Siempre es digno destacar a quienes luchan por superarse y dejar una huella. En particular, me quiero referir a personas con capacidades diferentes y a la vez excepcionales, quienes despliegan sus conocimientos, habilidades y actitudes, adaptándose a la realidad de nuestro país, y que hoy buscan dejar en lo más alto la bandera chilena en los Juegos Paralímpicos de Rio 2016. En Chile, sin duda hemos avanzado en establecer un enfoque social e inclusivo, no obstante esta visión conlleva aún muchos desafíos por asumir.

Es sabido que el deporte trae, con la asesoría de profesionales, beneficios para la salud de las personas; implica el desarrollo de una serie de habilidades motrices básicas y luego específicas, que se unen en un despliegue armónico de capacidades y técnicas deportivas. En este contexto, veíamos hace tan sólo unas semanas actuaciones extraordinarias de deportistas de diversos países en los Juegos Olímpicos y ahora las vemos en la máxima cita del deporte adaptado, como lo son los Juegos Paralímpicos, donde participan 176 delegaciones y compiten más de 4 mil 350 deportistas en 528 pruebas, en las que un grupo de trece chilenos -junto a su staff médico y técnico- nos representan. Superhumanos, que no consideran su condición como una dificultad, sino más bien como una oportunidad de desarrollo de habilidades, capacidades y técnicas deportivas, quienes buscan superar sus metas, dándolo todo en diversas pruebas tales como tenis de mesa, levantamiento de pesas y tenis en silla de ruedas, entre otras.

Cabe destacar que, junto con ser una participación histórica y motivo de orgullo, el deporte adaptado tiene una relevancia social, digna de reflexionar. En una sociedad que aún no cambia en su totalidad la forma de estimar a las personas, reconocerlas y apoyarlas, claramente es un doble logro para las personas en situación de discapacidad el poder ser valorados desde un enfoque de derecho, en sus distintas áreas.

Tal vez la escasa cobertura de los medios que tienen los Juegos Paralímpicos habla de una sociedad que da luces de políticas públicas y leyes que consideran cada vez más a la diversidad humana, pero con una deuda en la visión social.

El Servicio Nacional de la Discapacidad (Senadis) describe a quien tiene una situación de discapacidad como aquellas personas que, en relación a sus condiciones de salud física, psíquica, intelectual, sensorial u otras, al interactuar con diversas barreras contextuales, actitudinales y ambientales, presentan restricciones en su participación plena y activa en la sociedad.

Melisa Guerrero Coronado Secretaria de Estudios de Pedagogía en Educación Física USS Valdivia

Son 54 las observaciones planteadas por servicios públicos a Concesiones Valdivia S. A. en torno a la construcción de estacionamientos subterráneos en el área de la Plaza de la República de la capital de Los Ríos, de acuerdo a los resultados del segundo Informe Consolidado de Aclaraciones, Rectificaciones o Ampliaciones, Icsara, publicado por el Servicio de Evaluación Ambiental, y que otorga a la empresa la posibilidad de entregar sus respuestas hasta el 12 de diciembre, con opción a solicitar una prórroga.

Las citadas observaciones apuntan a aspectos técnicos habituales en este tipo de obras, pero entre ellas destaca la que tiene que ver con la conservación de patrimonio arqueológico, puesto que ya en anteriores prospecciones ha quedado en evidencia que la rica historia de Valdivia ha ido dejando testimonios desde antes de la llegada de los primeros europeos a la zona. Como medida precautoria, se plantea la exigencia del rescate de la totalidad de los vestigios emplazados en algunos de los sectores considerados para la intervención arquitectónica.

Frente a esto, es muy probable que sea necesario enfrentar desafíos mayores, porque cuesta imaginar que en pleno centro valdiviano existan lugares que no oculten alguna huella dejada por antiguos pobladores del sector.

Por otra parte, se hace cada vez más necesaria la habilitación de estacionamientos que ayuden a cubrir la creciente demanda, en primer término de los automovilistas locales, pero sobre todo para los visitantes de los meses veraniegos. Es un tema que seguramente cobrará aún más relevancia a partir de la nueva legislación al respecto.

Cabe esperar que se logre encontrar la mejor de las soluciones para la adecuada utilización de las vías urbanas, en todos los aspectos que entran en juego, porque si ahora se registran situaciones capaces de hacer perder la calma al más tranquilo, no resulta difícil imaginar lo que puede ocurrir dentro de algunos años, porque la cantidad de vehículos seguirá creciendo mientras las estrechas calles valdivianas se verán cada vez más saturadas.