Se estima que en el país hay más de diez millones de personas que viven en zonas afectadas por la contaminación del aire. La mayoría está concentrada en Santiago, pero esa realidad también se repite con fuerza en la zona sur y, en el caso de Valdivia, desde marzo de 2014 está declarada como "zona saturada".
La principal razón para esta declaratoria es la polución que produce el mal uso de la leña. Por lo mismo, se encuentra en estudio un Plan de Descontaminación Ambiental (PDA), cuyas medidas apuntan especialmente en esa dirección, con el incentivo al uso de leña seca o certificada, recambio de calefactores, estímulo al uso de otras fuentes de energía y también apoyo para la aislación térmica de las viviendas.
Este último punto, según señala la mayoría de los estudios sobre el tema, debiera ser el centro de las iniciativas que se lleve adelante, pues la razón por la cual se utiliza mayor cantidad de calefacción, es porque gran parte de las casas deja escapar el calor. Y se produce un círculo, que estimula el consumo de leña y que lleva incluso a incumplir las normas en los días de pre-emergencia o emergencia ambiental (como ayer en Valdivia) cuando se prohibe la utilización de todo artefacto que genere humo visible, por muy moderno que sea.
Esta última medida, aplicada en dos polígonos en Valdivia desde este año, ha sido compleja de asimilar por la comunidad, que no siempre comprende el vínculo de iniciativas anteriores contra la contaminación, con ella. A menudo se lee en redes sociales y se escucha, que hay frustración entre quienes hicieron el esfuerzo de comprar leña certificada o seca (más cara en el mercado formal), si de todas maneras ella no se puede utilizar en los días más fríos del invierno, cuando hay pre emergencia o emergencia ambiental.
Ese mensaje poco claro ha jugado en contra a la conciencia de las personas por contribuir a descontaminar y, al revés de lo esperado, genera cierto rechazo.
Es necesario, entonces, reforzar con mayor sencillez las indicaciones y también explicitar los riesgos de no cambiar de conductas, por el daño que se causa a la salud de la comunidad en su conjunto.