Desde el año 1998, cada 7 de agosto en Chile se recuerda el día del dirigente social y comunitario. ¿Por qué celebrar un día como este? Los dirigentes sociales representan el contrapeso social que toda democracia debe tener. Las democracias deben tener competencia, alternancia en el poder, libertad de expresión, pero también contar con dirigentes sociales que representen aquello que no necesariamente se representa a través de los líderes o representantes políticos.
Son los sostenedores de la democracia, porque motivan la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos, defienden los intereses de sus barrios y comunidades motivando la defensa colectiva de los proyectos que privilegian el bien común. Su única camiseta es el barrio, su organización, su territorio, la democracia por medio de ellos toma forma y vida, son la expresión genuina de la democracia participativa.
Son los representantes del sufrimiento y de la angustia de muchas personas que no tienen casa propia, caminos pavimentados, agua potable, caletas de pescadores, alcantarillado, sede social.
Ocasionalmente, deben oficiar de sicólogos, asistentes sociales u orientadores ante sus vecinos para ayudar en aquello que las autoridades, políticos y profesionales del servicio público no visualizan porque forma parte de lo que hay detrás de una petición, de una reunión, o de una solicitud ante una autoridad. Otra razón para recordar y reconocerlos es por la "voluntariedad de su trabajo". No reciben remuneración alguna por desempeñar su labor, muchas veces dedicando toda una vida al servicio de los demás. Son testigos de alegrías y frustraciones impulsando proyectos para su comunidad.
Finalmente, tres desafíos para apoyar la labor del dirigente social. El primero es avanzar en políticas públicas que garanticen al dirigente social la participación ciudadana como un derecho y no como un favor concedido de autoridades. Para ello hay que avanzar en políticas regionales y locales de participación ciudadana. Segundo, avanzar en garantizar la capacitación dirigencial como un derecho permanente al cual puedan acceder para perfeccionar su labor. Tercero, avanzar en mecanismos de protección social o seguro social ante posibles inconvenientes o accidentes que pudieran ocurrir en el desempeño de su labor.
Egon Montecinos M.
Cientista Político