Daniel Navarrete Alvear
El Conservatorio de Música de la Universidad Austral de Chile apostó este año por una segunda renovación generacional al convocar a un grupo de sus estudiantes para que sean instructores en el 23° Campamento Musical Marqués de Mancera.
Son diez alumnos, que en sus respectivos instrumentos, están en la etapa avanzada y que hasta la fecha también integran diversos elencos como la Orquesta Filarmónica de Los Ríos y la Orquesta Académica del Conservatorio de Música Uach. El grupo lo integran los violinistas Rodrigo Cárcamo, Jordan Venegas, Camila Villar, Elizabeth Huehuentro y Cristóbal Altamirano. También están los violistas Daniel Anabalón y Marcel Morales, los cellistas Diego Coronado y Natalia Cárdenas y el contrabajista Hernán Carrasco.
"Para nosotros se trata de dar nuevas oportunidades y de permitir completar el ciclo de quienes alguna vez fueron alumnos del campamento para que ahora puedan enseñar lo que han aprendido. Siempre nos ha interesado trabajar con nuestros jóvenes talentos para generar una mayor vinculación con la comunidad. Además, estos cambios son una cosa natural y sirven para entender el espíritu original de nuestra actividad que es seguir apostando por las nuevas generaciones", dice Pablo Matamala, director del Campamento.
Experiencias
Los elegidos coinciden en que la convocatoria es una validación al trabajo profesional que han realizado como interpretes durante el último tiempo. "Es algo que nos anima, es provechoso entregar lo que sabemos a las demás personas", dice Huehuentro que ha trabajado como monitora en las orquesta de Corral y Padre Las Casas. Y agrega: "Tal vez lo más complicado es asumir una actitud que permita abarcar las dudas de todo el grupo, que se sientan considerados y empoderados en lo que están haciendo". Lo mismo cree Venegas, actual monitor de la Orquesta Infantil Juvenil Municipal de Lanco. "Creo que una de las claves es saber diferenciar entre exigirle rendimiento a los niños, pero sin presionarlos, ni desmotivarlos", explica.
Marcas personales
Desde cumplir con los horarios, hasta mejorar la postura al sentarse en una silla para tocar. Para Rodrigo Cárcamo todo lo que se pueda transmitir en una sala de clases es importante. "Entender los roles que cumplimos en la música es algo importante, como también concentrarnos en las partituras. Generar un ambiente de confianza es fundamental y llevar a los niños al plano emocional de la música, osea, entender lo que les pasa, lo que significa para ellos tocar el instrumento y el simbolismo que tienen los sonidos en cada uno de ellos (...) estar en la otra vereda es un poco complicado porque hay que estar preparado para trabajar con muchas personas distintas", indica.
Hernán Carrasco tiene experiencia enseñando ya que hace clases en la orquesta Cifan. De ese proceso ha sacado algunas lecciones para mejorar sus habilidades como instructor de niños y jóvenes músicos. "Estoy acostumbrado a este tipo de procesos donde hay que tener muy claro que uno también viene a aprender. Hay cosas que debo integrar, como por ejemplo reforzar lo que es primordial para el trabajo en equipo y el estar atento a las cosas que se tienen que ir corrigiendo en cada uno de los casos. El grupo es muy entusiasta y al igual que cuando yo era alumno en el Campamento, hay que mantenerlos activos y tocando siempre".
Pasarlo bien
Además de hacer clases de violín, Cristóbal Altamirano asumió responsabilidades de apoyo administrativo. Es uno de los ex alumnos del Campamento Musical Marqués de Mancera que ahora es instructor. "Esto implica un cambio de actitud, tiene que ver con una mayor responsabilidad y con la idea de hacer siempre bien las cosas", dice el músico que por un semestre hizo clases en la orquesta de la escuela Olegario Morales Oliva de Paillaco donde aprendió que cada semana hay que reencantar a los niños para ser parte de un grupo dedicado a la música. "Acá es distinto, todo fluye de una manera diferente porque los que vienen al Campamento lo hacen con la disposición para estudiar y seguir instrucciones, lo que hace que las cosas fluyan mucho más rápido. Creo que una filosofía que comparte todo el nuevo grupo de recambio es no hacer que las cosas sean rigurosas, no hacer sentir a los niños que estudiar un instrumento es algo incómodo y en lo que hay que avanzar rápido para conseguir el éxito. Todo esto se trata de pasarlo bien haciendo lo que nos gusta, que es algo que en su momento nos transmitieron nuestros profesores".
Históricos
Los diez elegidos representan un ciclo de recambio que viene posterior al ascenso de un grupo de históricos que alguna vez también fueron estudiantes y que se volvieron profesores. Entre los nombres de aquella generación se cuentan Verónica Solís (contrabajo), Benjamín Román (violín) y Dayana Olmos (violín), quien además creó y dirige su propio campamento Música y Naturaleza Parque Alerce Costero en Chaihuín al que asisten niños y jóvenes durante el verano. Este año, se hará en febrero.