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"Cuando llegamos, la matrícula era de 90 niños y el año pasado tuvimos más de 200"

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Hace sólo unos días, Carlos Rodrigo Ojeda Muñoz dejó su cargo como jefe técnico de la Escuela de Fútbol de la Universidad Austral de Chile (Uach), para asumir un nuevo rol en la misma institución: gerente deportivo. Sin embargo, su vínculo con el fútbol viene desde mucho tiempo antes y desde dentro del campo de juego.

Ojeda tiene 33 años. Nació el 15 de marzo de 1982 en la Isla Grande de Chiloé, más precisamente en Ancud. "Desde niño siempre me gustó mucho el fútbol, por eso estuve en la Escuela de Fútbol de Ancud y también jugaba por un equipo amateur de allá. Siempre jugué de arquero", contó.

A los 15 años, Carlos decidió trasladarse hacia la capital de la región de Los Lagos para sumarse a las divisiones inferiores de Deportes Puerto Montt, club donde tuvo un rápido desarrollo, ya que un año después fue ascendido al primer equipo, bajo las órdenes de técnicos como el paraguayo Alicio Solalinde y Vladimir Bigorra.

Paralelamente, entre 1998 y 1999, Ojeda formó parte de la selección chilena Sub 17 dirigida por Héctor Pinto. Allí jugó el Sudamericano de 1995 desarrollado en Uruguay y compartió camarín con jugadores como Waldo Ponce, Marco Estrada, Hugo Droguett, Jorge Carrasco, Sebastián Pardo y Jaime Bravo.

Aunque fue citado en innumerables oportunidades como segundo arquero, Carlos Ojeda nunca debutó en Deportes Puerto Montt, razón por la cual decidió emigrar en 2001 a Unión La Calera, club que entonces estaba en la Primera B.

"Allí estuve un año y pude debutar en el fútbol profesional. Jugué alrededor de seis partidos, porque el titular era Waldemar Méndez. Mi primer juego fue precisamente en un partido en que expulsaron a Waldemar y tuve que entrar en los últimos 15 minutos. Recuerdo que íbamos ganado 2-1 a Arica. Afortunadamente mantuvimos el marcador y yo mi arco en cero", relató.

Ojeda asegura que "nunca pensé en ser futbolista", razón por la cual decidió abandonar la carrera luego de su experiencia en La Calera, para ingresar a estudiar Pedagogía en Educación Física en la Universidad de Los Lagos, en Osorno.

"Mi vinculación siempre estuvo más ligada al tema educativo y académico. Por eso desistí de seguir jugando, aunque tenía opciones de continuar", aseguró.

Una vez titulado, trabajó como encargado de la Oficina de Deportes de la municipalidad de Quemchi, en Chiloé. Luego y por motivos personales, el profesional se trasladó a Valdivia para hacerse cargo del área deportiva del Centro Penitenciario de Llancahue. Posteriormente trabajó como gestor territorial en el Instituto Nacional de Deportes (IND) y también en la seremía de Salud.

En paralelo, se desempeñó como preparador de arqueros de Deportes Valdivia, con los técnicos René Milanca, Cristian Muñoz y Luis Landeros. Luego, en la era de Gerardo Reinoso fue ayudante técnico.

A la Escuela de Fútbol de la Uach llegó en 2013, institución en que en primera instancia asumió como jefe técnico.

¿Cómo llega a ser gerente deportivo de la Escuela de Fútbol Uach?

-Este año se hizo una reestructuración por algunas situaciones laborales que tenemos todos los profesores, así es que pasé a tomar la gerencia deportiva y como jefe técnico asumió Pablo Barría.

¿Cuál era tu labor como jefe técnico en la Escuela de Fútbol?

-Ya existía un trabajo previo, por lo cual tenía que reestructurar lo que había, rediseñar algunas situaciones puntuales desde lo técnico y administrativo, relacionado en cómo operar en la atención a los apoderados y a los alumnos. También gestionar mucho, ver el tema de competencias, partidos, encuentros deportivos y toda la gestión de recintos.

¿Cómo evalúas tu primera etapa en la escuela?

