La tecnología de biorreactores y/o bioprocesos tiene una tradición milenaria beneficiando a la humanidad con productos como leche, queso, pan y vino. Su avance no deja de sorprender con innovaciones en alimento, medicina y tejido de órganos.
Un biorreactor es un recipiente que mantiene un ambiente activo biológicamente. Es generalmente de acero inoxidable, con entradas y salidas para sensores, actuadores e intercambios de masa y energía. Su uso original fue científico. Después, la ingeniería lo transformó en un sistema de producción. Milenario es el barril donde las levaduras vínicas fermentan los azúcares y producen "bebidas espirituosas". Ejemplo sureño es la tinaja donde fermentan pepinos, coliflores y zanahorias para producir pickles. El chileno Pablo Valenzuela utilizó levaduras modificadas genéticamente para producir insulina artificial en su empresa estadounidense Chiron. Eso mejoró la calidad de vida de millones, porque, antes, los diabéticos insulino-dependientes debían conseguir extractos de cerdo e incluso de cadáveres humanos.
Biorreactora es "La magia del sur" capaz de procesar pasto y transformarlo en leche. La vaca tiene un sistema digestivo con cuatro compartimientos donde se controla temperatura, acidez ó pH, biomasa y muchas variables. Así mantiene a variados microorganismos que degradan la celulosa en otras moléculas. Basada en este ejemplo natural, en los noventa, la empresa argentina Biosidus "fabricó" terneras transgénicas que producían proteínas humanas como hormona de crecimiento o insulina en sus ubres. Luego, la leche se purificaba y dosificaba para inyectarse en la sangre del paciente. En Europa se desarrolló "Golden Rice", un arroz con proteínas extras que previenen la ceguera por carencia de vitamina A. En España, Aglaris Cell presentó un biorreactor continuo para desarrollar cultivos automatizados de células madre, que pueden derivar en cualquier tejido corporal -excepto placenta- como médula ósea para trasplante e incluso en pulmón o hígado. Obviaron el uso de tripsina, que es tóxica.
Finalmente, Nasa desarrolló un nuevo tipo de biorreactor, totalmente automatizado, que cultiva células de tejido óseo, de corazón, ligamentos e incluso tumores cancerosos para estudio y terapia. Y, obvio, se prueba en el espacio. Pero, claro, Hollywood lo anticipó.
Jorge Gatica Miranda
Director de Vinculación con Empresas U. San Sebastián