Mabel González / Agencias
El ex Presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva consideró ayer que la Mandataria Dilma Rousseff puede sobrevivir la creciente presión en el Congreso para destituirla y evitar un juicio político.
En una conferencia con la prensa extranjera días después de que un juez frenara su designación como ministro de la Presidencia, Lula dijo que su ahijada política puede resistir incluso si el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), la mayor formación política del país, deja el gabinete.
"Veo con cierta tristeza que el PMDB abandone el Gobierno, pero sus ministros no saldrán y Dilma tampoco quiere que ellos salgan", manifestó el ex Mandatario.
El PMDB, que constituye la columna vertebral de la coalición oficialista, tiene siete carteras en el gabinete y altos cargos estratégicos en empresas estatales. La colectividad decidirá hoy si continua o no en el Ejecutivo.
"Va a pasar lo mismo que en 2003: el Gobierno construirá una base parlamentaria con el PMDB y tendremos una especie de coalición sin que la dirección (del partido) esté de acuerdo. No sé si eso es posible, pero creo que sí", agregó Lula.
Si Rousseff es destituida por violar leyes fiscales, Michel Temer, líder del PMDB y el Vicepresidente del país, se hará cargo. Lula anunció que hablará con Temer para ayudar a que Rousseff mantenga el puesto.
El ex Presidente insistió que no quiere ser "un intruso" en el Gobierno y negó las acusaciones de que se unió al Ejecutivo para evitar ser arrestado por cargos de corrupción.
"Desde agosto me lo llevaba diciendo, pero yo sostenía que ese no era mi sitio", dijo sobre el ofrecimiento de Rousseff de nombrarlo ministro. "Hasta que hace poco la Presidenta me dijo: 'Necesito de usted para recuperar el país', y ahí acepté", agregó.
Aseguró que su aspiración en el Ejecutivo "es ayudar al país haciendo lo que más me gusta en la vida: conversar. Pero sin un cargo en el Gobierno voy a parecer Rasputín".
El nombramiento del padrino político de Rousseff está en manos de la Corte Suprema después de que una serie de sentencias cautelares suspendieran su posesión en el cargo, motivadas por las investigaciones por corrupción en Petrobras.
Los magistrados que acogieron los recursos creen que detrás de la designación de Lula está la intención de blindarse de la justicia en este caso de corrupción. Pero Da Silva aseveró ayer que "no necesito de ningún tipo de fuero".
"Ahora bien, existe complicidad aquí entre policía, jueces y política", dijo, y criticó al juez Sergio Moro, que hasta la semana pasada estaba a cargo de la investigación en su contra y difundió conversaciones telefónicas con Rousseff que demostrarían la motivación de su nombramiento en el gabinete.
"Alguien tendrá que pedirme disculpas"
El ex gobernante negó todas las acusaciones que la Fiscalía imputa en su contra. Sobre el departamento y la casa de campo que habría recibido como premio a cambio de favores políticos, Lula dijo que no son de su propiedad. También reprochó la divulgación de conversaciones telefónicas con Rousseff y otros dirigentes políticos. "Cuando oí aquellas grabaciones me sentí ofendido como brasileño (...) Pero les digo una cosa: no está lejos el día en que alguien va a tener que pedirme disculpas", expresó.