Aplicaciones en la enseñanza
Los niños pequeños son los receptores perfectos para entregarles nuevas herramientas para su aprendizaje. El 46 por ciento de los estudiantes del continente no identifica la idea principal de un texto.
Que un grupo interdisciplinario de profesionales valdivianos haya puesto sus empeños hasta conseguir la creación de una aplicación para instrumentos tecnológicos que ayuda a aprender matemáticas a niños de los primeros años de la enseñanza formal resulta una comprobación de que se avanza en el sentido que más se requiere.
Durante la semana se anunció la aparición de un sistema llamado Miaum, para smartphones y tablets, que refuerza didácticamente el aprendizaje de los números en niños de prekínder, kínder y primero básico, siguiendo los lineamientos dictados desde el Ministerio de Educación.
Los detalles de este avance señalan que los investigadores y programadores que integran el equipo que dio vida a la iniciativa la llevaron adelante al estudiar las cifras relacionadas con la capacidad de asimilar conocimientos de acuerdo a los informes entregados por el Banco Interamericano de Desarrollo, en lo cuales se indicaba que el 63 por ciento de los estudiantes de América Latina no puede utilizar fórmulas básicas, lo que en Chile alcanza al 49 por ciento. Mientras tanto, el 46 por ciento de los estudiantes del continente no identifica la idea principal de un texto, lo que algo mejora en nuestro país, donde se llega al 28 por ciento. En otras palabras, nuestros jóvenes manifiestan severas dificultades para un encuentro elemental con las matemáticas y con la lectura.
Sin embargo, es fácil observar en cualquiera de nuestras calles que es mucha la gente que demuestra maestría y entusiasmo a la hora de manipular un teléfono celular, con sus diversas funciones, al igual que otros artefactos de similares prestaciones.
Entonces, hay que dar oportunidad para que el manejo de estos aparatos no se limite solamente a lo distractivo y a la comunicación coloquial entre diferentes personas.
Hay que dar más sentido a la tecnología y los niños pequeños, tan diestros en la manipulación tecnológica como sus mayores, se ven perfectos para seguir avanzando en su educación.