Sistema inmunológico en la adultez
Directora Tecnología Médica
UST Valdivia
La edad biológica de un individuo no siempre se corresponde con su edad cronológica. Así, a medida que alcanzamos una mayor edad y cuando el cuerpo se expone a bacterias u otros microorganismos (tanto por un proceso infeccioso o inmunización), nuestro organismo comienza paulatinamente a crear menos cantidad de anticuerpos protectores o con una velocidad más lenta. O ambas a la vez.
El sistema inmune se hace menos capaz de detectar células malignas y partículas extrañas, aumentando el riesgo de cáncer, infección e intoxicación. En tanto, los cambios asociados al envejecimiento, como capacidad para movilizarse, sensibilidad, estructura de la piel e incluso otros incrementan la posibilidad de lesión, con lo cual las bacterias tienen más probabilidad de ingresar en el organismo a través de la piel afectada.
Otros factores externos como estrés emocional o ansiedad provocadas, por ejemplo, por la pérdida de un ser querido, se acompañan de una mayor propensión a padecer procesos infecciosos incluso hasta neoplasias o enfermedades autoinmunes. Por el contrario, situaciones agradables o una "visión optimista" de la vida nos ayudan a superar enfermedades que tienen una base inmunitaria y a tener mejor salud.
Se ha demostrado con investigaciones en neurobiología (Instituto Científico Weizmann Rehovot, Israel), la presencia de linfocitos T en el sistema nervioso central, cuya misión hasta ahora se desconocía y parece estar relacionada con la formación constante de nuevas neuronas, lo que supondría un mantenimiento e incluso una potenciación de la capacidad mental y de memoria. Esto ha dado un nuevo significado al proverbio 'mente sana en cuerpo sano', demostrando que mensajes que determinan la memoria y las capacidades de aprendizaje del cerebro vienen del sistema inmunológico y presentan nuevas perspectivas en el tratamiento de la disminución de las capacidades cognitivas de los individuos.
Sylvia Órdenes