Q uisiera decirlo de otra forma, pero es la realidad: El panorama para quienes sufren alguna discapacidad es poco alentador. Por eso, noticias como la entrada en vigencia de la Ley de Inclusión Laboral, son pequeñas pero significativas luces de esperanza.
La Organización Mundial de la Salud sitúa a la población discapacitada en un 15% en el orbe. En Chile ésta es de casi 2,5 millones de habitantes, o sea, el 7% de los chilenos.
De ellos, 983 mil presentan dificultad física y/o de movilidad (46,3%); 890 mil tienen ceguera o dificultad incluso con lentes (42%); 488 mil 500 tienen sordera o dificultad incluso con audífonos (23.05%); 373 mil 500 tienen problemas psiquiátricos, mentales o intelectuales (17.63%) y 217 mil 600 compatriotas presentan mudez o dificultad de habla (10.27%).
La cosa no mejora en lo sectorial. En salud, el 94% de los mayores de 24 años nunca ha recibido atención de salud y rehabilitación; el 56% es indigente y, en el mejor de los casos, usuario del sistema público. El 42% de los discapacitados en Chile no alcanza a terminar la educación básica. El 81% vive de la Pensión Básica Solidaria, en tanto que el 19% ni siquiera califica para ella.
En el mercado laboral, las estadísticas oficiales hablan de 1 millón 625 mil personas mayores de 15 años que, estando en edad de trabajar, no encuentran empleo. Las cifras no oficiales en tanto sitúan la cesantía por arriba del 90%. Nueve de cada 10 discapacitados tienen un empleo informal mientras que sólo uno accede a un contrato como corresponde.
No era mi intención abrumar con datos duros, pero los creo necesarios para dimensionar la magnitud del problema, como asimismo la importancia de soluciones como la Ley de Inclusión Laboral que, desde el pasado 1 de abril, obliga a las empresas que cuentan con más de 100 trabajadores, a reservar al menos el 1% de su dotación a personas con algún grado de discapacidad psíquica, física o sensorial.
Y si bien este porcentaje puede parecer ínfimo, es un tremendo avance respecto de lo que había. En Los Ríos beneficiará directamente a unas 200 personas. Son 200 familias con más herramientas para superar la pobreza de oportunidades, que es la que más suele abundar.
Ojalá en un futuro cercano dejemos atrás la necesidad de imponer porcentajes mínimos de inclusión.
Bernardo Berger Fett
Diputado de la República