CortaPET es una empresa que lleva menos de un mes en el mercado valdiviano. Creada por Catterina Schiaffino, Pía Aravena, Quentin de Neyer y Benjamín Carriquiry, "cuatro amigos artesanos, ex-científicos, artistas e ingenieros atípicos de Valdivia", a quienes les une la idea de realizar productos que respeten el planeta, "porque estamos comprometidos a generar un cambio profundo y consistente, haciendo una empresa para el mundo", dicen.
¿Qué producto ofrecen?
-Desarrollamos un producto llamado cortaPET, que es una herramienta de mano que convierte fácilmente las botellas de plástico en una cinta resistente y flexible que puede usarse para un sinfín de aplicaciones; como sustituto de otras cintas, pita y cuerdas o como un material para actividades de artes creativas, produciendo ahorros en materiales sustitutos y tiempos de compra asociados. El cortaPET está construido con madera nativa, lo que lo convierte en un objeto estético y hecho para durar.
¿Cómo se les ocurrió realizar este producto?
-Hace tiempo que estábamos interesados en el cortador de botellas PET, porque habíamos visto unos prototipos en internet, en particular uno que hicieron en Francia. Nos cautivó mucho la idea de desarrollarlo en Chile, porque la herramienta no solo es una excelente manera de reutilizar las botellas desechables, si no que además es muy lúdico y la cinta que resulta tiene un enorme potencial para amarrar, colgar y crear.
Cuéntenme de los inicios de la empresa.
-Queríamos dedicar nuestro tiempo y esfuerzo a algo que nos hiciera sentido y generar un movimiento y una transformación positiva en el ámbito del medio ambiente. Además, nos negábamos a pasar horas en una oficina haciendo algo a lo que no le encontrábamos significado real para poder, con las pocas horas que nos quedaban, participar de ese cambio. No nos fuimos a Santiago, porque hacer un emprendimiento allá tiene ese peso del centralismo que precisamente es parte de ese universo que queremos cambiar. Así fue que con amor y trabajo colectivo pudimos desarrollar un excelente producto desde el punto de vista ingenieril, estético y social. Ahora estamos en la fase en la que el cortaPET sale de nuestro laboratorio y llega a la caja de herramientas de todos los hogares. Creemos que todas y todos debemos hacer del acto ecológico algo cotidiano, pero mejor si puede ser de manera lúdica y con un beneficio directo, como sucede con el cortaPET.
¿Qué los diferencia de las otras empresas?
-Aspiramos a ser una empresa B, es decir, basar nuestro éxito empresarial en dar solución a un problema ambiental y social.
Además de tener rigurosos estándares de gestión y transparencia, procesos de producción éticos y ecológicos, estamos comprometidos a generar un cambio profundo y consistente en el planeta. En esta línea, cabe destacar que nos oponemos a la obsolescencia programada. Frente a los muchos fabricantes que diseñan productos para que se vuelvan inservibles, nosotros queremos ofrecer una herramienta de alta calidad, hecha para durar.
¿Qué es lo más difícil de emprender?
-El mito de moda cuenta que el emprendedor es alguien exitoso. En la realidad, por cada historia de éxito hay numerosos fracasos previos. Emprender es caerse mil veces, requiere una entrega absoluta y profunda que consume todo tu tiempo y energía, pero ésta es una dificultad en la que el fruto de este esfuerzo traerá un beneficio para todos.
¿Cuál sería la recomendación para los que quieren emprender?
-Que es hora de jugárnosla. El mercado puede ser útil para resolver cuestiones sociales y ambientales que nadie va a resolver, si no lo empezamos a hacer nosotros mismos.