Por medio de un proyecto que presentamos en la Cámara de Diputados, hemos solicitado a la Presidenta de la Republica Michelle Bachelet, que instruya a los ministerios de Educación y Salud para realizar actividades de prevención, y de este modo se trabajen las altas cifras de enfermedades de transmisión sexual que ha presentado nuestro país, ya que parte de estas patologías tienen una alta connotación e impacto social.

El propósito no es generar alarmas o temor, sino de asumir que como país estamos en presencia de una necesidad urgente, y que es necesario tomar conciencia, sobre todo de la responsabilidad individual y colectiva. Las cifras hoy nos generan mucha preocupación, puesto que estas enfermedades no solamente trastocan la salud personal sino que también la colectiva y familiar, provocando un gran problema en el ámbito económico, social y cultural.

En este escenario debo decir con mucha preocupación que enfermedades que parecían que estaban desaparecidas en nuestro país han regresado y con mucha más fuerza, como es el caso de la gonorrea, que en los últimos seis años tuvo un aumento explosivo en Chile, con un alza del 208,3%. En el caso del VIH en la última década ha aumentado un 68%, junto con el Virus del Papiloma Humano (VPH) y la Hepatitis A, ya que según la Subsecretaría de Salud Pública, en el primer trimestre del 2016 se registraron 40 casos, y en la misma fecha de este año se presentaron 253 casos. No obstante, la información proporcionada por el Minsal registro que gran parte de de la propagación de este virus es por conductas sexuales arriesgadas, y no por motivos alimenticios.

En Chile, necesitamos ya una mejora en las campañas preventivas, es decir, que sean masivas, claras, firmes y sostenidas, para que de esta manera los jóvenes no sean presos de su ignorancia o despreocupación de una situación que les puede afectar la vida o su futuro. Es necesario que tomemos consciencia de esta situación a nivel país y sobretodo en Los Ríos, debemos estar atentos ante aquellos problemas que afectan directamente a nuestra población, y en especial a los jóvenes, que aunque suene frase cliché, son el futuro de nuestro país.

Iván Flores García Diputado Distrito 53

30 años | 24 de julio de 1987

Treinta y cinco familias de El Pantano temen desalojo

Treinta y cinco familias del sector El Pantano de Valdivia se encuentran amenazadas de desalojo, por ocupar el terreno que otrora fue la cancha de fútbol del Deportivo General Lagos, que ahora se encuentra fusionado con el Unión Wanderers. El alcalde Eduardo Schild comprometió su ayuda para buscar una solución.

20 años | 24 de julio de 1997

Ministro de Transportes ratifica interés por el tren

El ministro de Transportes, Claudio Hohmann, ratificó ante autoridades de la región de Los Lagos el interés del Gobierno por modernizar el servicio ferroviario de pasajeros. Sin embargo, explicó que aún no hay fechas para la puesta en marcha de un nuevo servicio al sur. En la reunión participó el alcalde de Valdivia.

10 años | 24 de julio de 2007

Valdivia concentrará todas las seremías de Los Ríos

A pesar de que ha habido intentos de repartir algunas secretarías regionales ministeriales de la nueva jurisdicción de Los Ríos por diversas comunas, finalmente se supo que todas deberán quedar concentradas en la capital, de acuerdo a un denominador común en el país y porque la lógica aconseja que estén cerca de la intendencia.

La buena disposición exhibida por representantes del gremio de la locomoción colectiva mayor a la hora de aportar ideas para enfrentar los desafíos que esperan a la ciudad de Valdivia en materia de conectividad vial, es un buen síntoma para entender que estas situaciones requieren de la colaboración de todos los que de una u otra forma se ven involucrados en el tema.

Lo que pase con las calles de la capital de Los Ríos no es materia de preocupación solo para las autoridades o los entes sectoriales, por mucho que para algunas personas hablar de lo que pasa arriba de una micro parezca algo ajeno.

Los dirigentes atinan cuando dicen que el problema de la congestión callejera afecta exclusivamente al centro y a unas cuantas calles receptoras de alto tráfico, porque no hay barrio que ya no esté soportando la crisis de crecimiento del parque vehicular en una ciudad donde hay demasiadas calles diseñadas mucho tiempo antes de que siquiera se pensara en la industria automotriz.

También son certeros al pedir más respeto por los usuarios del sistema de transporte público, que muchas veces deben soportar la prepotencia de conductores convencidos de que las leyes se hicieron solo para favorecerlos a ellos.

No es menos cierto que mientras más se pide que la gente se acostumbre a privilegiar el uso del automóvil propio cuando las condiciones lo aconsejen, mayor parece ser el entusiasmo por desechar la opción del microbús o el colectivo.

Guste o no, pareciera que va a llegar el día en que mediante disposiciones más radicales y severas se hará valer el beneficio común por encima del individual, lo que puede entenderse como la implantación de medidas que obliguen a dejar el auto en casa, porque las calles no van a permitir la presencia de más vehículos particulares. Y eso va a ser molesto y doloroso.

Ya hemos dicho que el transporte público tiene un rol importante para superar casos como el descrito, pero igual hace falta contar con buenas flotas y recorridos razonables. No es fácil ni barato, pero es impostergable.