Older Adults' Sleep", fue publicado en la revista especializada Journal of Social Science and Medicine. En él colaboraron también académicos de la Universidad de Chicago.

Un hábito necesario, no solo placentero

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha insistido en que, más que un placer, dormir bien es una necesidad, por lo que recomienda hacerlo por seis horas al día. Algunas estrategias que pueden ayudar a controlar el sueño son: realizar actividad física todos los días en la mañana o a primera hora de la tarde; realizar actividades placenteras que exijan atención total; intentar dormir y despertarse todos los días a la misma hora, y evitar alimentos pesados.

6 horas de sueño al día recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha insistido en la importancia de descansar.

20 minutos

es el tiempo máximo que se recomienda que dure la siesta o descanso a mediodía.