Emprender con un sello social
María José
Alcalde
Diseño
Gráfico, IP Santo Tomás
Los emprendedores están llamados a crear valor y los emprendedores sociales buscan fomentar la cohesión y luchar contra las desigualdades, con ideas y acciones que tengan consecuencias positivas en la vida de distintas comunidades a corto plazo, como el intercambio cultural, apoyo de necesidades integrales, experiencias piloto para ser replicables y a largo plazo, tales como la transformación del entorno o la recuperación de la identidad de algunas localidades.
En Chile existen distintas instituciones que se dedican al emprendimiento social, una de las más connotadas es Social Lab, que es chilena y la hemos exportado. Social Lab tiene como visión "Creemos en un nuevo modelo de desarrollo basado en la empatía, la colaboración y la creatividad del ser humano para resolver los grandes problemas de la humanidad." Y otra importante, con sede en nuestro país, es Ashoka. Para ellos al visión es que "Todos podemos cambiar el mundo".
Algunos ejemplos de emprendimientos sociales chilenos son Panal y Algramo. Algramo, identificó como problemática que hoy en día en los barrios y asentamientos existe un "castigo al formato pequeño", el cual se traduce en un 40% de sobreprecio en bienes de consumo en relación a formatos de venta de mayor volumen. Este problema afecta en múltiples variables, por un lado, afecta el ingreso, ya que las personas que quieren comprar menos tienen que pagar más, y que provienen preferentemente, de familias de menores ingresos.
Panal se dio cuenta de que, independiente del contexto donde nacen, todos los jóvenes de Chile pueden decidir su futuro, a partir de un cambio de mentalidad, al formar estudiantes capaces de tomar la decisión de transformar positivamente su realidad y entorno. Dictan talleres donde enseñan a los jóvenes a empoderarse, a identificar problemáticas y oportunidades en sus establecimientos.
Si somos capaces de identificar problemas, seguro podemos proponer ideas en vez de reclamar.