Claudia Muñoz David
Hace dos meses una cajera de supermercado, en Valdivia, recibió un piedrazo. Antes había discutido con un cliente, porque solo podía entregarle una bolsa plástica. El cliente la amenazó. Minutos más tarde una piedra fue lanzada fuertemente desde afuera del supermercado y llegó hasta la caja. La cajera no recibió el impacto, pero sí estuvo asustada durante todo el día y muchos días más.
La encargada de aseo de otro supermercado valdiviano fue amenazada por un cliente al que habían detectado robando. El sujeto la acusó de haberlo delatado, la insultó y le dijo que la esperaría afuera del recinto cuando terminara su jornada laboral. Fueron realizadas las denuncias a la policía, pero ella igualmente debió ser trasladada de local.
Una empleada de rotisería de otro de estos locales comerciales, además de insultos, ha tenido que terminar limpiando los productos -pan, cecinas- que le han lanzado al suelo e incluso a la cara. A las dependientes les han lanzado botellas de vino y huevos.
En la sección de vestuario de otro supermercado, una vendedora fue insultada porque le pidió a la madre de un niño que éste no desordenara un estante que recién había sido instalado. La vendedora terminó llorando en el sector en la zona de los probadores, luego de que incluso la amenazaran con golpearla. Estas historias fueron relatadas por las personas que las vivieron. Sin embargo, prefirieron no dar a conocer sus nombres.
La presidenta del Sindicato N°2 de Unimarc, Viviana Delgado, relata que estas situaciones ocurren todos los días y a cada momento en los supermercados de la región de Los Ríos. "Es peor en fin de año, porque todos están estresados y quieren hacer todo muy rápido. Después viene el verano, cuando llegan clientes de otras ciudades y no entienden algunas de las reglas que tenemos, como la de entregar menos bolsas plásticas", contó.
Reunión
Por estas razones, las dirigentas sindicales de los supermercados Unimarc, Mayorista 10 y Líder se reunieron con las secretarias regionales ministeriales del Trabajo y Previsión Social y del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género. También estuvo presente un representante de la Mutual de Seguridad.
Luego de la reunión, la seremi del Trabajo, Ana Sáez, indicó que "hemos tomado conocimiento hace algunos días sobre la situación que afecta a los trabajadores del comercio por parte de algunos clientes de esos locales, lo que va desde insultos y descalificaciones hasta agresiones físicas y psicológicas y amenazas. Decidimos intervenir porque nos parecen realmente grave este tipo de acciones y no las vamos a permitir".
Destacó que el Ministerio del Trabajo se encuentra en la etapa de implementación de la Política Nacional de Salud y Seguridad en el Trabajo, la cual busca establecer una cultura preventiva en materia de salud y seguridad. "En ese sentido, incluiremos en los programas regionales las medidas que nos permitan terminar con estos abusos", dijo Sáez.
La razón por la cual en la reunión estuvo presente la seremi del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, Jéssica Salinas, es porque en la región el 80 por ciento de los trabajadores de estos establecimientos son mujeres y el 62 por ciento son jefas de hogar. La seremi Salinas expresó: "Rechazamos toda forma de violencia a las personas y desde nuestro ámbito de acción tomaremos todas las medidas para terminar con esta silenciosa violencia, que afecta tanto a hombres como mujeres y nos sumaremos a esta mesa de trabajo para colaborar y aportar desde nuestras facultades".
Malos tratos
¿Cuándo comenzaron los malos tratos? La presidenta del Sindicato N°2 de Unimarc, Viviana Delgado, expresó que "esto ha pasado siempre, pero últimamente se ha agudizado más por los cambios que han habido, como es el tema de las bolsas limitadas y el redondeo de los vueltos. En cuanto a eso, nosotros sentimos que hubo pocas campañas para visibilizar las situaciones que se venían. Hoy hay clientes que llegan a comprar a supermercados sin bolsas y en locales chicos las bolsas de género se terminan. Los clientes se molestan y dejan los artículos botados o comienzan a discutir con las cajeras. No entienden que la cajera no es la responsable de la medida y al final terminan desquitándose con ellas. La agresividad es tremenda y sentimos como dirigentes sindicales que hay una falencia por parte de quienes tomaron la decisión de reducir las bolsas. Nosotros entendemos y estamos de acuerdo con lo importante que es para el medioambiente, pero son los clientes los que tienen que entender las medidas".
Lorena González, presidenta del sindicato del supermercado Mayorista 10, contó que "a los problemas de maltrato de los clientes se suman problemas laborales. En los supermercados hay poco personal y a veces trabaja una persona por turno. Cuando una trabajadora está sola debe realizar muchas tareas, las que no se pueden hacer tan rápido. Al final es agredida verbalmente por los clientes. Hemos solicitado que se contrate a más personal, porque no se da abasto. Hoy una misma persona puede estar en sala, después reponiendo, después en rotisería, por el tipo de contrato que tenemos. El problema es que se genera más estrés, todo es lento y son los clientes los que terminan enojados. Al final, colocan reclamos en el libro contra la empleada porque lo 'atendió mal', pero en realidad están enojados con el sistema del supermercado. El hilo se corta por lo más delga''do". Oriana Paredes, dirigente SIL del Holding de Walmart, expresó que "el estrés repercute en las familias de los trabajadores de supermercado. Tenemos doble o triple carga laboral y se ha mermado casi el 40 por ciento de los trabajadores por cada supermercado. Esto también pasa en el retail, no solo en los supermercados. Esto nos agrede", explicó.