Daniel Navarrete Alvear

Un hombre y una mujer conversan animados en lo que parece ser un almacén de barrio: ella se ríe y él la observa con interés. Dos mecánicos trabajan en la refacción de un vehículo, en un taller que podría estar ubicado en cualquier parte. Junto a una ventana, una melancólica anciana mira hacia el suelo. Parece buscar algo extraviado.

Todos estos momentos ocurrieron y Jorge Navarro decidió conservarlos. Accedió a ellos a través de fotografías y los transformó en pinturas. Es que desde que decidió dedicarse al arte, el creador valdiviano optó por fijarse por lo que aparentemente a nadie le importa, como por ejemplo, la cotidianidad de momentos anónimos.

Navarro tiene 39 años y en 2015 decidió dejar su labor profesional vinculada al área forestal, para dedicarse por completo a la pintura, con un estilo realista que hasta la fecha ha exhibido en la Universidad San Sebastián y en la Casa Prochelle Uno (donde su trabajo se puede ver durante mayo). "Todo ha ocurrido a su debido tiempo. Pasé algunos años dedicándome a dominar la técnica y siento que ahora es el momento de mostrar lo que estoy haciendo", explica.

-¿Qué es lo más complejo al momento de lograr que cada cuadro se vea como una imagen real?

-Es necesario dominar el material con el que trabajas. Más que expresar algo determinado con mi trabajo, lo que hago tiene un sentido mucho más profundo y está relacionado con la autodominación y la paciencia, para lograr que una obra sea vista como algo real.

- ¿Cómo escoge los momentos que valen la pena para ser transformados en una obra?

-Tiene que ver con una valoración personal. La luz de ciertas situaciones también es significativa cuando veo algo que podrían ser comunicables a través de la pintura. Las cosas pasan sin darnos cuenta. Lo que busco es fijar los momentos, hacer que perduren en el tiempo. Me interesa compartir lo que puedo ver en momentos específicos y siguiendo esa idea, entonces los temas pueden ser muy variados. Desde una bandeja de machas a la parmesana, hasta la conversación de dos personas.

Para ver

En la historia del arte fue Michelangelo Merisi da Caravaggio, quien estableció los parámetros del claroscuro. Por ello, es uno de los autores de referencia en el proceso de formación autodidacta con el que Jorge Navarro ha construido su propia carrera. "Siento que él logró realmente destacar ciertas situaciones simplemente trabajando la luz. Son escenas de momento sencillos, pero notables", explica.

Para reforzar lo obvio del mensaje, el pintor decidió titular su segunda muestra individual del año simplemente como "Realismo". Considera una colección de trabajos realizadas desde 2008 en técnica mixta, óleo, acuarela, acrílico y grafito, sobre tela y papel.

-¿Los temas determinan el formato?

-En cierta forma. Es que lo que se pueda escoger para ser pintado, también implica una serie de desafíos que tienen que ver con los recursos que se van a usar. Gracias a la experiencia uno puede tomar decisiones que tienen que ver con eso. Es algo intuitivo.

-¿Qué sensaciones le genera revisar su propia obra?

-Es volver a las historias detrás de cada cuadro. Algunas de estas obras son reproducciones en detalle de fotografías y algunas de las personas que aparecen en ellas, no saben que también terminaron inspiraron otro tipo de arte. Esa resignificación también es muy valiosa.

-¿Es posible innovar en un estilo que por esencia busca imitar la realidad?

La clave está en los detalles. Se puede decir mucho o muy poco, dependiendo de la cantidad de elementos presentes en una obra. En ese sentido he notado una evolución en mi propuesta, pasando de trabajos con mucho dibujo y muchas figuras que sirven para comunicar un momento; a otras propuestas que parecen más sencillas, pero que en su elaboración son igual de complejas. Cada uno de mis cuadros está cerrado, siento que funciona para mis expectativas y para lo que le podría generar al espectador, me ha dejado conforme y si es que siento necesario hacer mejoras, lo hago en la próxima realización. No hay necesidad de volver a lo mismo.

"Lo que hago tiene un sentido mucho más profundo y está relacionado con la autodominación y la paciencia, para lograr que una obra sea vista como algo real"."