El altruismo puro y auténtico se adquiere con los años
ESTUDIO. A partir de los 45, las personas adquirirían una mayor inclinación a ser generosas, independientemente de su nivel de ingresos.
El altruismo puro, aquel que se realiza sin esperar nada a cambio, se acentúa con los años, específicamente a partir de la edad de 45, según encontró un estudio elaborado por la Universidad de Oregon, en Estados Unidos.
Los investigadores fusionaron tres campos de análisis con el fin de encontrar la etapa exacta de la vida en que las personas, en general, tienen una mayor inclinación a hacer obras de generosidad hacia otros, sin motivaciones ajenas al altruismo propiamente tal, como por ejemplo, jactarse de su bondad.
Los campos de investigación empleados fueron la sicología, la economía conductual y la neurociencia. Con ellos, los autores fueron capaces de "aislar" esta virtud. En el trabajo participaron 80 personas de entre 18 y 67 años, quienes llevaban un estilo de vida similar en los ámbitos laboral y personal.
Dar o no dar
Uno de los ejercicios que involucró el experimento consistió en que los voluntarios debían tomar decisiones reales sobre su dinero. En concreto tenían dos opciones: dar un monto de dinero a una organización benéfica o conservarlo para sí mismos, según consignó la Universidad de Oregon en su sitio web. William T. Harbaugh, uno de los autores del informe, explicó que este método se basa en un principio básico de la investigación económica: "Mira lo que la gente hace, no lo que dice".
Los cerebros de las personas que participaron en el estudio fueron sometidos a resonancias magnéticas funcionales (MRI), con el fin de observar las regiones que comúnmente se asocian con el valor y la recompensa. Estos análisis se hicieron mientras los voluntarios observaban o participaban en una serie de transacciones.
Asimismo, los encargados del estudio aplicaron tests de personalidad a los participantes.
Los hallazgos
En el caso de algunas personas, las zonas de recompensa se mostraron más activas cuando el dinero iba a su bolsillo que cuando lo donaban. Según Ulrich Mayr, otro de los autores y quien ya había desarrollado un estudio similar en 2007, este resultado se puede interpretar como una respuesta neuronal relativa al auto-interés.
Otros, en cambio, mostraron una mayor actividad de esta zona cerebral cuando donaron dinero a una organización benéfica, lo que sugeriría una tendencia hacia el altruismo y el desinterés. Estos individuos, además, donaron más dinero cuando se les presentó la oportunidad y registraron una expresión más pronunciada de rasgos de personalidad prosociales. En síntesis, se trataría de altruistas puros.
El descubrimiento
Lo interesante ocurrió cuando los científicos encontraron que esta dimensión del altruismo emergió mayormente en la segunda mitad de la vida de estas personas. De esta forma, la gente de 45 años y más mostró una mayor actividad neuronal en las zonas vinculadas con la recompensa cuando, por ejemplo, veían que los demás estaban bien o cuando daban dinero.
Los mayores de 45, además, tuvieron mayores puntajes en las pruebas que midieron su personalidad prosocial, en comparación con las personas menores de 45 años.
"Nuestra aproximación nos permitió establecer puntos comunes en los diferentes enfoques para evaluar el altruismo", sostuvo Mayr al sitio web de la universidad estadounidense. "Es interesante el hecho de que tres métodos distintos converjan en una dimensión común de la beneficencia y que podamos medir de manera fiable el altruismo puro", añadió el investigador, cuyo paper contó con el apoyo de los Institutos Nacionales de la Salud de EE.UU. (NIH, por sus siglas en inglés) y fue publicado en la revista Journal of Experimental Psychology: General.
Ni el género ni la orientación política ni el nivel de ingreso hicieron diferencias en esta materia. A juicio del equipo de Oregon, que el salario no sea un factor indicaría que la correlación que vieron con respecto a la edad "no se debió simplemente a que los adultos generalmente son más ricos".
Una mirada más profunda
En opinión de Ulrich Mayr, uno de los investigadores, estos hallazgos sugieren la posibilidad de que las experiencias de vida puedan "cultivar las semillas" del altruismo puro en la gente, "permitiéndoles crecer en el deseo de contribuir al bien público". El autor afirmó que esta investigación tiene una segunda arista: "Nos da una mirada más profunda sobre las personas que donan y contribuyen de manera altruista a la sociedad", dijo. "Si como sociedad queremos fortalecer las comunidades y tener un mundo donde las personas se cuiden mutuamente, podemos volver atrás y preguntar qué tipo de políticas y condiciones sociales pueden ayudar a las personas a llegar allí", afirmó.