Valeria Barahona / EFE
El 15 de octubre de 2017 se cumple un siglo desde el fusilamiento de la bailarina y agente secreto más famosa de la Primera Guerra Mundial, Mata Hari, quien en clave novela histórica retorna a la vida gracias a Paulo Coelho. El bestseller brasileño presentó ayer la versión en español de "La espía", cuyo comienzo reza: "No sé si en el futuro se me recordará, pero si así fuera, que nadie me vea como una víctima, sino como alguien que nunca dejó de luchar con valentía y pagó el precio que le tocó pagar", cita editorial Planeta.
Mata hari
La holandesa Margaretha Geertruida Zelle, inmortalizada por la prensa de comienzos del siglo XX como Mata Hari, palabras que en el sudeste asiático quieren decir "ojo del día", se casó muy joven con tal de salir de la casa paterna. Era huérfana de madre. Su marido era un militar que la llevo a la isla de Java, donde adquirió el apodo para iniciar su carrera como bailarina exótica, tras separarse y perder la custodia de su hija.
De esta forma, Mata Hari cautivó al público con la danza india de los siete velos, que la llevó hasta el amor de un joven oficial ruso durante la Primera Guerra Mundial. En paralelo, fue confidente de algunos de los hombres más ricos y poderosos de la época dorada de París, lo que, junto a la relación con el soldado, se transformó en su condena. Al momento de su detención, todos sabían que la famosa bailarina Mata Hari, acusada de espionaje, era inocente, pero había cometido el pecado "gigantesco" de ir en contra de la sociedad y por ello fue ajusticiada, algo que, lamenta el escritor Paulo Coelho, hoy se sigue castigando: "En esas cosas no hemos avanzado nada".
"Los prejuicios, la manipulación de los políticos, las excusas para hacer algo horrible" son las mismas en la época de Mata Hari, a principios del siglo XX, que cien años después, sostuvo el autor en una entrevista con la agencia de noticias EFE.
Investigación
A partir de una carta que la condenada a muerte escribió a su abogado, Paulo Coelho reconstruye a Mata Hari a través de documentos oficiales desclasificados por los servicios secretos del Reino Unido, Alemania y Holanda (Francia lo hará al año que viene, asegura). Así Coelho descubrió que Mata Hari fue "un chivo expiatorio", una mujer que se confió en su poder de seducción sin darse cuenta de que "se estaba midiendo con gente muy poderosa", aseguró.
Recuerdos
Comprobar que Mata Hari había sido condenada por nada y descubrir que sus propios acusadores lo habían reconocido poco después de su muerte removió la memoria de Coelho. El fiscal le dijo a un periodista que las pruebas eran tan insuficientes, que no valían ni "para castigar a un gato".
"Yo estuve preso, en 1974, por cargos basados en la nada", explicó el escritor, detenido y encarcelado por los militares brasileños, quienes consideraron subversivas las letras de unas canciones que compuso.
Coelho cree que, como en su caso, el de Mata Hari fue utilizado para distraer a la opinión pública; en el caso de ella, de las incesantes muertes de jóvenes franceses en las trincheras.
"Fue una mujer que vivió como quiso toda su vida, aunque al final le saliera mal", dijo el esritor brasileño, quien considera a la bailarina una de las primeras feministas. Huyó de un marido maltratador, con el que tuvo una hija a la que no pudo volver a ver.
Mata Hari desafió las exigencias masculinas y escogió ser independiente "y excepcional", aunque lo pagara con su vida. Y cuando conoció el amor, "escogió al peor posible", un joven ruso que al final renegó de ella, su peor momento, recordó Coelho.
Mata Hari o la Agente H-21
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, Mata Hari bailaba en las noches berlinesas, era amante del jefe de policía y, un poco más tarde, del cónsul alemán en Amsterdam, Kraemer, quien a la vez era el primer hombre del espionaje de su país. Este último la buscó para enviarla a París con la misión de sonsacar información a los militares franceses. Tras el regateo, Mata Hari se convirtió en la agente H-21, quien se ofreció al capitán Ladoux, líder del Servicio de Espionaje y Contraespionaje. Él la siguió y condenó, señala diario El Mundo.