Miles de personas se concentraron desde las primeras horas de ayer en decenas de ciudades de Brasil para participar en una jornada nacional de protesta, en las que se exigía la renuncia o destitución de la Presidenta Dilma Rousseff.
Según medios locales, al menos 13 estados del país y el distrito federal tuvieron actos contra el Gobierno.
Las primeras movilizaciones se registraron en algunas ciudades del norte y noreste, las regiones más pobres del país, en las que miles de manifestantes demandaron el "fin" del Gobierno de Rousseff y expresaron su apoyo a las investigaciones sobre las corruptelas en la estatal Petrobras, que salpican a medio centenar de políticos.
En Belén, capital del amazónico estado de Pará, uno de los grupos desfiló por céntricas avenidas con una suerte de "carroza-cárcel" en la que estaba encerrados muñecos que representaban a Rousseff y a su antecesor y padrino político, Luiz Inácio Lula da Silva, quien está investigado por supuesta corrupción.
Las protestas fueron convocadas por grupos de la sociedad civil vinculados a los partidos de oposición, que también manifestaron su respaldo a las movilizaciones.
El Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) esperaba que las manifestaciones de ayer fueran el "mayor acto contra el Gobierno de los últimos tiempos" y pudieran ser "definitivas" para impulsar el juicio político que la oposición promueve contra Rousseff en el Congreso.
Desde primera hora de la mañana también comenzaron a concentrarse miles de personas en Río de Janeiro y Brasilia.
En Sao Paulo, epicentro histórico de las grandes movilizaciones del país, la concentración ya reunía a millares de personas poco después del mediodía, antes incluso de la hora marcada para los actos.
En Brasilia, donde la protesta terminó pasado el mediodía, la policía militar calculó unas 100 mil personas en la marcha, que partió de la plaza del Museu da República y teminó en las proximidades del Congreso Nacional.
Rousseff enfrenta una severa crisis política y económica, en un escenario de crecientes inflación y desempleo que han agudizado el malestar social y derrumbado su popularidad, que recientes encuestas han situado en torno al 10%.
100.000 personas se concentraron en Brasilia, según cálculos realizados por la policía militar al mediodía.