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Importancia de practicar outdoor

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Tamara

Miranda

Directora Escuela de Terapia

Ocupacional

Salir de nuestra casa, de las cuatro, ocho o diez paredes que nos rodean, está científicamente comprobado que genera cambios positivos y preventivos en nuestra salud.

Por naturaleza el ser humano es activo, dinámico, y desde tiempos inmemoriales, tal vez, la ocupación más común para muchos era mirar las estrellas.

Hoy en día las condiciones de salud y de la sociedad han privado al adulto de salir de casa. Sólo por mencionar algunos datos científicos podemos decir que nuestro sol está a 146.600 millones de kilómetros, los rayos cruzan nuestra atmósfera llegando directamente a nuestra piel. Eso, aunque no lo crean así, no es tan malo.

Al llegar la luz a nuestra piel se provoca una asombrosa reacción molecular llamada "la vitamina de la luz" (Vitamina D).

Algo del colesterol que consumimos se aloja en nuestra piel y los rayos UVB lo modifican convirtiéndolo en vitamina D3, activando de este modo los mecanismos para una mayor y mejor absorción de calcio para nuestros huesos. La vitamina D previene el cáncer, las enfermedades al corazón y la depresión. Sin vitamina D aumenta la osteoporosis y disminuyen las barreras inmunológicas.

No sólo la exposición al sol, sino que estar en la naturaleza produce cambios mentales y físicos en nuestro cuerpo. El cerebro tiene mucha más actividad estando en la naturaleza, que se expresa en mayor empatía, estabilidad y amor. Al contrario, encerrados en casa u otros, el cerebro tiende a traducir su funcionamiento en miedo y estrés.

Así que con sol o sin él, lluvia o frío, es importante visitar nuestra naturaleza y disfrutar sus detalles que, sin duda, (y científicamente comprobado) nos llenarán de vitalidad, energía y belleza.

Raúl sepúlveda pantoja: una vida dedicada a la dirigencia bancaria

PARA AYUDAR A LA GENTE. Siempre ha colaborado en los lugares donde ha trabajado, ya sea como delegado, líder de grupo, incluso ahora, ya retirado del Banco del Estado.
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Raúl Sepúlveda Pantoja, nació el 19 de julio de 1942, es el segundo de seis hermanos del matrimonio de Juan Guillermo Sepúlveda y Ana Pantoja, y desde su juventud ha sido delegado y dirigente sindical. "Pertenezco al partido Socialista desde 1968, pero estoy desilusionado de la política actual, por lo que no milito activamente", dice. Actualmente conduce a la filial Valdivia de la agrupación de Jubilados y Montepiados del BancoEstado.

"Mi padre fue obrero de la ex industria Immar y posteriormente funcionario de servicios del hospital Regional del ex hospital John Kennedy. Además, él también fue dirigente y militante del partido Socialista", recuerda.

Los estudios básicos los realizó en la Escuela N°4 de los Barrios Bajos, y los secundarios en el Instituto Comercial de Valdivia, egresando en 1962. "En el 2000, estudié en el vespertino del Instituto Comercial, la mención de Contabilidad, egresando en primer lugar y además fui elegido como mejor compañero".

Dirigencia

Después de trabajar por dos años, media jornada en la Industria Immar, Raúl Sepúlveda ingresó el 1 de febrero de 1963, como supernumerario aprendiz al Banco del Estado en Valdivia. "Después de seis meses pasé a ser sólo supernumerario y al cumplir un año de trabajo, el nombre era oficial grado 30", recuerda.

¿Desde cuándo es dirigente?

Desde muy joven. En 1971 fui elegido dirigente de la Asociación de Trabajadores del Banco en la provincia de Valdivia, representando al partido Socialista.

Sin embargo, todo se vio truncado después del golpe de Estado, en 1973. Fui detenido y acusado de ultraje a la bandera y maltrato a Carabineros en tiempos de guerra. Se me hizo un Consejo de Guerra, donde fui condenado, junto con el agente del banco, a cumplir una pena de cárcel de 180 días en Valdivia.

Ya cumplida mi condena, estuve buscando trabajo infructuosamente, por lo que decidí emigrar a Comodoro Rivadavia, al sur de Argentina, junto con mi familia, donde estuve radicado por siete años. Ahí trabajé en la empresa Técnica Patagónica y vi como fue creciendo el lugar desde un villorio hasta ser una gran ciudad.

¿Qué pasó a su regreso al país?

-Al regresar a Chile, trabajé como vendedor en el comercio minorista, manejé un colectivo y en 1983 ingresé a trabajar a Reifschneider como ejecutivo zonal por diez años.

Con el retorno a la Democracia, el gobierno de Patricio Aylwin ordenó que se reintegraran todos los funcionarios públicos que cumplieran ciertos requisitos, que yo cumplía, por lo que solicité volver al Banco del Estado.

¿Por qué regresar al Banco del Estado?

-Por un tema de orgullo. Se dijeron muchas cosas feas de mí, como que me habían despedido por ser ladrón, y yo quería limpiar mi nombre.

Por suerte aceptaron mi solicitud de reincorporación. Estuve destinado en la sucursal de Lanco, donde estuve por casi un año, antes de regresar a Valdivia, donde además, fui elegido como delegado del personal suplente de la oficina. Junto con Carlos Valenzuela, quien era el delegado titular, hicimos muchas cosas en favor de los representados.

Por ejemplo, creamos un Centro Médico de la Isapre, tuvimos a cargo un Hogar Universitario, dependiente del Sindicato Nacional, con capacidad para 25 personas, hijos de funcionarios de otras regiones, se instaló una sala de acondicionamiento físico en el subterráneo de la sucursal Valdivia del Banco del Estado y formamos el cuerpo de delegados de la décima región Norte.

El 2001 fui nombrado agente de la sucursal Las Ánimas hasta 2003, año en el que me retiré por enfermedad.

Los patitos dorados

Desde que se pensionó en 2007, Sepúlveda ha participado activamente como socio activo de la filial de la Asociación de Jubilados y Montepiados del BancoEstado. "Sin embargo, en 2012, don Juvenal Jaramillo, presidente de la filial, me solicitó que me hiciera cargo de dirigir a la agrupación. Además, hace tres años creamos el Club del Adulto Mayor "Los Patitos Dorados", como una forma de poder postular a los fondos regionales. Somos 67 socios y participamos en proyectos municipales y del Senama", relata.

"Hace tres años que creamos el club del adulto mayor "Los Patitos Dorados", porque era la única forma de poder postular a fondos" "Al regresar a Chile, trabajé como vendedor en el comercio detallista, manejé un colectivo y como ejecutivo de ventas"

Raúl Sepúlveda, Dirigente social

"Mi familia es primordial"

Raúl Sepúlveda está casado hace casi 51 años con Margoth Guzmán Cárcamo. "Nos conocimos en el Instituto Comercial. Estudiamos la misma especialidad -Secretariado Administrativo- y una semana antes de graduarnos, nos pusimos a pololear y nuestro matrimonio fue en mayo 1965", recuerda. La pareja tuvo dos hijos, Jaime y Sandra y ahora disfrutan de dos nietos, Diego de 20 años quien estudia Enfermería y Cristóbal de 11 años quien es alumno del Instituto Salesiano. "Nos vemos todos los días con mis hijos y eso para mí, es un privilegio. Creo que me saqué la lotería con la familia que tengo".