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¿Qué es un Paraíso Fiscal?
Un paraíso fiscal es un territorio de baja o inexistente tributación que, mediante normas jurídicas aseguran la discreción en cuanto a información de sus transacciones, con la ausencia absoluta de registros, formalidades y controles.
Su trascendencia es tal, que a fines del Siglo XX se estimaba que la mitad del comercio mundial pasaba por paraísos fiscales, hoy se calcula que un tercio del PIB mundial se esconde en dichos territorios.
Con los beneficios señalados resulta una práctica frecuente que las empresas acudan a estos paraísos a fin de reducir su carga impositiva, y con ello disminuir sus gastos, resultando más competitivas que aquellas empresas que no incurren en estas prácticas.
Para lograr su objetivo crean estructuras societarias basadas en un holding (organización de sociedades en que una de ellas es propietaria de las demás, manteniendo su control), por medio del cual se 'reinvierten las utilidades' en una sociedad constituida en un paraíso fiscal, lo que permite diferir o retrasar el pago del impuesto hasta que dichas utilidades sean reingresadas al país de origen. Con esta forma de operar se permite retrasar el pago de impuestos, y si alguna vez se llegan a pagar será debido a la necesidad de financiar su propia empresa, sin acudir al crédito.
En el caso de los particulares el objetivo es diverso, y se circunscribe a esconder dinero que no ha tributado y se pretende que no tribute nunca, ya sea para eludir el pago del impuesto o bien por tratarse de dinero mal habido. El beneficio se logra debido a la seguridad que entregan las normas relativas a secreto bancario y el ocultamiento de información.
La forma en que el particular actúa es por medio de la constitución de sociedades Offshore, que se caracterizan por la facilidad y rapidez para crearlas, como por el bajo nivel de requisitos o antecedentes que se solicitan, lo que permite absoluta confidencialidad en cuanto a la información que de ellas se entrega.
Sea una u otra manera de desviar ingresos o utilidades a los paraísos fiscales resulta extremadamente nocivo para las economías, afectando a los países de origen del capital ya que la riqueza que ha permitido generar finalmente no paga impuesto en su país, y el alto costo que representa la mantención del gasto público se traslada a otras bases fiscales, como el impuesto a la renta del trabajo, la propiedad y el consumo (IVA), aumentando la brecha entre los distintos estratos sociales e impidiendo una función básica y fundamental del Estado consistente en la redistribución de la riqueza.
Patricio Valdés Esc. Derecho, Universidad Central.
Medioambioente al debe
Recientemente el Ministerio del Medio Ambiente publicó la Segunda Encuesta Nacional de Medio Ambiente, la que fue aplicada a lo largo de todo el país a fines del año recién pasado y que reveló con claridad una mayor conciencia en regiones respecto de los cuidados en este tema, en desmedro de la Región Metropolitana.
Por ejemplo, frente a la consulta relativa al reciclaje, un 64% señala que lo practica, frente a un 36% que declara no hacerlo.
Al abordar el tema desde el reconocimiento del reciclaje como principal acción para proteger el medioambiente, el primer lugar es para Valdivia, que muestra un 49%; segundo Copiapó (46%); terceros Valparaíso y Rancagua, ambos con un 44%, y el último lugar es para Santiago, con solo un 25%.
La caída es más profunda frente a la idea de educar a niños y jóvenes respecto del cuidado del medioambiente: Santiago solo se muestra en un 7% de acuerdo, siendo ampliamente superado por ciudades como Rancagua (21%); Talca (19%); Copiapó, Valparaíso y Valdivia, todas con un 18%.
Si bien ya está en discusión en el Congreso, una ley que fomenta el reciclaje, es bueno adelantarse y actuar por la ley de la costumbre, sobre todo si ya se sabe que en promedio, generamos un kilo de basura al día.
Educar, limpiar y reciclar parecen ser los tres verbos claves a conjugar, pues tenemos la obligación moral de ser limpios hoy, para herencia de las futuras generaciones.
Sergio M. Urrutia Donoso
Cosas que no funcionan
Sentarse a observar un hospital público desde su entrada no hace más que profundizar la reflexión en torno a la soberanía de la codicia humana, en todo orden de cosas.
Pero no es lo único. Da tristeza ver un país donde los ex presidentes de la República reciben 12 millones de pesos mensuales de por vida, mientras que el grueso de la población recibe menos de 550 mil pesos al mes y el sueldo mínimo bordea los 250 mil, casi el valor de la canasta familiar mensual; donde el 85% de los jubilados actuales percibe menos de 155 mil pesos mensuales de pensión.
Las políticas públicas tienen que seguir una meta sencilla pero a la vez profunda: ofrecer las condiciones de posibilidad para que las personas se desarrollen no importante su etnia, raza, procedencia, nivel socioeconómico.
Cuando se pone sobre la palestra la reivindicación de nuestros derechos se nos dice que nuestros derechos frenarán la inversión. Mentiras. Los datos hablan por sí solos. Las empresas transnacionales siguen invirtiendo en países como Dinamarca o Suecia donde sí se respetan esos derechos. La invitación es a darnos cuenta de que si ponemos en el núcleo del ser, la compasión, el amor y al ser mismo desplazando el tener, podremos reconquistar nuestro poder creativo.
Sergio Durán