Es tiempo que aprendamos a fracasar y que comencemos a construir desde los errores, como parte de un espiral de buenas y malas decisiones. Normalmente se acepta que el fracaso es un concepto asociado al "no ganar", pero ¿qué entendemos por ganar?
Desde el colegio estamos acostumbrados a vivir bajo un sistema que castiga severamente el equivocarse, el correr riesgos, los errores, la innovación en su más noble y puro estado, entonces nos enfrentamos a un desafío mayor: el de derribar el mito que el aprendizaje significativo está sólo en el éxito, y el conocimiento, en el no cometer errores.
¿A quién le gusta fracasar?, ¿Quién toma el fracaso con entusiasmo?, sin duda nadie, pero la elección de cómo masticar, digerir y vivir ese fracaso es el punto de inflexión entre aceptar el error y quedarse a vivir en él.
Esa simple elección de decidir cómo se enfrenta este humano y valiente proceso, es en parte la forma en como cada uno de nosotros, decidimos levantarnos día a día, o dicho en otras palabras, nuestra actitud. La actitud nos define como seres humanos, pero también tiene la posibilidad de abrirnos nuevas formas de aceptarnos y aceptar lo que no nos resultó como queríamos, lo que nos disgusta, incluso lo que no podemos controlar. El fracasar -y todo el estigma social que esto conlleva- es claramente ese talón de Aquiles, al momento de buscar la validación tantas veces esquiva entre nuestros pares, jefes o quienes pueden parecer una amenaza, ya que el fracasar es una idea también asociada a la debilidad y la falta de pulcritud en la ejecución.
La musicóloga Eloise Ristad, declara: "Cuando nos damos permiso para fallar, al mismo tiempo nos estamos dando permiso para superarnos"; es ése justamente el motor para encender la motivación de seguir más allá, para aprender de los errores, y volver a intentarlo, y cuando este último intento no sea lo suficientemente fructífero… ¿Adivinen qué?, es hora de rearmarse, aceptar lo aprendido y embarcarse nuevamente en el camino al éxito.
Es cierto, a nadie le gusta fracasar, nadie va a esperar un fracaso como resultado, pero es nuestra elección el decidir que a través de cada equivocación, está a la mano una nueva oportunidad, una insuperable nueva fuente de aprendizaje; permitámonos fracasar y entender que el fracaso sólo será fracaso si se decide que así sea.
Francisco Videla Cáceres Director de Desarrollo Estudiantil USS Valdivia