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Yasna Calfual

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Es una receta mapuche que data de muchísimos años, la aprendí de la tía Aurelia Truy Truy Manquel, una mujer muy alegre y cariñosa, cuestión que traspasaba en sus comidas, actualmente es parte del menú de mi emprendimiento de Etno turismo Kallfu Pewma. Donde atiendo a mis visitantes explicando nuestra cosmovisión .


Norma Sepúlveda

Recuerdo que cuando era niña, yo me crié con mis abuelos agricultores y ellos solía darnos esta comida ("pavo de harina tostada"), ya que era costumbre de la zona (XI región de Aysén) antes de salir a trabajar. Es una comida muy sana y alimenticia que me gustaría que se prepare nuevamente en nuestros hogares.


Roberto Matamala

En la necesidad, el pueblo ha creado, con los más humildes materiales, platos reconfortantes, nutricios y alegradores. Evidentemente, esta sopa es una variación de la salsa roux, cosa que tenía sin cuidado a las cocineras de antaño, que jamás oyeron hablar de una franchutada como esa. Los materiales son los mismos: alguna grasa -aceite, manteca-, ajo, cebolla, harina blanca y agua. Sólo difiere la preparación. Y esa diferencia hace una mutación clave: de salsa acompañante pasa a plato principal. De segundo plano a primerísimo primer plano. De comparsa a prima dona. Quizás haya, a veces, otro par de diferencias fundamentales: el insustituible amor de la cocinera por sus comensales y esa relación casi mística que nos atrapa cuando la humildad nos calienta el corazón.

Cada vez que vuelvo a prepararla, su aroma y su sabor me recuerdan el olor a la leña del otoño valdiviano, el tintinear de los platos, las rancheras en la radio y al entrañable Peneca. En la niebla suspensa de la calle se escucha a lo lejos: "¡Casi caliente piñoneh!". Preparo la cuchara, mientras mi mamá hunde el cucharón en la sopera y deja caer el líquido humeante en el sólido plato Lozapenco.


Edith Monasterio

La murta es un arbusto que se da en los montes de la región de Los Ríos. Su fruto antiguamente era sustento de las familias rurales, pues su recolección y venta en las ciudades generaba ingresos. Además, permitía disfrutar de mermelada y conservas en la mesa a la hora de las reuniones familiares durante todo el invierno, período en el que escaseaba los agregados para el "unto" del pan.

Su recolección no es sencilla, no está en lugares de fácil acceso y es un fruto muy pequeño y delicado.

El aroma, sabor y textura del fruto fue lo que me atrajo e incentivo en mí la creación de este trago propio de la zona. La preparación de este trago es de carácter familiar por el momento, este concurso es la plataforma ideal para masificar su degustación.


Carolina Aparicio

De pequeña pasábamos las vacaciones en casa de mi abuelo en Bahía Mansa. Los fines de semana muy temprano, bajábamos al muelle, esperábamos que llegaran los botes con los pescadores a vender el fruto de una larga jornada de trabajo, comprábamos la penca de piures y después pasábamos a sacar ulte de los roqueríos. Mi papá con un machete cortaba la penca de piures y se veían los orificios con agua de mar, y dentro de ellos, el intenso color rojo del piure. A su lado esperaba mientras los sacaba y de a uno los depositaba en la fuente en la que se prepararía la ensalada; mientras, hervía una olla en una pequeña fogata donde se cocían los ultes; cuando estos estaban blandos, se preparaban junto con los piures y todos compartíamos alrededor de la fogata.