Secciones

ENTREVISTA. andrés allamand, senador de RN y uno de los gestores del proyecto que busca instaurar un régimen semi presidencial:

"El híper presidencialismo actual mantiene una tradición, pero no significa que sea bueno"

E-mail Compartir

De autoría de los senadores Andrés Allamand (RN), Andrés Zaldívar (DC), Felipe Harboe (PPD), Hernán Larraín (UDI) y Carlos Montes (PS), el proyecto de reforma constitucional que busca avanzar, en forma gradual, hacia un régimen semi presidencial, tendrá esta semana uno de sus momentos cruciales, cuando se dé inicio a su tramitación legislativa. Entre los hitos de la propuesta, que en su texto considera "las particularidades de la cultura, tradición jurídica e historia constitucional chilena", está la invitación que extenderá el Congreso a los ex Presidentes y a los actuales candidatos presidenciales para recabar opiniones al respecto.

"Eso será extraordinariamente útil. Se ha ido generando un consenso académico de los problemas del régimen presidencial chileno. Lo que ha faltado es iniciativa política transversal para generar este cambio", afirma el senador Allamand, uno de los autores de este proyecto, y que el año pasado ya había presentado su propia iniciativa al respecto, la que no ha contado con el apoyo que esta propuesta sí exhibe. En esta entrevista, el senador de Renovación Nacional da cuenta de la necesidad de cambiar el régimen presidencial, se refiere a los principales aspectos del proyecto y asume que la fragmentación del sistema político hará muy difícil, "sea quien sea que gane la presidencial", la gobernabilidad futura.

- En la presentación de esta propuesta un grupo de senadores, en el que usted se encuentra, apela a las particularidades de la historia política chilena, a su judicatura y a su acervo constitucional para dar forma a un sistema semi presidencial. ¿Qué opciones de éxito tiene este proyecto en un país con una cultura de Estado de tipo "portaliano" tan arraigada?

- Si uno revisa la mayoría de los países o democracias exitosas, encontrará sorpresas relativas a esta materia. Con la sola excepción de EE.UU., todas las democracias de alto desarrollo no tienen régimen presidencial. Tienen sistemas parlamentarios o semi presidenciales. La lista es eterna. Todos los países en Europa son parlamentarios. Japón, Australia, Nueva Zelandia y Canadá lo son también. El presidencialismo exitoso es, en términos comparados, una excepción. Y funciona fundamentalmente en Estados Unidos y en América Latina. Luego hay que advertir que hoy el sistema presidencial chileno, y en esto hay abundante evidencia académica, ha ido mutando a un híper presidencialismo. El híper presidencialismo actual mantiene una tradición, pero no significa que sea bueno.

Corto plazo

- De triunfar Sebastián Piñera en la próxima elección presidencial, aparecería como una paradoja que parlamentarios de su mismo sector buscaran "recortar" poder presidencial.

- Más que a recortar las atribuciones del Presidente, a lo que este proyecto de cinco senadores apunta es a generar un mejor equilibrio de las facultades del ejercicio presidencial y en relación al Congreso. No es recortar o no, sino pensar qué es mejor en términos transversales. Una de las dificultades que tiene el cambio de régimen político es que se mezcla con visiones de corto plazo. El ex Presidente Aylwin era muy partidario del régimen semi presidencial, y una semana antes de que terminara su mandato le pregunté por qué no había hablado más de esta fórmula. Se echó para atrás y, desde su asiento, me dijo: "Andrés, usted no sabe lo distintas que se ven las cosas desde acá", sonriendo en su sillón presidencial. Es efectivo que una de las cortapisas para estos cambios es el corto plazo. La ventaja de esta propuesta es que es transversal, pensada desde todos los sectores y que no mira quién va a ganar o no la próxima elección.

La gobernabilidad

- ¿No hacer nada de lo que aquí está planteado puede influir en la gobernabilidad?

- Sea quien sea que gane la próxima presidencial va a tener serios problemas de gobernabilidad. Hay una serie de factores que se mezclan, porque venimos saliendo de cuatro años de un crecimiento mínimo, con el peor cuatrienio económico desde los 90. Desde el punto de vista social hay demandas crecientes y una sociedad civil más activa. Y vamos a tener un nuevo escenario de fuerzas, porque el cambio del sistema electoral ha generado al menos cuatro candidaturas presidenciales con lista parlamentaria y más de 30 partidos constituidos o en constitución. Y sea quien sea que gane, no habrá mayoría parlamentaria. Por donde se le mire el próximo Gobierno la va a tener muy difícil. Todo será más complejo, como está siendo en todos los países. Gobernar en el siglo XXI es más difícil que en el pasado.

- En función de esta fragmentación política y el fin de las mayorías, ¿por qué no mejor adoptar régimen parlamentario?

- Lo que hay que preguntarse es cuál familia política favorece o no la formación de coaliciones. Por definición, los sistemas semi presidenciales y parlamentarios son los que más lo hacen. No es casualidad que el único presidencialismo exitoso, el de EE.UU., tenga dos partidos. Avanzar hacia el parlamentarismo creo que implica un viraje muy brusco en términos de nuestra historia, tradición y actuales mayorías. De hecho, nuestra propuesta es de marcado gradualismo. Lo que hace este proyecto es que el próximo Presidente tiene mayor flexibilidad para ejercer el poder. Si el próximo Mandatario quiere hacerlo con las normas actuales, puede hacerlo, pero si quiere generar un ministro del Interior con facultades de primer ministro, con facultades de mandar a otros ministros, lo puede hacer.