Sename
La ética es esa añosa y a ratos olvidada disciplina que diferencia el buen del mal obrar. Aristóteles sostenía que toda acción humana se realiza en virtud de un fin, y el fin de la acción es el bien que se busca. Por lo tanto el fin debe identificarse con el bien.
Así, con tristeza y pesar, debo declarar que la ética está temblando en Chile, y triunfando la indiferencia, la desidia, la visión cortoplacista, la arena chica, la desvirtuación de las prioridades, lo fácil.
Me desconcierta como un grupo de colegas rechazó las conclusiones de la comisión investigadora del Sename. Lo digo con total pesar pero con profunda responsabilidad, luego de más de un año donde he participado, conocido y, en algunos, investigado irregularidades en el trato de menores que tuvieron la desgracia de caer bajo tutela del Estado con resultado de muerte en 1.313 casos.
No puede ser que pese más el blindaje político que la muerte de niños, el cálculo político más que la vida de personas. Es un contrasentido ético viniendo de los mismos que por 30 años han hecho gárgaras y carrera con los derechos humanos.
Escuché a un ministro decir que no es culpa de alguien específico, porque falló el Estado en su conjunto. Pero el Estado lo componen personas con nombres y apellidos, con cargos, responsabilidades y tareas definidas. Como excusa es francamente inaceptable.
Indigna que algunos borren con el codo lo que escriben con la mano, que confabulen para que la verdad no aflore, y que todo ello se haga con la venia y coordinación del gobierno de turno. Y por más que busco, no logro ver el bien superior, ese que enuncia la Etica, que algunos quieren salvaguardar al echarle tierra al caso, salvo que la dama de la justicia sea zurda y tuerta.
No veo marchas, protestas, manifestaciones en las calles ni demandas ciudadanas. Será porque los niños del Sename no influyen en los medios. Tampoco, salvo excepciones puntuales, no veo una sociedad comprometida de verdad con estos menores silenciosos. Fui uno de los dos parlamentarios que en 2016 firmamos las dos acusaciones constitucionales, y que este 2017 respaldamos el informe, hoy rechazado, convencido de la necesidad de verdad y cambio. Y probablemente seguiremos dando la batalla, pública o silenciosa, para que las 1.313 muertes y la dignidad de otros tantos que aún están vivos no queden como tantas cosas en este país, como un mero recuerdo de la pauta noticiosa.
Bernardo Berger Fett Diputado de la República
Tómbola
La tómbola nos hace iguales, nos incluye y no discrimina, es una diosa pagana hermana de la Fortuna y enemiga de Atenea. Ella todo lo simplifica, es cuestión de anotarse y el azar determina si somos aptos para las opciones de vida.
Sería más fácil y económico incluir a todos los ciudadanos en una tómbola gigante y el día señalado dejar que al azar rueden las bolitas que designarían a presidente, senadores, diputados o cualquier autoridad elegible y la democracia sería aún más democrática. Se crearía el Ministerio de la Tómbola, quien por ejemplo, extendería el método a las listas de espera de los hospitales, donde la tómbola sería la solución: al menos la suerte salvaría al paciente.
Parece un cuento kafkiano o de Orwell: el Estado sería el dueño de la tómbola, y los encargados podrían "cargar" las bolas, determinar la suerte de algunos, empoderarse y así volver a la discriminación y desigualdad. Es preferible reconocer que somos desiguales y dejar la tómbola para juegos de azar.
Marcos Concha repdeval@gmail.com
Twitter del Papa
El Twitter del Papa suma 35 millones de seguidores. Y uno de los tweets que más repercusión ha tenido es el que el Santo Padre hizo el 30 de junio en defensa de la vida, referido al pequeño Charlie Garde: "Defender la vida humana, sobre todo cuando es herida por la enfermedad, es un compromiso de amor que Dios confía a cada ser humano", con 1,1 millón de re-tweets.
Una vez más, la vida humana al centro de la preocupaciones de la humanidad. Y en Chile, tratando de legalizar el aborto, eliminando incluso no solo al niño que viene enfermo sino al que está completamente sano. Muy lamentable y una vergüenza nacional.
Fco. Javier Astaburuaga O. fco.xavier@iglesia.cl
Sename II
Aproximadamente 1.313 niños fallecidos en el Sename en estos últimos años, pareciera una obra de terror de Alfred Hitchcock y no es así.
Es una realidad y una pesadilla que nos destroza el alma y el corazón como chilenos, y ¿a quien le importa este caos humanitario?
Estamos en un país donde se cubre el sol con un dedo y los culpables o las culpables siguen felices caminando por las calles. Proyectos, legislaciones van y vienen, así actúa la política por eso la gente la separa de la vida común porque se presta para cubrir y evadir estas atrocidades.
En Chile estamos acostumbrados a vivir en paz, a respetar la vida, a ser solidarios y humanitarios. Esa es nuestra idiosincrasia, pero vemos con pena hoy como nadie hace nada ante esta desgracia que ha pasado con los niños y sus familias.
Arturo Goddard Bravo Profesor normalista