-Hasta aquí, creo que ha sido bastante positiva. Exitosa en el sentido de que cuando recién llegamos como cuerpo técnico - porque el trabajo se hace en equipo- había una matrícula de 90 niños y el año pasado superamos los 200 alumnos. El incremento en alumnos fue muy positivo y eso refleja el trabajo con seriedad y profesionalismo que se está desarrollando en la escuela. Uno trabaja en base a planificaciones anuales, por lo cual los padres ya en marzo saben lo que sus hijos van a hacer durante el año.

¿De qué manera lograron aumentar la matrícula?

-La verdad es que fue paulatino. Lo primero fue trabajar desde adentro hacia afuera y no desde afuera hacia adentro. Nos concentramos mucho en el trabajo que hacemos nosotros como organización y tratar de generar credibilidad. Es la única forma de sumar una mayor cantidad de adeptos.

¿Cómo generan credibilidad?

-Con cosas simples. No suspendiendo un entrenamiento porque está lloviznando o porque no está el recinto disponible. Con cosas así, los padres ya empiezan a notar un trabajo sistemático, controlado y supervisado y que en definitiva les da la certeza de que sus hijos están en buenas manos.

A grandes rasgos, ¿cómo se organiza la escuela de la Uach?

-Hacemos un trabajo por categorías, con niños de 5 a 16 años. Tenemos seis categorías, la Sub 6, Sub 8, Sub 10, Sub 12, Sub 14 y Sub 16. En base a eso, hacemos reuniones técnicas donde evaluamos y analizamos los trabajos pertinentes y adecuados para cada edad. Los niños trabajan dos veces a la semana en todas las categorías, a excepción de la Sub 14, que es la que uno empieza a preparar para el Mundialito, que trabaja tres o cuatro veces a la semana. Tienen partidos amistosos de local y de visita y habitualmente durante el año tenemos ocho salidas a diferentes comunas. Además de eso contemplamos viajes internacionales, como por ejemplo el que haremos a Cúcuta -en Colombia- por tercer año consecutivo. También esperamos este año viajar a Mendoza (Argentina) y a Uruguay.

¿Qué es lo más satisfactorio de trabajar en la Escuela de la Uach?

-Ver sonreír a los niños. Todas las situaciones incómodas o de poco ajuste que existan se olvidan cuando termina un entrenamiento, una charla o un partido y el niño está sonriendo. Con eso te das por pagado y es la gratificación de cada día.

¿Cuáles son sus principales desafíos en su nuevo cargo?

-Ir rediseñando algunas cosas y proyecciones técnicas que tenemos dentro de la institución. Contamos con una cancha que es nuestra y está ubicada en Guacamayo. Ahí creo que se van a abocar los esfuerzos para en el mediano plazo tener un recinto deportivo que cumpla características más acogedoras para estar ahí. Es un recinto lindo, pero falta cosas por hacer ahí. Es uno de los puntos más fuertes a desarrollar.

La proyección del Mundialito 2017

Consultado sobre la versión 2017 del Mundialito organizado por la Escuela de Fútbol de la Uach, Carlos Ojeda señaló que "estamos recibiendo informes de las subsedes para tener un análisis más cuantitativo de la situación vivida en 2016 en cada comuna. Estamos en proceso de evaluación. Nosotros retomamos ahora en marzo, entonces recién nos juntamos la semana pasada. La próxima semana tenemos una nueva reunión para programar la fecha del Mundialito 2017 y empezar a proyectar las invitaciones".

"Tenemos una cancha en Guacamayo y ahí debemos abocar esfuerzos, para tener un recinto más acogedor". "Lo más satisfactorio es ver sonreír a los niños, es la gratificación de cada día".

Carlos Ojeda, Gte. Deportivo Esc. Fútbol Uach

33 años tiene Carlos Ojeda, quien nació el 15 de marzo de 1982 en Ancud, región de Los Lagos.

2013 fue el año en que Carlos Ojeda llegó a la Escuela de Fútbol de la Uach. Hoy es gerente deportivo.

180 niños se matricularon este año en la Escuela de Fútbol de la Uach, a los que se suman los de la Sub 16.