Claudia Muñoz David
Los tumores no solo afectan a los humanos. Diferentes especies también están expuestas a desarrollar cáncer. Existen distintos tipos de genes supresores de tumores -entre ellos los llamados genes reprimo- que son compartidos por distintas especies y que recientemente están siendo investigados. Un estudio liderado por el doctor en Ciencias Biológicas e investigador de la Universidad Austral de Chile, Juan Cristóbal Opazo, tenía la finalidad de conocer la evolución de estos genes: cómo se originaron, quiénes los tienen y cómo han evolucionado. Para desarrollarlo, un equipo de científicos investigó los genomas de animales vertebrados. Sin embargo, al finalizar el estudio, no solo lograron responder sus preguntas originales, además descubrieron un nuevo gen reprimo, el que fue encontrado en peces óseos, tiburones y peces de aleta lobulada.
En esta investigación -que por ahora se encuentra publicada en la versión web de la revista científica Gene- participaron científicos de la Universidad Austral de Chile, la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad del Estado de Mississippi, de Estados Unidos. Juan Cristóbal Opazo explicó que es valiosa porque "los genes reprimo son particularmente importantes en el cáncer gástrico, cuya incidencia en Chile es alta. Conocerlos permitiría utilizar algunas de las modificaciones que ocurren en estos genes como indicadores tempranos de este tipo de cáncer, lo que ayudaría a mejorar su pronóstico", dijo.
El estudio
¿Cómo se realizó el estudio? Hace un año uno de los ex profesores de Juan Cristóbal Opazo de la Universidad Católica -al que no veía hace unos 13 años- lo llamó muy entusiasmado. Él se dedica a estudiar el cáncer y le comentó que tenía un sistema de genes que participaban en el cáncer gástrico que lo tenían intrigado. Quería saber qué especies lo tenían, de dónde venían. Es decir, estaba interesado en su evolución. Luego de esa llamada comenzaron a trabajar juntos. Primero buscaron en la literatura qué se había investigado sobre estos genes. "Nos dimos cuenta de que no había nada. Nuestra pregunta más básica fue quién tiene estos genes aparte del ser humano, la rata y el ratón, que son los modelos de estudio que hoy se utilizan. Buscamos en mamíferos, aves, reptiles y peces y realizamos las comparaciones", dijo.
Fue en ese momento cuando identificaron un gen reprimo que no estaba descrito en la literatura, nadie lo había visto en los genomas de los vertebrados. "Nunca antes había descubierto un gen. Simplemente los analizaba y veía quién los tenía y quién no. Esto fue nuevo para todos. Quizás este gen no había sido descubierto porque está en un rango de especies muy pequeño: en tiburones, peces de aletas lobuladas y en peces óseos", explicó.
Uno de los peces óseos en el que fue hallado es el pez cebra, utilizado como modelo fisiológico por excelencia. "Mucha gente lo ocupa en el mundo porque su desarrollo es rápido, los animales son transparentes por lo que puedes ver cómo van cambiando las células si las tiñes. Muchas de las cosas que se hacen en el pez cebra después se trasladan al ser humano. Descubrirlo en este pez fue algo importante", detalló Opazo.
También conocieron dónde se expresan los genes reprimo. Buscaron en seis órganos distintos de cinco especies diferentes y confirmaron que invariablemente se expresan en el cerebro. "Llama mucho la atención porque el tejido nervioso en general no experimenta divisiones celulares. ¿Cómo lo interpretamos? Creemos que este gen es como un guardián del cerebro en el sentido de que en el caso de que comenzara a ocurrir un tumor cerebral, este gen lo suprime", destacó. Y además establecieron cuándo se originaron los genes reprimo: entre 730 y 630 millones de años atrás, en el ancestro de los vertebrados.
Para el investigador Juan Cristóbal Opazo otro de los hallazgos realizados gracias al estudio es que en las aves no fueron identificados genes reprimo. "Es raro que un vertebrado no los tenga y uno podría usar a las aves como modelo de estudio para el cáncer gástrico simplemente porque no tienen este gen supresor de tumor. La mayoría de la gente en ciencias cuando quiere investigar un gen lo inhabilita, por ejemplo, en un ratón. Luego ve lo que pasa en su vida sin ese gen. Las aves ya solucionaron el problema de vivir sin reprimo y -particularmente- tienen una incidencia de cáncer menor que los mamíferos, por lo que es interesante estudiarlas", explicó.
Desarrollar la investigación fue un proceso rápido, ya que los datos necesarios para hacerlo estaban depositados en internet. El científico no necesitaba realizar experimentos, tampoco buscar animales. Solo necesitaba su computador.
Otro aspecto que Opazo destaca es la colaboración lograda para el desarrollo del estudio. "Lo importante de este trabajo es que nos permite entender cuáles son las bases genéticas del cáncer. Además que en él confluyeron dos grupos de investigación que son totalmente distintos, nosotros que trabajamos en biología evolutiva y otro grupo que trabaja en cáncer. Hubiese sido imposible generar el estudio desde una sola disciplina", destacó.