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ENTREVISTA. iñaki moulián, historiador y documentalista:

"El cine también puede ser una potente herramienta de investigación social"

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Daniel Navarrete Alvear

A seis años de haber ganado Surdocs, el Festival Internacional de Cine Documental de Puerto Varas con "Amargos", Iñaki Moulián volvió a sumar un nuevo premio a su filmografía.

En el reciente 50° Festival Internacional de Cine de Viña del Mar logró el primer lugar de la categoría Obras Regionales con "La isla y los hombres", un crudo registro a la realidad de los buzos de la Isla Guafo (al sur de Chiloé). El filme muestra la labor de extracción del alga luga roja para su exportación y los riesgos y precariedades de faenas que suelen durar doce horas mar adentro.

Es también el retrato de una realidad con la que Moulián (historiador de la Dirección Museológica de la Universidad Austral de Chile) comenzó a relacionarse en 2013. Ese año inició una serie de viajes a la isla que hasta la fecha también han dado como resultado cinco registros audiovisuales breves y el documental "Wuafün colmillos" integrado en formato DVD al libro "Guafo la isla de los colmillos" (Arte Sonoro Austral).

-¿Cómo es la imagen de Guafo que proyectas en tus documentales?

-Desde mi perspectiva trato de hacer un representación de las sensaciones que tengo como sujeto que observa la realidad. Es decir, para mí no existe una realidad única, sino múltiples formas de comprender las cosas. Yo ingresé a la isla y me sucedieron cosas que trato de expresar a través de la imagen y el movimiento. Igual, es una experiencia única, una isla perdida en la Patagonia, gente que expone su vida todos los días por un alga que se exporta al extranjero, gente sometida y libre al mismo tiempo. Sometida porque es el mercado neoliberal el que genera estas condiciones laborales, la presión sobre los cuerpos de buzos que todos los días pasan entre 7 a 8 horas bajo el mar. Sus pulmones terminan transformándose en agallas. Mientras nosotros vemos en la televisión huracanes en el norte de nuestro globo, se deja de mostrar los propios, huracanes de la desigualdad, de discriminación, de ceguera, de desconocimiento.

-¿Qué tanto ha cambiado tu percepción del territorio?

-Cuando uno frena y se detiene a observar, se da cuenta de otras cosas, de detalles que reflejan el habitar y las diversas conexiones con el territorio. Creo que esa es la misión de todo documentalista. Observar y descubrir nuevas formas de ver el mundo. La isla es un lugar complejo donde confluyen diversas fuerzas. Por un lado están los buzos que trabajan allí entre octubre y mayo viviendo en sus lanchas con sus propias dinámicas, con sus memorias propias y sus relaciones con la isla. Esta sus comidas, sus risas, sus juegos. También están los peligros.

- ¿Fue complejo meterte en la intimidad de los habitantes de la isla?

-En realidad mi objetivo no fue meterme en la vida de otros. Sino más bien pensé en un viaje que abriera puertas. Y bueno, vas caminando y te encuentras con gente que quiere decir cosas. El cine, en este sentido, no sólo es útil para el alma sino también puede ser una potente herramienta de investigación social. Y así nos fuimos vinculando con las personas y las cosas, con las prácticas sociales y con los sentires, con las memorias que entregan significación a los lugares. Así uno va aprendiendo sobre cómo es vivir y pensar el mundo desde las lanchas o desde las profundidades del océano.

Responsabilidad

Con los diversos registros audiovisuales sobre Isla Guafo y el libro donde aporta con fotografías, Moulián se ha vuelto un custodio de la historia de ese territorio. Por lo mismo, reconoce una responsabilidad por contar esas historias, hasta ahora, anónimas. "La responsabilidad nunca se acaba, porque uno hace amigos con gente que ocupa esos espacios en un habitar permanente. Es una responsabilidad desde la amistad, desde el conocimiento y la comprensión de los complejo problemas que afectan a la pesca artesanal, a los pueblos de pescadores, a los buzos y sus riegos. Es un compromiso con nombre y apellido", dice.

-¿Qué es lo que más te ha sorprendido en tus investigaciones documentales sobre el vínculo del hombre y el mar?

-A mi me pasa que muchas cosas me sorprenden, de hecho, muchas de mis investigaciones parten desde la sorpresa. Ese es el primer punto. Muchas veces esas sorpresas nacen producto de casualidades. En mi película 'Amargos' hicimos una observación de un pueblo a punto de desaparecer, una de las caletas más antiguas de la bahía de Corral era tapada por acopiaderos de chips. Por otro lado, en 'La isla y los hombres' nuevamente vemos a pescadores, ahora en un constante vaivén que revuelve nuestro universo. Creo que mis documentales en este contexto son fuertemente políticos, en el sentido que tratan de mirar situaciones complejas, mundos que colapsan o en estado de conflicto. Poderes que no vemos pero que mueven hilos ocultos. En mis películas las fuerzas entran en colisión profunda, como si fuera una poética del colapso.

"Mis películas están hechas para las personas y las comunidades que observo, todas ellas pequeños universos en estado de colapso". "Es la hora de repensar el rol social del cine y también repensar el rol social del arte en su conjunto. No encuentro que haya una sensibilidad especial de la sociedad chilena para con las sociedades costeras"."