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Biografía no autorizada retrata el lado menos visto de Jorge González

ENTREVISTA. Manuel Maira escribió "Jorge González, una historia original", donde analiza al ex líder de Los Prisioneros.
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Magdalena García C.

Una biografía musical alejada de la estridencia y de los ruidos. Así se autodefine en la contraportada el libro "Jorge González, una historia original", la biografía que el periodista de radio y televisión, Manuel Maira, acaba de lanzar sobre el músico.

Una biografía no autorizada pero que el ex líder de Los Prisioneros se leyó y le gustó ¿por qué?, porque como dice el mismo Maira, en este libro cuenta su historia: "Al contar su historia, me desmarcaba inmediatamente de lo que había. Se le había abordado desde Los Prisioneros y él es mucho más que eso. ".

Manuel Maira se animó y a través de más de 40 entrevistas que tuvo con familiares, novias, amigos, compañeros de banda, profesores y técnicos, logró plasmar en las 171 páginas la vida de González. Una vida que ha estado llena de amor, trabajo y música.

-¿Cuándo nació la necesidad de contar la historia musical de Jorge González?

-Cuando aterricé una sensación que me rondaba hace años; sentía que los medios al abordarlo dejaban la música en segundo, tercer y cuarto plano. Se le buscaba frecuentemente por cualquier otra cosa y eso me parecía injusto. Jorge González es y será recordado por su obra y no porque se peleó con alguien o porque botó un micrófono.

-¿Tuvo que ver el accidente cerebro vascular con la necesidad de contar su historia?

-Hacer este libro no se decidió por el accidente, pero sí me pareció que era un momento para hablar de su historia. Hoy su vida avanza a otro ritmo, más lento y, por lo tanto, contar su obra desde el principio hasta acá, quedaba redonda.

-¿Cree que había una deuda desde la prensa con González?

-Una deuda que están pagando en cuotas. En los últimos cinco años, han habido contundentes muestras de lo relevante que es su música en la gente. Recuerdo su participación en la primera Cumbre del Rock Chileno, donde con una guitarra eléctrica y una radio a pila hizo vibrar a un Estadio Nacional lleno. Le han dado premios y hecho homenajes que los medios han tenido que abordar. A diferencia de los otros grandes de la música chilena como Violeta Parra y Víctor Jara, a él lo están reconociendo en vida.

-Cuando dice que González es muy distinto a como lo muestran los medios, ¿cree que es porque quizás él no les tiene paciencia?

-No ha sido una buena relación y por eso, Jorge González nunca ha bajado la guardia ante los medios. Si alguien lo aborda por su trabajo es un tipo muy cordial, pero cuando se desvía ese foco, puede aparecer el Jorge irritable que a ciertos medios le sirve mostrar. Y haciendo un balance, lo han buscado más por asuntos extra profesionales.

-¿Cómo es Jorge en lo íntimo?

-Muy distinto al que muestran los medios. Con sus amigos es muy gracioso, de chistes rápidos, preocupado y cariñoso.

-¿Cree que Jorge González ha sido poco valorado musicalmente hablando en Chile?

Acá existe la mala costumbre de tirar para abajo al que destaca. Jorge González se hizo popular a los 19, 20 años, con una mirada crítica de la sociedad que caía mal en una sociedad conservadora y poco acostumbrada a hablar de frente. Una de sus gracias es que siempre habla sin filtro, y eso es mal mirado en Chile. Por otro lado, durante años se miraba al artista chileno como inferior al extranjero, algo que por suerte, está cambiando en las nuevas generaciones.

-En torno a González ¿existe todavía un estigma de drogadicción y locura?

-El hecho que en un momento haya reconocido públicamente su problema con drogas, hizo que mucha gente lo marcara. Por eso, él dijo que estaba arrepentido de haberlo contado, porque cualquier cosa que hacía, le sacaban a flote el problema. Su vida es tan fuera de norma, tan distinta al común de la gente, que es normal que le digan loco, sobre todo en un país conservador con tanto prejuicio. Nos falta más locura.

-¿Cree que la mirada de los medios de comunicación ha cambiado su forma de hablar con los nuevos músicos como Francisca Valenzuela o Gepe. ¿Hay más valoración ahora?

-Hay un cambio de chip. Una nueva generación de músicos ha logrado tener fanáticos y construir una buena base de público. Decir que un artista chileno es bueno no es pecado como antes. Hay menos prejuicios que antes, cuando todo lo de afuera era automáticamente visto como mejor que lo nuestro, solo por venir de afuera. Afortunadamente, las nuevas generaciones están más abiertas de cabeza.