La Ranita de Darwin -hoy en peligro de extinción- es uno de los anfibios más famosos y biológicamente especiales del mundo; tiene un tamaño que no supera los tres centímetros de diámetro y su complexión la hace confundir fácilmente con una hoja de planta silvestre o un trozo de corteza.
En este contexto, la empresa Arauco dio a conocer el trabajo de mantención y mejoramiento de los ecosistemas que lleva a cabo junto a la Universidad de Concepción, a través del proyecto "Diagnóstico y propuestas de conservación de poblaciones de anfibios en predios de Forestal Arauco en la Cordillera de la Costa".
El proyecto se ejecuta desde hace dos años y busca criar en cautiverio a la especie en espacios de control especialmente habilitados en la casa de estudios penquista, de modo que los descendientes resultantes puedan ser integrados en el futuro en bosques nativos de la firma forestal y en aquellos lugares donde en el pasado hubo presencia de la Rana de Darwin y que hoy son sitios donde la población del anfibio ha declinado o desaparecido.
El proceso es asistido técnicamente por Bioforest, centro de investigación científico-tecnológico que funciona al alero de la firma forestal y que desde hace 25 años se dedica a estudiar y diseñar programas de protección, conservación y monitoreo de los servicios ecosistémicos presentes en el patrimonio forestal de la empresa.
También participan en la iniciativa el Ministerio de Medioambiente, el Servicio Agrícola y Ganadero; y se cuenta con el apoyo del Zoológico de Leipzig (Alemania), reconocido en reproducción de anfibios.
Presencia
La especie, que debe su nombre científico -Rhinoderma darwinii- al naturalista Charles Darwin por haber sido el primero en recolectarla, vive fundamentalmente en los bosques templados lluviosos entre las regiones del Biobío y Aysén, a lo largo de toda la línea costera valdiviana.
En ese marco destaca Oncol, predio de más de 3 mil hectáreas de propiedad de Arauco y declarado por la empresa en 2011 como Área de Alto Valor de Conservación, dada su alta riqueza biológica por formar parte de uno de los cinco tipos de bosques templados lluviosos presentes en el planeta.
Además, el parque es uno de los refugios naturales más característicos de la Ranita de Darwin, por su superficie aún prístina o virgen, por lo que resulta ser uno de los últimos representantes de su especie y prioritario para la empresa forestal, por su biodiversidad y conservación.
Mascota
"Una vez que las ranitas tengan sus crías, el objetivo es que éstas sean reintroducidas en su hábitat, vale decir los lugares del sur de Chile donde antiguamente era posible encontrar esta especie, pero que a fines de los '80 y comienzos de los '90 prácticamente fue extinguida porque fueron extraídas para su venta como mascotas", dice el doctor en Ciencias de la UdeC y líder del Laboratorio de Herpetología, Juan Carlos Ortiz.
Ortiz es reconocido a nivel mundial por su conocimiento en la materia y ha puesto en marcha un exitoso programa de reproducción de esta especie en cautiverio, que a la fecha ha llegado a tener sobre 200 individuos nacidos en la estación de cría ex situ de la Universidad de Concepción. En este proyecto en particular, Ortiz busca en primera instancia reintegrar el anfibio al Parque Nacional Nahuelbuta.
Para el doctor en biodiversidad y jefe del Programa Conservación Fauna de Bioforest, Raúl Briones, "bajo el alero de este proyecto se pudo tomar un par de parejas de Ranita de Darwin del sector Caramávida -Los Álamos, región del Biobío- y llevarlo a la estación de la UdeC, a fin de reproducir estas parejas y liberar sus hijos en importantes zonas de la Cordillera de la Costa, en un ambiente similar al de Caramávida".
Este procedimiento, que cuenta con permisos del Sag para el traslado de las especies, busca generar la menor afectación al hábitat del anfibio. "Tenemos detectadas aproximadamente siete poblaciones de la ranita que están distribuidas desde los bosques de Cañete hacia Valdivia. Junto a la universidad, lo que hacemos es monitorear la actividad de los individuos en estas poblaciones", complementa Briones.
Hot-spot
La Ranita de Darwin es una de las especies de vertebrados endémicos que justifica el prestigio de la Selva Valdiviana, situada actualmente entre los 34 "Hot-Spot" o "puntos calientes" de biodiversidad con prioridad de conservación, o también conocido a nivel mundial como "Chilean Winter Rainfall-Valdivian Forests".
En tal sentido, los investigadores del proyecto de repoblamiento de la ranita coinciden en la importancia de difundir la preservación de este tipo de anfibios, ya que por ejemplo su especie hermana -la Rhinoderma Rufum- se supone extinta, porque no ha sido encontrada desde la década del '70.
Al ser estas especies animales exclusivas de la selva valdiviana y los últimos representantes de grupos críticos muy antiguos, Briones y Ortiz creen necesario que la comunidad valore la biodiversidad que caracteriza a estos bosques.
"La Ranita de Darwin es uno de los anfibios más especiales del mundo -apunta el doctor Juan Carlos Ortiz- y se ha hecho famoso por su extraña forma de incubación, llamada Neomelia. Este proceso consiste en que el macho, una vez que los huevos depositados por la hembra (en el suelo) eclosionan, los guarda en su boca en una bolsa gutural que tienen en la parte anterior del pecho. Después de varias semanas de incubación, salen de la boca del padre totalmente convertidos en ranitas y listos para la vida terrestre".
Monitoreo constante
Anualmente, Bioforest monitorea las poblaciones de la ranita buscando tener una estimación del número poblacional presente en el patrimonio forestal de Arauco y ha capacitado a sus guardabosques para que conozcan las distintas especies de flora y fauna. Generalmente, la Ranita de Darwin aparece durante la primavera y uno de los últimos avistamientos en la región ocurrió en Máfil, cuando integrantes de una cuadrilla de trabajadores de bosque nativo encontraron al anfibio. Esto amplió la zona donde esta especie generalmente habita y una vez realizado el hallazgo, se procedió a estudiar el lugar para calcular la densidad y analizar si los ejemplares estaban en buen estado. Este trabajo fue realizado con Bioforest y expertos de la Universidad Austral de Chile.