El VIH está lejos de ser controlado en Chile. Su aumento en jóvenes entre 15 y 19 años es preocupante. Y lamentablemente esta enfermedad parece estar medio olvidada, relegada a ratos a segundo plano en las políticas de salud pública.
Según el último estudio de Epidemiología del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, los contagios por VIH subieron 68,7% en los últimos 10 años, a la par de la falta de campañas y medidas de protección eficaces.
Existirían en nuestro país más de 30 mil casos confirmados, lo que significa un aumento de los contagios en los últimos diez años de un 67,8%.
El virus se ha extendido, y es en la población más joven, entre los 15 y los 19 años, donde ha aumentado más, con un 125% -es el mismo grupo donde se ubica ahora el inicio de la actividad sexual . Entre 19 y 24 años, la cifra llega a 113%.
El VIH igual que otras pandemias, es un problema grave de salud pública. Se requiere no sólo avanzar en sistemas de detección temprana de la enfermedad y en prevención, sino también reducir los procesos burocráticos para acercar el resultado del examen, porque cada día que comprometemos en un posible caso de VIH positivo, es un riesgo mayor de muerte y de propagación si el examen no se practica a tiempo.
Desde el Congreso no hemos sido indiferentes a esta radiografía, y por iniciativa parlamentaria hemos propuesto que a contar de los 14 años ya no sea necesario el consentimiento de un representante legal para que un joven mayor de esa edad pueda practicarse el examen de detección. El proyecto está en plena discusión.
La realidad es triste pero clara: muchos jóvenes simplemente no acuden a los centros clínicos para saber si podrían o no estar contagiados, por esta imposición de contar con la venia de un adulto. Temor, ignorancia o falta de confianza en el entorno familiar, la cosa es que mantener la exigencia a la luz de la cifras es inoficiosa, no contribuye al control, y desincentiva a los jóvenes a actuar responsablemente ante la sospecha de contagio.
Bernardo Berger Fett
Diputado