Mientras en San Bernardo se desarrolla el velatorio del ex basquetbolista "Eddy" Bermúdez, este fin de semana podría llegar parte se sus cenizas hasta Valdivia, para ser esparcida en el río Calle Calle.
Tania Bermúdez -hija- confirmó ayer que luego de una misa a realizarse hoy en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Fátima, los restos serán incinerados en el Crematorio del Cementerio General.
Después de eso y por decisión familiar, una parte de las cenizas será trasladada a Valdivia y el resto a donde viven miembros de su familia: Costa Rica, Frutillar, Puerto Montt y Calbuco.
Recuerdo
El ex jugador Jaime Matamala Elorz recordó a Bermúdez y que "su llegada a Valdivia fue un acontecimiento que acaparó miradas de moros y cristianos. Edy Bermúdez, no solo revolucionó el ambiente local, sino que dejó clavada su impronta, en la mentalidad de lo que fue la 'Época dorada' del básquetbol valdiviano.
Agregó que "su filosofía del juego tenía dos aspectos fundamentales: la formación y la competencia. En la formación de futuros deportistas, no discriminaba. Se supone que un jugador de básquetbol debe tener un determinado biotipo: alto, rápido y flexible. Eddy decía que de 100 jóvenes, habría 5 jugadores de elite, 20 o 30 jugadores de ligas nacionales, 50 de ligas locales y en el resto estaban los mejores árbitros, entrenadores, directores técnicos y dirigentes. La idea era encantar y educar".
Mamatala agrega que "en la competencia era severo y riguroso. El equipo, sobre las individualidades, era la clave del éxito. Nos inculcó la mentalidad ganadora. Con talento y mucho, mucho esfuerzo, sí se puede ganar. Así lo enseñó y así fueron los frutos. Valdivia ganó todas las competencias, escolares, universitarias y de adultos, desde 1965 a 1975. Incluso un tercer lugar en el Sudamericano de Quito, donde Valdivia fue la base de la selección, es quizás la mejor ubicación que el país ha tenido en competencias internacionales de básquetbol".
También recordó que fue "un gran jugador. Cinco mil personas repletaban el Coliseo Municipal, para deleitarse con la magia de su juego. La observación de esa magia, nos llevó a creer que ser campeones de Chile, era posible. Y lo fue".
"Su personalidad, su humildad y su carisma dejó una huella indeleble en quienes fuimos sus discípulos", finalizó.