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El auge del populismo

POR MICHAEL MORELL. ex Director Interino y Subdirector de la CIA
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en Estados Unidos

Hillary Clinton comenzó su campaña para la nominación presidencial del Partido Demócrata en calidad de favorita indiscutible, pero Bernie Sanders, un autoadmitido socialista, demostró ser un retador significativo. Donald Trump comenzó su campaña para la nominación republicana como el más débil y divertido competidor, pero manejó una marea de apoyo hasta la victoria, con la que incluso derrotó, temprano en la carrera, al favorito, Jeb Bush. ¿Qué está ocurriendo en la política de Estados Unidos?

Me he pasado mi carrera analizando la política de otros países, así que permítanme aplicar algo de lo que he aprendido a mi propio país. Basado en mi lectura de las encuestas en Estados Unidos y en el comportamiento de los electores, creo que hay tres dinámicas significativas que subyacen y que han confluido para crear este particular momento en la historia de la política estadounidense.

La primera y más importante de estas dinámicas es económica, la inseguridad económica y la inequidad. Los ingresos ajustados por inflación han caído para la mayoría de los dueños de casa en Estados Unidos durante una generación. En una reciente encuesta conducida por el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos, cerca de la mitad de los encuestados dijo no saber dónde obtendría US$ 400 si los necesitaran para una emergencia.

Al mismo tiempo, la distribución del ingreso se ha hecho mucho más desigual, un deterioro significativo durante las últimas décadas. La distribución del ingreso en Estados Unidos está ahora entre las peores de los países desarrollados. Ha caído detrás de China e India, según el Banco Mundial.

Esto es lo que está ocurriendo desde un punto de vista económico. Hay un exceso de demanda por trabajadores altamente calificados (demasiado pocos) y un exceso de oferta de trabajadores no calificados (demasiados). Hay unos 20 millones de desempleados en Estados Unidos, muchos de ellos no calificados. Esta situación está haciendo decrecer rápidamente los salarios para los trabajadores no calificados y empujando al alza los salarios de los trabajadores calificados. ¿Por qué ha estado ocurriendo esto? Bastante simple: el sistema de educación en Estados Unidos no se ha mantenido a la par con los rápidos avances en tecnología y globalización.

Las personas en el lado perdedor de esta dinámica están profundamente frustradas y hablaron fuertemente durante las primarias. Votaron por candidatos que han argumentado a favor de posturas populistas en materia de inseguridad económica e inequidad en el ingreso. Esas personas votaron por Bernie Sanders, quien esencialmente lo que dijo fue que tomaría el dinero de los ricos y se lo daría a los pobres, esto es, redistribución del ingreso. O han votado por Donald Trump, quien dijo que arreglaría esto mediante mejores acuerdos comerciales, esto es, proteccionismo para mantener puestos de trabajo en Estados Unidos. Juntos, Sanders y Trump recolectaron cerca del 45% de los votos en las primarias.

La segunda dinámica, relacionada con la anterior pero más amplia, es la creencia entre la mayoría de los votantes que el sistema político le ha fallado al país, que los personeros electos no están aunando esfuerzos, comprometiéndose y tomando decisiones que hagan avanzar la economía y la sociedad. Los dos últimos períodos legislativos completos del Congreso de Estados Unidos (2011-2012 y 2013-2014) promulgaron un promedio de 290 leyes, entre un tercio y la mitad de la productividad de congresos anteriores. Y el número de leyes promulgadas por el actual Congreso (2015-2016) se está quedando incluso más bajo.

Muchos electores simplemente no creen que los políticos de carrera hayan entregado lo que el país requiere. Es esta segunda dinámica la que llevó a tantos votantes a apoyar a candidatos que no son parte del establishment durante las primarias; 35 millones de votos para candidatos que no son del establishment, un asombroso 58%.

La tercera dinámica es el temor entre algunos votantes blancos poco educados acerca del rápido crecimiento de las minorías y su creciente papel en la sociedad estadounidense, lo que se manifestó de la mejor forma con la elección de Barack Obama como Presidente. Un estudio de 2014 realizado por investigadores de la Universidad Northwestern encontró que la menguante mayoría blanca en el país es un asunto de preocupación para los estadounidenses blancos. No hay duda que la xenofóbica retórica de Donald Trump ha atraído a algunos de esos votantes.

A medida que nos adentramos en la carrera entre Donald Trump y Hillary Clinton por la presidencia, está claro que Trump tiene las tres dinámicas a su favor. Clinton, por su parte, tiene a su lado a los estadounidenses preocupados por los acercamientos viscerales de Trump a los asuntos y sus condenas a muchos grupos de la sociedad, el inevitable subproducto de su xenofobia. Clinton también tiene a su lado a aquellos estadounidenses, tanto demócratas como republicanos, que no son persuadidos por estas tres dinámicas y creen en su acercamiento más pragmático y centrista a los asuntos que son mejor para el país.

La política en los Estados Unidos del 2016 me recuerda a la política de una buena cantidad de países que he observado a lo largo de los años, en los que problemas económicos y políticos similares llevaron a los electores a buscar respuestas fáciles y a apoyar a candidatos con mensajes simplistas y populistas. La ironía, por supuesto, es que en la vasta mayoría de esos países en los que han sido electos populistas (se me vienen a la cabeza la Venezuela de Chávez y el Zimbabwe de Mugabe), los problemas no han sido resueltos; de hecho, han empeorado. En noviembre veremos qué dirección escogen los estadounidenses.