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Fenpruss negocia mejoras en la carrera funcionaria

GREMIOS. Indican que son rumores que estos cambios "bajen el grado de los profesionales o perjudiquen profesiones".
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Actualmente la Federación Nacional de Profesionales Universitarios de los Servicios de Salud (Fenpruss) se encuentran negociando con los ministerios de Salud y Hacienda mejoras a la carrera funcionaria. La presidenta de la Fenpruss del Hospital Base de Valdivia y coordinadora de la organización en la región de Los Ríos, Aurora Delgado, indicó que esta negociación se encuentra en desarrollo y calificó como "rumores malintencionados" informaciones que indicarían que con las modificaciones se "bajaría el grado o perjudicaría a alguna profesión".

La dirigenta gremial destacó que actualmente se está viviendo un momento histórico con esta negociación. "Con esto se busca mejorar las condiciones laborales de todos los profesionales que trabajan en hospitales públicos. La salud municipalizada tiene una carrera que permite la movilidad de los trabajadores. Nosotros queremos ir en esa misma línea, ya que ahora aparecemos como funcionarios de segunda categoría", explicó.

Por ejemplo, relató que prácticamente el 70 por ciento de los profesionales se encuentran a contrata. "Estos profesionales están más vulnerables al abuso de los propios empleadores, a que sean despedidos y a que los propios profesionales naturalicen que tengan un grado inferior", dijo. Entre los planteamientos de la Fenpruss se destaca que se asegure que "cada tres años, por mérito, experiencia y capacitación se acceda a un nivel remuneratorio distinto". Y agregó que "Hoy queremos que exista la seguridad de que cada tres años se tendrá un grado superior. De este modo no habrá competencia. El principio básico de esta nueva carrera es que asciendas por tus propios méritos".

La nueva Ley de Etiquetado también presenta desafíos para la industria alimenticia

SALUD. Además de entregar información sobre la calidad y el contenido de los productos, profesionales de distintos ámbitos indican que este nuevo reglamento obligará a las empresas a modernizar sus procesos y reemplazar nutrientes peligrosos.
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Claudia Muñoz David

Desde comienzos de semana ya es ley que todos los alimentos envasados contengan rótulos que indiquen a sus compradores si son altos en niveles de azúcares, grasas saturadas, calorías o sodio. Con sellos color negro el Ministerio de Salud busca mejorar la información disponible sobre los alimentos y desincentivar el consumo de aquellos que los poseen.

¿Quiénes son los encargados de entregar esa información a la comunidad? Los fabricantes, productores, distribuidores e importadores de alimentos. Ana Karina Burgos, docente de Nutrición y Dietética de la Universidad San Sebastián sede Valdivia, explicó que "la información que se está dando a través de los sellos nos entregan una advertencia. La población tiene que tener en cuenta que toda esta información es por cien gramos de alimento, no por la porción. Por lo tanto, lo que uno debiera hacer es tratar de eliminar los alimentos que contienen la mayor cantidad de sellos. Es decir, lo que se debe es preferir aquellos alimentos que menos 'altos en' tengan e, idealmente, preferir aquellos que no los tienen".

La nutricionista aseguró que este etiquetado también significa una llamada de atención a la industria alimenticia. "La industria alimentaria tiene que adaptarse a esta normativa, ya que deberá realizar un esfuerzo adicional para poder sustituir los nutrientes que son tan apetecidos por la población, pero que son negativos para la salud. Está comprobado, a través de estudios, que existen nutrientes que no tienen beneficios para la salud y el objetivo es ayudar a la población infantil de nuestro país, quienes presentan altos niveles de obesidad", destacó.

Sí se puede

Nimia Manquián, encargada del Laboratorio de Fitoquímica de la Universidad Austral de Chile, explicó que la clave está en innovar. "Nuestra industria tradicional no lo hace, copiamos recetas de todo el mundo. Esta ley representa una gran oportunidad para modernizar la industria", dijo.

Manquián está a cargo de un proyecto en el que empresarios locales aprenden a mejorar sus productos y convertirlos en alimentos funcionales, es decir, que mejoran la salud. "Hemos modificado el sodio, bajado grasas saturadas y azúcares. Hay alimentos que sí pueden ser completamente saludables, como las cecinas. Ya lo logramos con una empresa pequeña en la que reemplazamos el sodio por hierbas o especias, por ejemplo. Hay otros productos con los que es más difícil. El chocolate tiene de por sí grasas saturadas, pero hay que explotar otros atributos. La industria puede cambiar, con voluntad y capacitación al empresario", explicó.

Otros alcances de la ley

Además de los sellos, la nueva ley busca proteger a los niños y adolescentes de la publicidad de alimentos altos en nutrientes relacionados con la obesidad. Como también mejorar la oferta y disponibilidad de alimentos en los establecimientos educacionales. En estos últimos no podrán ser comercializados alimentos que superen los límites permitidos en azúcar, calorías, sodio o grasas saturadas, envasados o no envasados.

"La industria deberá hacer un esfuerzo adicional para sustituir nutrientes que son apetecidos, pero dañinos".

Ana Karina Burgos Nutricionista USS

Para considerar

El 27 de junio entró en vigencia la norma que obliga a etiquetar a todos los productos que superen los contenidos máximos permitidos y excluye de su venta en colegios a los alimentos que porten estas advertencias.

En junio de 2018 serán endurecidos los niveles máximos permitidos de calorías y azúcares. Mientras que en junio de 2019 se volverá a aumentar la exigencia. Para no portar la advertencia, los alimentos deberán haber reducido en un 30 por ciento sus calorías y en 16 por ciento sus azúcares.

Durante el año 2026 y a través de la Encuesta Nacional de Salud de ese año se espera que pueda ser apreciado el impacto de esta medida en los niveles de obesidad y sobrepeso.

Los alimentos no podrán utilizar en su publicidad -incluido su rótulo y envase- elementos que atraigan especialmente la atención o interés de menores de 14 años, por ejemplo juguetes o calcomanías.