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Un plan de manejo para el Santuario Carlos Anwandter

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Hace 35 años nace el Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter. El terremoto de 1960 en Valdivia causó el hundimiento de las riberas del río Cruces, formando este humedal de más de seis mil hectáreas, que con el paso del tiempo se pobló por diversas especies vegetales acuáticas y palustres, la mayoría de ellas de origen nativo, así como por un significativo número de especies de avifauna. Buscando proteger este valioso patrimonio natural, en 1981, 4.877 hectáreas del humedal se declararon Santuario de la Naturaleza, pasando a ser parte del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado. Ese mismo año se convierte en el primer sitio de Chile reconocido por la Convención Ramsar sobre los Humedales de Importancia Internacional.

La conservación de este sitio Ramsar ha concitado la atención de muchas personas que han dedicado gran parte de su vida al cuidado de este Santuario. En tal sentido es oportuno destacar y reconocer el trabajo del profesor de la UACH Roberto Schlatter, quien recientemente nos ha dejado. De igual forma merecen nuestro reconocimiento los guardaparques Luis Miranda, Roberto Rosas y Luis Thon, quienes continúan trabajando para su protección.

Sin embargo, tal trabajo requiere ser continuado y fortalecido con toda nuestra atención y preocupación. En efecto, con el paso de los años, una serie de procesos y factores han comenzado a amenazar al Humedal. Estas amenazas tienen relación con los asentamientos y actividades humanas que han ido desarrollándose en las zonas adyacentes y en la cuenca que alimenta al humedal. Entre ellas, destacan los residuos líquidos industriales, la extracción de agua para usos agrícolas, la expansión inmobiliaria y la cosecha forestal de predios aledaños. Especial impacto tienen especies invasoras como el visón y los perros vagos. Finalmente cabe señalar el impacto emergente que tienen las actividades recreativas y de turismo. Se trata de acciones que vemos como amigables, pero que han alcanzado una magnitud tal que requieren ser analizada para evitar que pueda afectar a este valioso ambiente natural.

Enfrentar tales amenazas considera combinar una fuerte labor preventiva con la urgente necesidad de regular ciertas actividades críticas. Ambas tareas requieren que la ciudadanía coloque especial atención en la salud de este ecosistema y apoye el trabajo por su conservación que se ha venido realizando.

Conaf, que administra y protege este humedal identitario de Valdivia y de la Región de Los Ríos, trabaja constantemente por su protección y preservación y se encuentra desarrollando soluciones que apuntan a contar con un plan de manejo del Santuario, que considere no solo el área lacustre, sino que establezca una zona de amortiguación con usos definidos y regulados. Tal zona de amortiguación es crucial. En un humedal, parte importante de su conservación será el resultado de la medida en la cual, la población que allí habita y/o desarrolla sus actividades, valora este patrimonio y, consecuentemente evita acciones que lleven a su degradación.

Director Ejecutivo

Corporación Nacional Forestal

Aarón

Cavieres Cancino