Campaña de Navidad
Quisiera agradecer públicamente a quienes hicieron posible el Programa Mas Amor en Navidad por noveno año consecutivo en la ciudad de Valdivia. Este es un programa social de la iglesia Adventista que se realiza en conjunto con la comunidad.
En septiembre se comienza con la recolección de alimentos en supermercados Santa Isabel y Unimarc de Valdivia. Por otro lado se encuestan las familias que serán beneficiadas. Además, por tercer año hemos recibido la donación de 100 cajas de leche en polvo por parte de la empresa Colun.
Se comienza también la difusión en medios locales, agradecemos en especial a Pablo Quintana que año a año ayuda en la difusión en textos e imágenes.
Este viernes se entregaron regalos y canastas familiares en Villa Huidif. El sábado en la mañana se entregaron regalos para 127 niños y canastas a sus familias,hubo una donación dirigida de alimentos y regalos desde el Instituto Garden College de La Unión hacia la comunidad haitiana que atiende la Iglesia Adventista. Por la tarde se hizo la entrega de los regalos en Conin que atiende aproximadamente a 20 niños.
Agradecemos a cada persona e institución que estuvo involucrada, donando regalos, alimentos, su tiempo en la recolección, invitación y decoración del gimnasio para este evento. Un agradecimiento especial a Afi Los Ríos que nos ayudó en la imágenes.
Sin duda Juntos Podemos Hacer más por el necesitado, mostrando lo que Jesús haría por los demás, dejando de lado el consumismo y el egoísmo que tanto absorbe a esta sociedad.
Que Dios les bendiga a cada uno y permita que sigan año a año colaborando y sumando a sus amigos, colegas y familiares en esta importante obra de ayuda al prójimo.
Agustín Hermosilla (Pastor) Gloria Vergara (Coordinadora) Programa Más Amor en Navidad Iglesia Adventista Valdivia
Discursos racistas
Una de las cosas insólitas que tuvo la campaña electoral que acaba de concluir fue el hecho de que quienes enarbolaron, con más vehemencia, discursos antirracistas, finalmente, terminaron haciendo una lectura racista del electorado.
Luis R. Oro Tapia Escuela de Cs. Políticas, U. Central
Acreditación hospitalaria 2.0
Hace unas semanas se cumplieron cinco años desde la promulgación de la Ley y Reglamentos de Acreditación de Prestadores de Salud para hospitales, clínicas y centros de atención ambulatoria.
Esta norma se estableció como un requisito para aquellos prestadores que estuviesen postulando a otorgar prestaciones en el Plan AUGE. Posteriormente, se transformó en una auténtica "Certificación de la Calidad" de todas las instituciones prestadoras de salud del país, lo que ha significado un enorme esfuerzo organizacional para quienes pretenden obtener esta acreditación.
Prueba de ello es que los plazos inicialmente establecidos para obtenerla fueron sucesivamente postergados ante la evidencia de las importantes limitaciones que tenían para cumplir sus exigencias, especialmente los grandes hospitales del sector público.
En la actualidad, según la Superintendencia de Salud hay 338 hospitales públicos y centros privados que han logrado su acreditación. No obstante, varios la han perdido debiendo repostular a la renovación, la cual es bastante más exigente que la original debido a que las exigencias son progresivas a lo largo del tiempo. El aspecto que no está claro es si este complejo sistema efectivamente ha impactado en mejores resultados sanitarios y clínicos para los pacientes.
El proceso en sí tiene un muy fuerte componente referente a la estructura de la institución, por ejemplo: sistemas de esterilización, eléctricos, acreditación de los profesionales, registros clínicos y manejo de farmacia, entre otros. Y en los protocolos internos de la operación de la organización están: protocolos de admisión de pacientes en la urgencia, de traslados, de control de infecciones, etc.
Para el año 2018, un buen proyecto sería hacer más exigente el proceso de acreditación, pero en lo que realmente importa a los pacientes: los resultados clínicos por los cuales concurren a solicitar ayuda.
Ya existe información acerca de algunos aspectos, especialmente en el área de las infecciones intrahospitalarias, pero es perfectamente factible extender la exigencia de registrar estos resultados para efectos de la acreditación. Estos deberían ser indicadores de indudable relevancia para los pacientes (mortalidad, complicaciones del tratamiento o reingresos, entre otros), pero además deben ser indicadores claramente identificables y comprensibles para pacientes y funcionarios.
También sería un paso muy relevante hacia la trasparencia y participación de la comunidad, que los resultados de estos indicadores de calidad fuesen conocidos públicamente. Los chilenos tienen derecho a saber que una determinada prestación en determinado hospital es dos o tres veces más riesgosa que en otro lugar. Obviamente que estas propuestas no son populares ni fáciles de implementar, pero deberían estar en la próxima agenda de salud si de verdad queremos avanzar hacia una acreditación hospitalaria 2.0.
Manuel José Irarrázaval Director IPuss. U. San Sebastián