Mauricio Mondaca
A sus 100 años, Joao Havelange cumplió el sueño de ver unos Juegos Olímpicos en su país, aunque no rodeado de la gloria que siempre imaginó.
Enfermo durante el último mes, el antiguo poderoso jerarca de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) no solo los vio postrado en una cama, tras cumplir un siglo de vida, sino que con su imagen maltratada desde hacía tiempo por sospechas de corrupción.
La estrella de Havelange, quien falleció ayer por una neumonía en el Hospital Samaritano de Río de Janeiro, se había empezado a hundir años atrás. Su poder se había diluido paso a paso y también llegó a ser testigo de los daños a la imagen de la organización que convirtió en una hoy cuestionada marca deportiva global, la FIFA.
Llegó a estar vivo para los Juegos, como pedía ardientemente en 2009, en la votación que designó a Río como la primera sede olímpica de Sudamérica, en una histórica cita en Copenhague (Dinamarca), cuando esa ciudad superó a Madrid, Tokio y Chicago. Pero hasta los honores se quedaron cortos. El estadio conocido como "Engenhao" es uno de los estadios de Río 2016, pero el nombre de Havelange es pudorosamente omitido y estos días es llamada a secas "Estadio Olímpico".
El todopoderoso
La omnipotencia que destilaba la figura del dirigente brasileño comenzó a caer en desgracia en diciembre de 2011, cuando renunció a su puesto de miembro honorario del Comité Olímpico Internacional (COI) oficialmente "por razones de salud".
Su salida del cargo interrumpió una investigación en marcha del Comité de Ética del COI, que había reaccionado a las denuncias del periodista británico Andrew Jennings, quien lo sindicó por haber recibido sobornos de la quebrada empresa de marketing deportivo ISL en la década de 1990, cuando todavía era el presidente de la FIFA, el organismo que el brasileño comandó nada menos que entre 1974 y 1998.
Bajo Havelange, la FIFA se convirtió en un ente global profesionalizado y en una "máquina de hacer dinero", aunque también, en opinión de no pocos conocedores de su estructura y forma de trabajo, en una poderosa red de corrupción planetaria.
El brasileño empezó su "revolución" en el modesto ente rector del balompié tras asumir el poder en 1974. "Cuando llegué a la FIFA, había solamente 20 dólares en caja. Cuando abandoné el cargo, había 4.000 millones de dólares", solía recordar orgulloso .
¿Su receta? Bajo su mandato, la Copa del Mundo pasó de 16 a 32 selecciones y dio un mayor protagonismo a América, África y Asia. Además, introdujo nuevos torneos como los mundiales sub 17 y sub 20, el Mundial de Clubes, la Copa Confederaciones y la Copa Mundial Femenina.
Su relación con chile
Havelange no tuvo problemas en acercar la política al fútbol, si esto extendía su poder y el fervor por el deporte en distintas latitudes. El brasileño causó polémica al otorgar el Mundial de 1978 a Argentina, dos años después del golpe de estado. Con el régimen de Augusto Pinochet también cultivó lazos, los que se vieron fortalecidos al entregar al país la organización del Mundial Sub 20 de 1987, en el que la Roja terminó en el cuarto lugar.
Pero al mando de la FIFA, el poderoso dirigente fue inflexible con el país, luego de la simulación de Roberto Rojas en el "Maracanazo" y el posterior retiro de la selección chilena de la cancha.
Tras meses de viajes de la dirigencia local a Zurich (Suiza), investigaciones y contactos al más alto nivel, la cúpula de la FIFA sacó de por vida al arquero del fútbol (en el año 2000 le fue levantado el castigo), excluyó al país de jugar las Eliminatorias a la Copa Mundial de la FIFA de 1994 en Estados Unidos y sancionó al entonces presidente de la ANFP, Sergio Stoppel, al DT Orlando Aravena, a Fernando Astengo y Daniel Rodríguez (médico), entre otros.
La FIFA reconoció su labor
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, agradeció ayer a Havelange sus 24 años al frente de la FIFA. A través de un comunicado, el jefe del organismo afirmó que durante su mandato "el fútbol se convirtió en un deporte realmente global, alcanzó territorios nuevos y llegó hasta todos los rincones del mundo. La comunidad futbolística debe estar agradecida por ello". "El fútbol le debe un gran agradecimiento y yo me inclino ante él y le agradezco que haya tenido esa iniciativa", escribió su sucesor en la FIFA, Joseph Blatter.
veces participó Havelange en JJ. OO.: Berlín 1936 (natación) y Helsinki 1952 (waterpolo). 2
millones habría pagado la firma ISL a Havelange y otros altos directivos en sobornos. US$ 100