LA ESTETICISTA KARINA RIVERA VUELVE CON MÁS ENERGÍA A DESARROLLAR SU TRABAJO
RETORNO. La crianza de sus hijos la impulsó a vender su antiguo emprendimiento y tras casi un año retomó su vocación y hoy trabaja en Lenny Salón.
El 30 de junio de 2014, en el local número 2 de la Galería Alemania, abría sus puertas la peluquería y estética "La Bella Época", emprendimiento con el que la profesional Karina Andrea Rivera Pérez materializaba un deseo que venía abrigando desde hacía años. Posteriormente, se trasladó a un centro comercial ubicado en El Bosque Sur y consiguió reunir una numerosa clientela; sin embargo, tras casi un año de funcionamiento decidió vender el giro y se volcó al cuidado de su familia.
Luego recobró ánimo y en noviembre del año pasado retomó el rumbo, volviendo a trabajar como esteticista, esta vez para Lenny Salón, cuya propietaria es Lenny Hernández.
Con "La Bella Época" habías logrado tener un espacio propio y una nutrida clientela. ¿Qué te hizo abandonar el rubro?
-Bueno, por casi un año funcionó este emprendimiento y me fue bastante bien. Pero la crianza de mis hijos, una niña de 10 años y un pequeño de 5 años, se me hizo más absorbente y se transformó en incompatible con mi trabajo. En ese momento, me fui a un retiro espiritual a Brasil y de regreso, vendí el local.
¿Qué te motivó a retomar tu trabajo, considerando que tenías razones poderosas para dejarlo?
-Estuve casi un año en casa, dedicándome a mi familia, mi marido y mis hijos. Pero me volvió el anhelo de trabajar, porque la estética es mi vocación, lo que me gusta hacer; y también quería recuperar a mis clientas, muchas de las cuales no saben dónde estoy actualmente.
Cuéntame, ¿cómo fue el proceso de recuperar tu actividad laboral?
-Por casualidades de la vida, me reencontré por Facebook con Lenny Hernández, una estilista a quien yo conozco desde hace 10 años, cuando ambas prestábamos servicios en una peluquería. Ella instaló Lenny Salón, en Cochrane con Philippi, y le pedí la oportunidad de trabajar con ella como esteticista.
Con mi llegada, se incorpora un área que no existía en el local: la estética integral, de manera que mi trabajo complementa los servicios que tiene Lenny, relacionados con su labor de estilista.
¿Cuáles son tus servicios en Lenny Salón?
-Ofrezco yesoterapia, maderoterapia, limpieza facial, máscaras tensoras, drenaje linfático, masaje de relajación y masaje reductivo, y dentro de éste tengo masajes con café y maqui.
Ante todo, debo recalcar que mi trabajo es personalizado, y mi plus es que a diferencia de la mayoría de mis colegas en el rubro, uso mis manos para desarrollar. Ahora se prefiere la aparatología, que el uso de máquinas para hacer los servicios.
¿Por qué se prefieren las máquinas?
-Hay algunas razones, como por ejemplo ir a la vanguardia; además, el trabajo manual desgasta mucho. A pesar de esto último, yo decido seguir usando mis manos, porque además de entregar un servicio, me gusta dar calidad en la atención: mis clientas, además de buscar mejorar estéticamente, también buscan ser escuchadas y recibir palabras de aliento. Entonces, puede decirse que mi trabajo es de piel y quiero que mis clientas se vayan bonitas por fuera y por dentro.
¿Por qué las personas deberían optar por atenderse contigo?
-Bueno, tengo 11 años de experiencia en el rubro: me formé como esteticista integral en la Academia Rinet Ortiz, di mi examen ante el Servicio de Salud de Temuco (Araucanía Sur) y constantemente me estoy perfeccionando con el Laboratorio Dermik de Levinia Manfredini, quien formó el primer centro de formación de estética en Chile.
Ésa es una razón. Además, los servicios que ofrecía en "La Bella Época" están renovados, el espacio donde trabajo es acogedor, está ubicado muy cerca del centro y cuenta con estacionamiento; y quienes se atiendan conmigo no sólo recibirán un servicio de calidad, sino también una palabra cariñosa y se sentirán como en casa.