Eduardo Segundo Hernández Barrientos es un destacado ex dirigente y entrenador del club Teja Independiente de Valdivia y deportista aficionado que se mantiene activo hasta hoy, con 75 años de edad.
"Entreno, aún juego fútbol y salgo a trotar dos días a la semana, dos horas cada vez", asegura con entusiasmo.
También, sigue trabajando. Es funcionario de la Universidad Austral de Chile desde hace más de 50 años, hasta donde llegó también gracias al deporte. "Fue en 1962. Un buen amigo me propuso trabajar en la que es la actual Facultad de Filosofía y Humanidades, donde sigo hasta hoy".
Don Eduardo nació el 18 de septiembre de 1941 en Isla Teja, donde vive en la actualidad y donde -confiesa- le gustaría morir.
Su historia
¿Donde transcurrió su niñez?
-Yo nací y me críe en la isla Teja.Un día 18 de septiembre, con mucho temporal según me contaron cuando era niño, mi madre me tuvo en la casa de Los Avellanos. En ese tiempo había parteras, así que mandaron a buscar a una señora que se llamaba María y fue ella quien me trajo al mundo.
¿Cómo empezó el deporte a ser parte de su vida?
-Comencé a jugar a los 11 años. Durante toda la vida jugué por mi club, pasando por todas las categorías, hasta cerca de los 50 años. Después, como entrenador tuve la suerte de ver jugar a mis hijos, quienes también fueron muy deportistas. He sido jugador, entrenador, dirigente y vicepresidente de mi club.
Obtuvimos varios triunfos en la época. El que más recuerdo es cuando entrenaba a las series infantiles y fuimos campeones provinciales en el año 81. En este tiempo la región era más grande, así que lo recuerdo con mucho cariño, ya que fue todo un proceso para el equipo lograr este triunfo. Entrenábamos desde muy temprano y los jóvenes mantenían un muy buen estado físico, lo que nos permitió enfrentarnos a buenos equipos y ganar.
¿Qué significó el deporte en su vida?
-El deporte me ha dado muchas cosas. Mi vida y mi familia siempre han estado muy ligadas a la actividad física; mis hijos con el fútbol y mi esposa con la natación. He conocido muchas personas y algunas de ellas se han convertido en muy buenos amigo. El deporte me ha permitido conocer otras ciudades, además de que me ha hecho llevar una vida bastante sana. Además, gracias al fútbol me encuentro trabajando desde hace 54 años en la Universidad Austral.
Además del fútbol, ¿practicó otro deporte?
-Practiqué atletismo durante algunos años y logré ganar una maratón en Valdivia, pero no duré mucho tiempo corriendo porque después me casé y nacieron los hijos: Mauricio, Eduardo y Claudio.
En actividad
¿Actualmente le dedica tiempo al deporte?
-En la semana, después del trabajo salgo los días martes y jueves a trotar unas dos horas. Voy a la cancha de la Teja, que me queda muy cerca de mi casa, o si no corro camino a Niebla. La vida que he llevado aún me lo permite, ya que nunca he tenido vicios. Jamás he fumado y nunca he sido bueno para beber, más que en ocasiones especiales, además que mi señora me ha apoyado durante toda la vida con el deporte y en todo lo que hago.
¿Por qué cree que la personas dejan de hacer deporte tan jóvenes?
Bueno, yo lo veo en mis hijos. Ellos fueron muy deportistas cuando eran niños, pero después el tiempo ya no se los permite. Con una carrera profesional, las obligaciones son otras y cuesta mucho más hacerse el tiempo para entrenar con regularidad.
A lo mejor, si yo me hubiese dedicado a algo más pesado, no podría entrenar tanto, aunque no sé, porque cuando no entreno, no me siento yo mismo.
"Hasta hoy salgo a correr unas dos horas en la cancha o camino a Niebla y juego fútbol todos los domingos". "A lo mejor si yo me hubiese dedicado a algo más pesado no podría entrenar tanto, aunque no sé, porque cuando no entreno, no me siento yo mismo". Eduardo Hernández Funcionario de la Uach
Trabajador antiguo
en Uach
En 1962, Eduardo Hernández aceptó la propuesta de un buen amigo para comenzar a trabajar en la Universidad Austral de Chile, desempeñándose actualmente en la Facultad de Filosofía y Humanidades.
El trato consistía en que a cambio de esa oportunidad, él jugaría fútbol por el equipo universitario. Sin embargo, nunca pudo alejarse del equipo que tanto le ha entregado: el Teja Independiente. "Nunca jugué mucho, la verdad, ya que no podía dejar a mi equipo de toda la vida", recuerda.
Pero el cariño por la Uach no ha sido menor. Con su trabajo y junto a su señora Gladys Nauto -con quien está casado desde hace 54 años- pudo educar a sus hijos Mauricio, Marcelo y Claudio. "Estoy muy agradecido de la universidad, ya que me dio la oportunidad de educar a mis hijos. Además pude obtener un diploma como monitor de fútbol, en un curso que nos dictaron ".
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