Alerta por el Volcán Villarrica
Las medidas de coordinación y prevención tomadas en Los Ríos no son alarmistas, sino las acertadas para este tipo de casos. Se trata de uno de los volcanes con mayor registro histórico de erupciones de Sudamérica y, por lo mismo, hay sobre él un monitoreo constante.
La declaración de alerta amarilla por la actividad sísmica en aumento detectada en el Volcán Villarrica es una medida de prevención acertada, que en ningún caso busca generar alarma en la población, sino informar sobre un riesgo y activar eficazmente los mecanismos existentes para enfrentarlo.
La meta es que la comunidad sepa que existe un peligro, que tome medidas y que pueda reaccionar a tiempo en caso de necesitarlo, tal como lo hizo en marzo de 2015, cuando el volcán hizo erupción y se logró manejar la emergencia con cautela, orden y sin tener víctimas que lamentar.
Cuando se habita en un paisaje como el del sur de Chile, esculpido gracias a la fuerza volcánica, se sabe que estos fenómenos son parte de los ciclos naturales con los cuales se debe convivir. Ellos constituyen una realidad que no es trágica en sí misma, ni dañina. Se convierte en ello solamente cuando se minimizan sus alcances o se descuidan las prevenciones.
En atención a lo anterior es que no resultan justas las críticas escuchadas respecto de causar alarma innecesaria o que una medida de seguridad como ésta afectará la temporada turística. Por supuesto que puede haber temor de visitantes desinformados, pero el mensaje es para aprender a enfrentar una situación normal y no para evitarla, u obviarla, como si no existiera.
Se sabe que el Villarrica está activo y que no es simplemente una montaña hermosa más de las que tenemos alrededor. Al contrario, es uno de los volcanes con mayor registro histórico de erupciones de Sudamérica y, por lo mismo, se mantiene sobre él un monitoreo constante, que permite habitar a su lado tomando los resguardos requeridos, como los simulacros de evacuación efectuados recientemente en Coñaripe y Liquiñe.
En este caso, la situación tiene tres posibilidades: que la actividad aumente, se mantenga sin variaciones o disminuya paulatinamente. Es decir, la alerta amarilla podría perfectamente pasar, sin que escale a mayores. Pero si no es así, es mejor saber cómo actuar y tener las coordinaciones oficiales activadas.
No se equivoca quien previene. Pero sí comete un error quien relativiza riesgos, aún contando con antecedentes suficientes a su alcance.