Participación electoral
Muchas veces nos preguntamos por la baja participación en las elecciones, hecho que ha quedado en evidencia, desde hace algunos años, con la entrada en vigencia de la ley que permite la inscripción automática y el voto voluntario. Esta baja participación puede deberse a múltiples factores y refleja el escaso interés que tiene a comunidad nacional en estos temas. Pues bien, aquí encontramos, una de las principales consecuencias de la falta de educación cívica en nuestro país. Evidentemente, no se puede valorar adecuadamente algo que no se conoce.
Por otro lado, el desconocimiento en época de campaña, fomenta el populismo, donde hay candidatos que parecen ser superhéroes, dada las múltiples facultades que se atribuyen. Con la educación cívica, fortalecemos la democracia, al tener un público informado y no vulnerables a la aparición de políticos cuyos valores se alejen de la necesaria estabilidad democrática.
Nuestras instituciones deben gozar del prestigio y valorización adecuada por parte la ciudadanía, la cual no puede verse afectada por la conducta negativa de alguno de sus integrantes, como hoy parece ocurrir. Nuestra institucionalidad está por sobre la conducta de sus miembros.
Lo preocupante, es que luego de años en que la educación ha ido tomando un rol protagónico en la agenda de los últimos gobiernos, la educación cívica parece aún relegada a una mera aspiración de quienes esperamos que cada chileno conozca como se estructura y gobierna nuestro país, y por ende, el rol que le corresponde tener a cada una de nuestras autoridades.
Alejandro Paredes Zieballe Abogado, docente UST
Sobre la Filosofía
La República de Chile tuvo su origen en las lecturas que un grupo de patriotas hizo de los así llamados enciclopedistas, más otros filósofos ingleses y, según la biblioteca, de alemanes. Como se sabe, tras cada transformación social hay siempre ideas: Las que legitimaron la Independencia chilena son las mismas que inspiraron la Independencia de las demás nacionales americanas, la Revolución francesa y la Revolución americana. Por tanto, no seríamos lo que somos sin la filosofía.
Quitar asignaturas en programas de estudios recuerda, además, los peores momentos de la dictadura en relación a los saberes. En efecto, al advenimiento de ese régimen se cerraron carreras, pero también se 'podaron' las mallas de otras, por ejemplo de las pedagogías, las que se quedaron sin materias de ciencias sociales, con dos honrosas excepciones. Por lo que ahora podemos señalar que lo que hay tras la propuesta es impedir que la mayoría de los chiquillos que va a colegios con planes de estudio visados por el Ministerio de Educación van a quedarse, por el hecho de ser pobres y no tener los recursos para que sus padres le paguen un colegio particular, sin una parte del conocimiento que puso las bases de Occidente.
Conocimiento que, por lo demás, se preocupa de cómo argumentar, del qué o cómo conocer, de la lógica, del estudio de los valores; en general, de cómo hacerse cargo de la vida y del destino personales con más elementos. Pero también se sacará Historia, y así cierran el círculo de 'desciudadanización' efectiva (aunque se diga que las horas disponibles irán a un curso de educación física, curioso curso que no requiere de saber valores ni de historia).
La Unidad de Currículum y Evaluación, promotora de la medida, tiene un pasado negro, años atrás inventó el sector (o subsector) Idioma Extranjero, con lo que, aparte de lanzar al desempleo a los profesores del ramo, privó una vez más a los niños pobres de conocer el idioma y la cultura francesa. Todo ello empaquetado en un lenguaje de la diversidad, la globalización, la apertura al mundo; el neolenguaje de Orwell. Y ello no es novedad, pues la llamada Reforma Educacional en Marcha, ocupaba el lenguaje de Bourdieu y Bernstein para propagar todo lo contrario de lo que estos autores sostenían.
Suprimir Historia y Filosofía puede ser visto como un pintoresquismo nacional, un resultado de una mente febril o torpe. Hace unos años atrás fue posible, pero ahora con las personas más movilizadas y atentas a lo que las autoridades deciden, es posible impedir un despropósito que, como siempre, va a perjudicar a la gente en situación de más vulnerabilidad social y precarización intelectual, como diría un asesor o funcionario del servicio público en educación.
Rodrigo Larraín Académico Universidad Central
Salud mental
Sólo un 13,1% de las personas que tiene un trastorno de salud mental utiliza servicios especializados en psiquiatría.Esto es serio y se necesita fortalecer el foco comunitario y de funcionamiento en red del Plan Nacional de Salud Mental, apoyando los servicios de atención primaria, ya que son ellos quienes se encuentran más cercanos a la población.
En ese camino hay que avanzar, también los líderes que vamos a escoger en las próximas elecciones municipales deben involucrarse en estas temáticas, tan primordiales para mantener a la población sana y protegida de los estresores de la vida. Hay que reconectarse en comunidad y fortalecer lazos que permitan mejorar la salud mental de nuestro país, tan cruelmente estigmatizada.
Claudia Moya Docente Enfermería USS