100 años de Thelonious Monk
No sólo Violeta Parra cumpliría 100 años este mes. Otro grande (en otras latitudes) habría alcanzado la centena: se trata del pianista norteamericano Thelonious Monk (1917-1984). Nacido en el seno de una humilde familia de Carolina del Norte, en Estados Unidos, dio sus primeros pasos tocando el órgano en la iglesia bautista local. Durante las décadas del 30 y del 40, ya en el circuito jazzista neoyorquino, su talento fue reconocido por pocos y despreciado por la crítica. Poco ayudaba su personalidad parca y antisocial, la cual con los años se tornó depresiva y con tendencia a la esquizofrenia. Sin embargo en los años 50, con una serie de geniales discos a su haber, conquista al público y a la prensa especializada llegando a ser portada de la revista Times. Hoy día nadie duda de su legado y es uno de los principales referentes del jazz a nivel mundial.
La música de Thelonious Monk es, incluso para los recién iniciados, fácilmente reconocible; el pianista con naturalidad logra ese anhelo del artista: encontrar su propia voz. En tiempos en donde la tendencia en el jazz era aumentar los tempos poniendo a prueba la destreza del intérprete, él prefiere desafiar las reglas establecidas (hasta ese entonces) en cuanto a armonía y melodía. Encuentra en la disonancia una poderosa arma musical y le da un uso estético absolutamente novedoso, en donde el piano por momentos se transmuta en un instrumento de percusión. Otro sello distintivo es el uso dramático del silencio: "No lo toques todo (o todo el tiempo); deja que se te escapen algunas cosas. Alguna música es sólo imaginada. Lo que no tocas puede ser más importante que lo que tocas", aconseja a sus compañeros de banda.
Más allá de estas consideraciones artísticas hay algo más significativo: su música -como lo fue el jazz en sus orígenes- es música para todos. En el centro de sus composiciones e improvisaciones hay buenas melodías.
En estos días, y luego de un complejo proceso de evolución, el jazz se ha dividido en una infinidad de subgéneros donde la medida de la calidad es, muchas veces, las capacidades acrobáticas en el manejo del instrumento. Más peligroso aún, es que sea considerado un estilo sólo para une élite de "iluminados". La figura gigante de Thelonious Monk nos recuerda que el jazz fue originalmente música popular.
El escritor argentino Julio Cortázar, luego de verlo en un concierto en París, lo describe así: "Sentimos el vacío de Thelonious apartado del borde del piano, el interminable diástole de un solo inmenso corazón donde laten todas nuestras sangres, y del piano, el oso se balancea amablemente y regresa nube a nube hacia el teclado, lo mira como por primera vez, pasea por el aire los dedos indecisos, los deja caer y estamos salvados, hay Thelonious capitán, hay rumbo por un rato".
Pasará sus últimos años retirado y recluido a causa de sus trastornos mentales. Vale la pena recordarlo escuchando una de sus últimas grandes grabaciones: "Underground". La portada de este disco presenta una ilustración enigmática y a la vez reveladora: Monk es un soldado atrincherado de la resistencia francesa en la Segunda Guerra. ¿Será esta imagen una metáfora de su posición frente al rumbo que por aquellos años tomaba el jazz?
Ingeniero
Juan Ignacio González