Hace diez años que todos los días , entre el 1 y el 23 de diciembre, Higinio Díaz Cárcamo se viste de Viejo Pascuero para escuchar los pedidos de los niños valdivianos entre las 16.30 y las 20 horas. "Antes, llegaban unas 400 personas al día; ahora son sólo 200, pero yo creo que tiene que ver con la economía actual", dice mientras observa, sentado en su silla junto al gran árbol en el mall de Valdivia.
¿Porqué es ayudante de Viejito Pascuero?
-Fue debido a una de mis nietas. Cuando ella era pequeña se vestía de muñeca y me dijo que tenía que ser el Viejito Pascuero. Yo estaba un poco reacio al principio, porque no era algo que me hubiera imaginado hacer. Pero después de mucha insistencia, me vestí y así comenzó todo.
¿Lo contrataron?
-Claro, me contrataron en el mall para trabajar durante el período de Navidad. Además, algunas personas me comenzaron a llamar para eventos en jardines y empresas y para entregar regalos el 24 de diciembre. A veces estoy hasta las 3 de la mañana repartiendo, pero me hace muy feliz. El mall para mí ha sido una escuela, porque me han ayudado a tratar a los papás y a los niños, porque se requiere un carisma especial, no es llegar y ser pascuero.
¿Cómo han cambiado los regalos que le piden los niños?
-La bicicleta sigue siendo reina de los regalos; le siguen los teléfonos y las tablets. Pero lo que ahora está causando furor, son los patines de "Soy Luna", todas las niñas los quieren.
Cuénteme cómo usted comienza a caracterizarse como Viejito Pascuero
-Me dejo la barba a partir del 1 de agosto, debiera dejármela a partir de junio, pero la verdad es que molesta mucho. Y el traje lo tengo hace años.
¿Cómo se cuida la barba?
-Me la lavo con shampoo y bálsamo. No me la recorto, porque no es necesario, si la tuviera de años, ahí sí que los cuidados son distintos. Y el 26 de diciembre me afeito y quedo como un ciudadano normal.
¿El traje es muy caluroso?
-Sí, muy caluroso, pero el que tengo ahora es más cómodo.
¿Qué siente usted al ver la cara de los niños al recibir un regalo?
-Es muy bonito ver los ojos de los niños. Muchos de ellos no creen cuando les cuento las cosas que hacen durante el año o si se comen toda la comida, más aún cuando les entrego los regalos que esperaban. Esa es la magia que hay que mantener.
¿Usted cree que los niños han dejado de creer en la magia?
-La verdad es que eso también es responsabilidad de la familia. La gran mayoría de los niños siempre mantiene la ilusión de creer en el Viejito Pascuero.
¿Recuerda algún caso en especial?
-Sí, un año una chica a la que fui a ver, estaba con sus papás, porque ya era de noche. Después de entregar los regalos, la niña le tomó la mano al papá y le dijo que me veía demasiado cansado y que ella me había armado una cama en su pieza.
Otro caso es el de un niño al que llevé una bicicleta y se quedó mudo, y al final, le dijo a la abuela que ella era una mentirosa, porque el Viejito Pascuero sí existía.
¿Qué le gustaría dejar como legado a los futuros Viejitos Pascueros?
-La verdad, es que me gustaría que mantengan la ilusión a los niños. Que los traten bien y que los escuchen todo el tiempo que ellos necesiten.
La idea es que los niños se sientan cómodos con el Viejito Pascuero, que no sea sólo un trámite el escucharlos.
De hecho, lo que yo creo es que los niños son el espíritu de la Navidad, gracias a ellos tengo trabajo y su sonrisa al ver el regalo que quieren es como poesía.
¿Qué hace el resto del año?
-La verdad es que yo no sirvo para estar mucho tiempo quieto. Me gusta hacer cosas en la casa, como maceteros e inventos.
"Es muy bonito ver los ojos de los niños. Muchos de ellos no creen cuando les cuento las cosas que hacen durante el año".
Higinio Díaz, Ayudante de Viejito Pascuero"